«V E I N T I U N O» /Clara

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Primavera

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Primavera
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A mediados de Mayo la primavera reina con ahínco. El panorama ilumina mis orbes, extiende una sonrisa en mi rostro. Otro día más viviendo este equinoccio, es agradable sostener una taza de café, tener tiempo de sobra, y mirar a través de una curva de cristal, el fondo de la ciudad en su apogeada estación.

Me fascina, describo ese encanto con un buen ánimo. Aún tengo chance de admirar, entro a mis clases a las once. Es otra cuestión que me brinda felicidad, poder hacer lo que me gusta, sé que esto no habría sido posible sin la ayuda de mamá. Pese a todo ha transformado una parte de mi vida para mejor, dándome la posibilidad de convertirme en una artista.

He renunciado a la boutique, de lo contrario me sería imposible estudiar.

Combinar el trabajo y los estudios no sería un problema para mí, sucede que el horario choca, lo que me obligó a dejar la boutique y enviar currículum a lugares en ascenso. Con mi inexperiencia, es más difícil conseguir un empleo, uno que se ajuste a mí. Espero encontrar uno esta semana, ya van cuantiosos intentos fallidos, pero no me doy por vencida.

Me giro y voy al living, le doy un sorbo a la humeante bebida. Sostengo que Niccolò duerme a pierna suelta, aún no se levanta, ayer se perdió casi todo el día. De no ser por la mujer de la limpieza que se pasó el día entero aquí, habría estado sola. Claro que no sería la primera vez.

Pero sé que saldrá a un cuarto para las nueve, siempre lo hace, ¿a dónde va? No lo sé, desde que se enfadó por mi imprudencia, ya no me meto en su vida, si no quiere la ayuda de alguien, es su decisión, yo la respeto. Por eso cuando lo veo alicaído, desplomado en su mundo, paso de largo, en el fondo me encantaría retroceder y preguntarle cómo está, me gustaría darle un abrazo y recordarle que no está solo. Evito ese tratamiento de apoyo emocional, sé que me va a rechazar o se cargará en mi contra.

Cuando sus días van aparentemente estables, me acerco más, charlamos, compartimos, incluso planeamos ver algo en la tele. He sabido leer su lenguaje corporal, sé cuando algo no anda bien, mal, o cuando está rozando el fondo. No me deja darle una mano, por eso me aparto, de todas maneras él lo hará.

Hablando del rey de Roma, hace acto de presencia, alistado para su salida "secreta".

—Buen día.

—Hola, Niccolò. Hice zumo de naranja para ti —agrego, evita el café, así que hoy lo tuve en cuenta. Me mira extrañado —. Sí, también tostadas, huevos revueltos y tocino. En mi opinión, quedó bien.

Admito que estoy un tanto nerviosa, hoy decidí hacer el desayuno, incluirlo, porque suelo hacerlo para mí, entonces es solo cereal y leche o un sandwich.

Grazie —expresa, adjunta una sonrisa, suficiente para endulzar mis ojos —. ¿Ya comiste?

—Sí.

El Chico Delle Fragilità © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora