「III」Capítulo 20 (Parte 2)

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El séptimo grado fue el inicio de mi descenso a la locura. A tener el pito confundido nada más encender mi computadora. De masoquismo y perras sumisas siendo violadas pasé a ver, más constantemente, esos videos de bastardos que se cogían a otros jotos. Pero a jotos con vestido. Maricas que en serio parecían mujeres. Eran literalmente chicas como cualquier otra, con caras preciosas y tetas grandes. Pero tenían pene. Y algunas se veían igual de excitantes aunque fueran tan planas como Armin. Mujeres, y hombres que parecían mujeres, mezclado con violaciones y BDSM... Todo me daba igual, siempre y cuando gimieran. Y si lloraban era corrida asegurada por mi parte.

Ya adentrado en la red, fue que me di cuenta de que se podía ganar dinero fácil con literalmente cualquier mierda. La foto de unos muslos era suficiente para excitar a algún urgido en alguna parte del mundo. Floch sabía de computadoras, así que él me ayudó a crear una página web, obvio todo como una broma pesada y ya. Floch sabía de Armin porque yo le había contado anécdotas estúpidas, y él se reía de lo imbécil que era ese marica. Empecé a pasar bastante más tiempo con él que con la familia de Oliver.

Subí las fotos que ya tenía. Le tomamos más. Siempre le sacábamos la camisa cuando jugábamos con él. Armin se dejaba, porque era una puta zorra. Pero me seguía molestando por dentro. ¡Yo no era marica por estar haciendo eso, ¿verdad?! Cuando me surgía la duda, decidía prestarles atención a otras cosas por días o semanas enteras. Para que dejara de perseguirme. Para que me dejara en paz. Pero de la puta nada, volvía a aparecerse en mi mente cuando me estaba haciendo una paja, o algo así.

¡Y me cagaba! ¡¡Dios, cuánto me cagaba!!

Si estaba demasiado tiempo sin verlo luego de las clases, habían días en los que me picaba todo. "Está bien, hoy vamos a ir a madrearlo" pensaba. A veces, el solo pensarlo me empezaba a formar una erección en media clase. Mierda. Salía corriendo al baño. Y después, le daba una putiza por imbécil. Joto de mierda. Lloraba, gritaba y se quejaba, pero los profesores siempre estaban lejos. Oliver era super idiota para la escuela, pero si se trataba de ocultar lo de Armin, sacaba cerebro, y siempre se encargaba. Era algo bueno, porque siendo sincero, yo siempre fui un poco idiota.

"Si por mí fuera, agarraría a golpes a Armin sobre el pupitre de la directora".

Pero bueno, las cosas se salieron de control cuando la putita soltó la lengua y se armó un problema del demonio. Gigante. Papá estaba harto de esas reuniones, y mamá ni contestaba a las llamadas de la escuela. Papá era un puto alzado violento, y sabía cómo imponer respeto sobre los demás. Pero se le pasó la mano con el señor Arlert, o algo así, porque le dio un infarto al final del séptimo grado. Me suspendieron. Casi perdí el año. Armin había hablado.

Y no se iba a salir con la suya.

Oliver tenía sus propias confusiones con Trisha. La pasaba molestando, pero en el fondo le gustaba, porque ella era la única que aceptaba besarlo sin quejarse. Le pedimos que nos ayudara con una broma, porque ahora que andaba de boca suelta podría acusarnos por cualquier cosita: que fingiera ser amiga de Armin. Solo era hacerle un piercing en el pezón, como tantos otros que yo mismo me había hecho, gracias a las enseñanzas de Mole. Pero el idiota no dejaba de moverse, y eso me enojó.

Acabé. Cuando levanté la vista, y observé sus ojos... El terror bañado en lágrimas silenciosas, acompañado de espasmos de dolor y gritos ahogados por un calcetín. Me cayó un rayo del cielo. Entendí por qué me picaba el pecho por dentro.

"Porque si por mí fuera, me lo cogería ahora mismo, porque sé que lloraría como una perra".

Me asusté de pensar así. Me asusté tanto, que nada más salir de allí, fui corriendo a la casa de Natalie, a enterrar la nariz entre sus tetas. Y de paso, enterrársela. Pero lo que más me asustó fue darme cuenta de que ya nos íbamos a graduar. ¿Qué? ¿Aguantar más años de materias aburridas y profesores maricas sin él? ¡No recordaba nada de mi vida anterior a Armin, Armin siempre estuvo conmigo! Me incomodaba, y me molestaba aún más no entender por qué me incomodaba.

Menta. Una historia de Armin y Annie [Trilogía completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora