...
De Corazón
Ha caído la noche, se siente diferente a las lunas pasadas, volviendo la creciente felicidad una emoción sin final; le doy otro sorbo a la bebida humeante, sentada en posición de indio sobre el sofá, avistando hacia el ventanal. Estoy viviendo un cuento de hadas, es solo el principio, no dejo de pensar en lo que vendrá, auguro cosas buenas.
Intento no reflexionar en la actitud de mamá cuando se entere que tengo una relación con Niccolò. Pero no me importa lo que piense al respecto, yo quiero a Nic, sin interés en medio. Es amor real y sincero, conceptos que ella no entenderá.
—La cena está lista —da el aviso, apareciendo en el living.
—Huele muy bien —lo acompaño a la cocina, me acomodo en un taburete, él a mi par.
—Maccheroni alla molisana, ¿lo habías probado?
—¿Es macarrón? —inquiero curiosa.
—Sí.
—Pero no lo he visto así, se ve apetecible y huele muy bien.
—Mangia un po'
Nos quedamos un poco más, después de comer, sumidos en una plática distendida, es agradable verlo abierto a mí, podemos hablar de cualquier cosa y no pasa nada. Aunque un tema al que no recurro es hablar sobre esa doctora Milman, no sé quién es, no sé qué significa para Niccolò. Es muy pronto para adentrarme en ese tema, siento que puede ser muy delicado y estropear la amena conversa.
—Me gustas mucho, ¿lo sabías? —susurra, toma mi mano y acaricia el dorso, ya arden mis mejillas, aún no me acostumbro a esta faceta de Niccolò, pero me encanta.
—Me pasa lo mismo por ti, Nic —me atrevo a darle un beso corto en los labios —. Te quiero.
—Puedes quedarte esta noche conmigo, pero entenderé si no quieres, ¿sabes que? Creo que es algo precipitado, sí, ha sido...
—Nic, basta. Me quedaré contigo, ¿vale?
Asiente y me regala una sonrisa tímida.
Su teléfono empieza a sonar, mira la pantalla y su expresión cambia, entonces me ve, se aclara la garganta y finalmente se levanta del taburete.
—Disculpa, debo contestar —avisa antes de alejarse.
Ha de ser algo muy personal, espero no se trate de algo malo. Suspiro hondo.
Después retorna, como si nada, puedo estar segura de que no ha surgido nada de que preocuparme.
—¿Nos vamos a dormir?
—Vale.
...Estoy acurrucada a su lado, hace rato que acaricia mi hombro, que no se duerme, yo tampoco concilio el sueño; de un momento a otro estoy metida en el futuro, sé que mi progenitora pensará que estoy con Niccolò por interés, no debería de afectarme lo que piense, pero sí me traspasa, me preocupo por lo que dirá.
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El Chico Delle Fragilità ©
RomanceNo creyó que vivir bajo el mismo techo que un taciturno y peculiar joven le cambiaría la vida. Niccolò Rossi, su nuevo compañero de piso solía ser retraído, lejano y hermético. Y, ella estaba ahí, atraída por el muchacho que suponía, encerraba en s...