「II」Capítulo 18

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ARMIN

Mikasa había acertado en su suposición. Pintar ladrillos fue lo que el coordinador de la sección de escenografía nos puso a hacer aquella tarde de miércoles. Pero antes de eso, tuvimos que trabajar con otros de la 2-D para recortar y unir grandes pliegos de cartulina blanca, formando la fachada del famoso palacio de la Reina de las Nieves. Pintura azul y celeste para la base, blanca y rosa para los brillos. Tubos y botes vacíos de pintura acabaron cubriendo el cemento frío de la plazoleta, y algunas manchas aparecieron en nuestras ropas.

Floch había desaparecido junto con sus amigos de otras clases. Reiner y sus iguales en gran tamaño serruchaban la madera que conformaría una estructura del doble de mi altura, según los planos que nos mostró el muchacho de la 2-A. Consistiría de dos piezas: una sería el fondo de la sala del trono, y la otra un enorme arco que representaría la fachada. En medio de las dos estructuras colocarían una plataforma cubierta por alfombras blancas, hielo y nieve falsos; y sobre esta estaría el trono de la reina. Annie, junto con otra chica, serían por así decirlo, las "guardias" ubicadas cerca de los pilares.

Intenté esforzarme en aquello, pero no podía evitar sentir calambres en las manos nada más poner la brocha en ellas. Dios, odiaba las artes plásticas... Para hacer mapas no se necesitaba que fueran lindos, solo calcar a la perfección. Eren se burló diciéndome que si acaso tenía Parkinson. Incluso Mikasa rio levemente de su comentario, mientras se inclinaba con cuidado de no manchar los ladrillos de hielo que ya había decorado con escarcha; ella siempre era perfeccionista con todo lo que hacía. Una chica castaña delineaba todo con marcador negro. Sasha y Connie, para variar, estaban más pendientes en rayarse los brazos con pintura azul que de trabajar en el proyecto. Al poco tiempo nos contagiaron de su irresponsabilidad y dejamos la cartulina de lado, de manera que conocí a Anka, Gordon y Taylor.

Me sorprendió lo rápido que logré entablar conversación con esos completos desconocidos. Era como si poco a poco, los rostros grises en el fondo comenzaran a tomar forma, colores, facciones. Incluso me sonreían y bromeaban con nosotros, yo incluido. Estábamos sumergidos en la anécdota de Eren, de cómo una vez se le quedó pegada la cabeza en un barandal, y Mikasa le dijo que porqué no solo pasaba el resto del cuerpo, cuando se escucharon los pasos arrastrados que yo conocía muy bien.

- Armin... -cortó Thomas de la nada con sus ojos fastidiados de siempre- Bott dice que si puedes ir a ayudarle con algo de las luces.

Eren y Mikasa se quedaron en silencio mirándolo junto conmigo, y en el fondo escuchaba las voces alegres de Sasha, Connie, y los tres de la 2-D. Asentí y me incorporé limpiándome un poco el polvo del pantalón. En el corto trayecto él dio varias zancadas largas hacia el frente, de manera intencional para alejarse de mí lo más posible. Thomas era ligeramente más bajo que su novio secreto, y tenía el cabello rubio bastante corto; no al nivel de Connie, obviamente, pero quizá como Reiner.

Y no era solo el hecho de que sus camisas de franela siempre apestaban, o que literalmente nunca lo hubiera visto tener algún ínfimo rasgo de personalidad interesante. Lo que seguía revolviéndome la cabeza era el por qué Marco se había fijado en alguien como él. En alguien tan idiota, hipócrita y cruel. Me ardía la sangre cada vez que me hablaba para cosas triviales, pues siempre lo hacía como si no hubiera sucedido nada. Como si él fuera inocente. Como que si el estar con mi amigo de pecas lo salvaba de alguna forma de la culpa. Y aparte era muy extraño, pues la mayoría del tiempo solo ignoraba mi existencia, pero luego de un rato como que se acordaba de que yo le daba asco y acentuaba su expresión permanente de desagrado con todo.

- Louise, por favor, entiéndelo... No se puede hacer todo lo que quieras -decía el pelinegro con voz calmada- No depende de ti ni de mí, depende del material con el que contamos. Ya te resolví lo de la luz azul del centro, ¿por qué no puedes aceptar que esté estacionaria?

Menta. Una historia de Armin y Annie [Trilogía completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora