「I」Capítulo 25

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ARMIN

La alarma sonó en la mesa de noche. Al despegar mis párpados me topé con el púrpura de la pared, y con un rápido movimiento automático me di la vuelta y desactivé ese molesto ruido. Al sentir toda la pereza encima tapé mi cabeza con el grueso edredón, encerrándome en mi cueva. No tenía ganas de levantarme, pero ese proyecto de Química no se iba a hacer solo. En medio de la oscuridad rojiza, ocasionada por la poca luz que lograba atravesar la tela de las cobijas, vi su rostro de nuevo. Sus ojos cristalinos, penetrándome a totalidad, bordeados por aquellas pestañas largas y rubias. Sus labios rosados entreabiertos, respirando con dificultad. El rubor intenso en sus mejillas y nariz, acercándose a mí mientras uno de sus dedos acariciaba mi oreja. El aroma profundo a agua oxigenada, que desapareció al probar esos labios cálidos y suaves...

Aquel había sido mi primer beso. El primero en toda mi vida. Ese jueves, hacía casi dos semanas, había tenido el primer contacto físico con una chica... y de parte de aquella a la que tanto quería. En el momento no pude pensar en nada; mi mente se desconectó por completo. Fue como si me perdiera en otra dimensión sensorial, pues era lo único que permanecían: emociones y sensaciones. Me sentí cálido, ligero, completo, en paz; como si hubiera sucedido algo que hacía mucho debía pasar. También tuve la sensación de estar cayendo hacia algún lado, con unas ganas inmensas de abrazar a Annie y llevarla conmigo. Luego de un rato ya no podía sentirla en mis labios, se alejaba. Al abrir mis párpados y encontrarme con su rostro agitado tuve el instinto de tomarla por la espalda e impedírselo, quería más. Quería saber a lo que sabía su boca realmente. Quería saborear su interior. Quería introducirme en Annie.

Cuando recobré los sentidos noté que mi mano derecha efectivamente se estaba acercando a la curva de su espalda. ¿Qué acababa de pasar? Bajé el brazo de nuevo. Mi cerebro reaccionó con balbuceos sin sentido, a lo que ella respondió colocando su mano helada sobre mis labios. Annie se alejó, y hasta ese momento me percaté de lo cerca que se había colocado para besarme. Annie... me había besado. Annie me había besado por su propia voluntad. Lo hizo, pero ¿por qué? ¿Yo le gustaba entonces? ¿No habían sido imaginaciones mías? Dos gotas de sangre empezaron a bajar por mis fosas nasales, pero tanto el dolor de mi tabique como el de la parte posterior de mi cabeza y mi espalda media habían desaparecido totalmente. Mi corazón continuaba golpeando de manera casi dolorosa contra mi pecho, tan fuerte que por un momento pensé que acabaría por romper mis costillas y terminaría en el suelo de la enfermería.

Escuché que me dijo algo antes de salir despavorida por la puerta naranja, pero no le pude entender. La impresión había sido demasiada para mí, y me encontraba en estado de shock. Bajé la barbilla, sacudiendo un poco mi cabeza para volver a la realidad. Tenía la compresa fría en mi mano izquierda, y al limpiar con la otra bajo mi nariz, el dorso se manchó de sangre. La cara pálida de Mina se asomó de la nada, y me dijo desde la puerta algo sobre Eren y mis cosas o no sé qué, con una expresión extrañamente seria para su personalidad; luego se marchó. Las neuronas correspondientes hicieron contacto y con la información almacenada en mi memoria a corto plazo recordé que Annie mencionó que presionara el tabique por diez minutos.

Naturalmente sentí una euforia increíble, cuando ya pude analizar la situación. ¡Annie me había besado! ¡Annie, la chica de la que estaba enamorado y a quien más quería luego del abuelo había tomado la iniciativa de besarme! ¡Al parecer yo le gustaba! Empezaron a correr lágrimas sobre mis mejillas, y bajé la barbilla de nuevo, soltando la presión de mi nariz. Es que era demasiado bueno para ser verdad: existía la posibilidad real de que mis sentimientos fueran correspondidos. Yo, Armin Arlert que hacía unos meses solo recibía insultos de Jean y los otros, y las miradas indiferentes del resto de la escuela... ¡Yo!, era apreciado por aquella a la que amaba.

Menta. Una historia de Armin y Annie [Trilogía completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora