E P Í L O G O

472 44 18
                                    

Dos años después...

El invierno se adueña de todo, es una estación fría, pero aquí dentro en el piso sigue habiendo calidez, por eso no es un problema andar solo con la camisa de Nic; siento que me estoy volviendo adicta a todo lo que tenga su olor, supongo que eso me hace estar muy cerca de él siempre. Y es una sensación maravillosa.

Me alejo un poco, consigo el ángulo idóneo para admirar lo que hice. ¡Dios! El resultado me sorprende. He trabajado arduamente para terminar la pintura; Ruby va a alucinar cuando lo vea, no me aguanto y le escribo un mensaje adjunto a la foto de mi cuadro.

Ahora que ha regresado a la ciudad, ella y su pequeña de casi dos años, sí, al final tuvo una niña, suele estar más ocupada con el trabajo. La relación con sus padres ha mejorado bastante, desde el nacimiento de Paris ha sido así. Mientras que Michael ha brillado por su ausencia desde entonces; Ruby es fuerte, ha logrado olvidar a ese tipo que solo daño le causó.

Lo limpio todo, y guardo mis cosas. Es cómodo para mí tener un espacio para crear, Nic antes se encerraba aquí durante sus problemas, ahora es mi sitio para dejarme llevar y crear una obra de arte. Disfruto mucho el proceso, pero verlo terminado es mi parte favorita.

La galería ya es la próxima semana.

¡Qué nervios!

...

Atravieso el pasillo descalza, avanzando en puntillas. Mi peludito precioso está sobre mí, maullando me pide que lo deje en el suelo, lo hago.

Niccolò está en el living, en su práctica habitual. No importa lo bueno que sea, le gusta perseguir la perfección y darlo todo en cada una de sus presentaciones. Me encanta que disfrute lo que hace, es bueno verlo satisfecho consigo mismo, atrapando objetivos. Soy feliz al mirarlo realizar todo eso que en el pasado no creyó posible. Me recargo de la pared y observo la maravilla que realiza, la melodía es etérea, hermosa y cargada de emoción.

El sonido golpeando las cuerdas, tan suave y sentimental, tan acorde el ritmo y placentero.

Nos gusta mucho, puedo sentir como se mueven dentro de mí, sonrío.

Sigue tan absorto tocando el piano, que no se percata de mi presencia en el salón. Decido ir a la habitación, se me ha ocurrido la grandiosa idea de darle la noticia de otra manera, será divertido y se va a sorprender. Respiro profundo y miro la cajita entre mis manos, mitad rosa, la otra azul. Vuelvo al living, esta vez toca otra pieza, igual de hechizante.

Lo abrazo por detrás y beso su cuello. Deja de tocar, antes de que se vuelva a mí, deposito la cajita cerca del atril, dónde se sostiene la partitura; me pongo en frente con una enorme sonrisa.

—Sorpresa, Nic —emito.

La perplejidad ilumina sus orbes. Toma lo que dejé ahí, la abre y se pone a llorar. Saca un pequeño zapatito azul y uno rosa.

—¿De verdad, Clara? —quiere saber, impactado.

Acordamos no saber el sexo del bebé hasta el nacimiento, pero todo cambió la semana pasada, fui a la cita con Ruby, me enteré de que tendré mellizos, una niña y un niño, según el doctor, ya no tenía sentido ocultar el sexo. Así que planeé esto, decirle sobre la grandiosa noticia de que no solo es un bebés, sino dos.

—Sí, son mellizos Niccolò —le confirmo tocando mi abdomen de seis meses —. Es increíble que a estas alturas el doctor aclarara que tendremos mellizos y no un bebé. Esas cosas también pasan, pero ahora estamos al tanto.

—Estoy procesando todo, piccolina. La verità è che mi sento spaventato, eccitato e non potrei essere migliore. (La verdad es que me siento asustado, emocionado y no podría ser mejor) —dice en italiano, sé muy bien lo que dijo, he logrado un gran avance comprendiendo su idioma.

El Chico Delle Fragilità © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora