La Sex Shop

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Contrario a lo que se pensaría, aquella tienda para adultos estaba abierta al público ubicada en un lugar popular de la ciudad. Era una tienda amplia, bien organizada e incluso tenía aparadores en las ventanas que daban a la calle. Era tratada como algo tan normal como una tienda de ropa, los clientes entraban y salían con confianza y eso era algo que fascinaba a Hector, uno de los empleados del lugar.

Él era un chico honesto con sus pensamientos, decía lo que pensaba, no tenía pelos en la lengua y tampoco vergüenza, por lo que era perfecto para el trabajo. Hablaba de los juguetes, la penetración y el placer con total normalidad haciendo sentir cómodos a los clientes, sin acusarlos con los ojos ni juzgarlos. Eso también lo convirtió en el empleado favorito de los clientes regulares. Básicamente, todo iba bien para la tienda y para él y sólo eso era importante. Mantenía su vida privada de esa forma y nadie sabía ni un poco sobre él fuera del trabajo, los empleados nisiquiera conocían su apellido.

Ese día le tocaba barrer la tienda antes de abrir, así que ahí estaba, pasando la escoba por el lugar mientras su compañero acomodaba nuevos productos. Héctor pasó por la entrada y a través del cristal vio la tienda que abría frente a la suya.

-¡Fabian!

Un chico alto y fuerte se acercó al rubio con un lubricante en la mano

-¿Sí?

-Esa tienda es nueva, ¿no?

-Eso creo

-¿Qué venden? ¿Lencería?- cuestionó mirando los maniquíes en el aparador.

-Creo que es sólo ropa

Por detrás de los maniquíes apareció un chico alto y rubio, bien vestido, que llamó la atención de Hector de inmediato. Estaba decidiendo cómo vestir al maniquí entre las dos prendas que tenía en las manos.

-Termina tú

Hector le pasó la escoba a Fabian y dejó la Sex Shop para cruzar la calle. Ingresó a la tienda de ropa y enseguida sintió el frío del aire acondicionado cubrir sus brazos desnudos. El chico lo miró curioso al ser el primero en entrar y bajó del escaparate para dirigirse al mostrador del lugar

-¿Puedo ayudarte?- preguntó amablemente, a Hector le gustó su voz.

-Tal vez. Soy de enfrente

El chico alto pasó su mirada de las prendas en sus manos al polo rosado claro que traía Hector, en el pecho de éste había bordado un pequeño corazón rojo con cuernos de diablo y una cola.

-Una Sex Shop..

-Así es. Soy Hector

El rubio extendió su mano amablemente pero el otro no le devolvió el saludo, eso extrañó al más bajo.

-Como sea. Bienvenido a la calle. Me gusta el lugar- dijo mirando a su alrededor.

La ropa consistía en camisas, abrigos largos, pantalones lisos, zapatos y camisetas con cuello. Era ropa elegante, para un estilo de vestir específico, y de colores neutros, mayormente café. Algunos pantalones tenían patrones a cuadros al igual que unos pocos pares de calcetines.

-Muy.. característico

-Gracias. ¿Necesitas algo más?- su tono cambió notablemente a uno desagradable.

-Tu nombre si tienes uno y quizás un número de teléfono

El chico tomó una tarjeta del negocio y se la entregó sin decir nada. Hector la tomó y la observó unos segundos, tenía un bonito diseño.

-¿Y el nombre?

-Lar

-¿Lar? Curioso. ¿Cuál es tu apellido?

-Go

-...Oh. Ya entiendo

Hector frunció el ceño, guardó la tarjeta en su pantalón y se dio la vuelta para irse

-¡Un gusto también!- exclamó fastidiado y dejó el lugar.

De regreso en la Sex Shop, le quitó la escoba a Fabian y se puso a barrer furiosamente bajo la atenta mirada del más alto.

-¿Pasó algo?

-¿Quién se cree que es ese franchute? Con su corte raro y cara de caballo- murmuraba Hector mirando hacia el suelo haciendo nubes de polvo.

-¿El empleado es francés?

-Tiene acento, es muy suave, pero pude distinguirlo- comentó deteniendo la escoba y apoyándose en ella con ambas manos en el palo. -¿Cuál es su problema? Lo único que hice fue saludar y presentar...me

Miró el uniforme de Fabian y luego el suyo.

-Ya entiendo

-¿Qué es?

-Ese idiota desprecia nuestra tienda. Estúpida gente reservada, esos son los que avergüenzan a nuestros clientes

-No es el mejor vecino que pudo tocarnos

-No realmente- Hector entonces sonrió divertido y se mordió el labio, -Pero podría ser divertido

-¿De qué hablas?

-¿Tenemos que pedir mercancía?

-Sí, estamos faltos de vibradores

-Excelente. Yo me encargo del pedido y de paso le haré otra pequeña visita a nuestro vecino

Fabián frunció el ceño preocupado cuando notó la sonrisa malvada de Hector, eso solo significaba problemas.

Dark Boyz (Freebatch Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora