Prólogo

569 64 59
                                    

Un arce para ti

Tus ojos siempre lo ven todo,

tus ojos siempre quieren más.

Sé que te estás preguntando aunque no puedas hablar,

Cómo es que este árbol que tenemos aquí en frente

Puede ser tan alto y sus ramas imponentes.

Es bastante viejo, te lo puedo asegurar,

Debe sentirse orgulloso de su gran longevidad.

Pero a ti, pequeño niño, algo te quiero enseñar:

Una vida larga no es siempre lo mejor,

No cuando las personas que decide regalar

te las arrebata luego sin ningún temor.

De eso puedo saber, de eso puedo hablar.

Tengo el peso de los años, ¿me quieres escuchar?

A ti, pequeño niño, te lo voy a contar.

Esta historia larga que inició cruzando el mar.

En los brazos de mi madre, con un viento frío en verano

Mis dedos se elevaban buscando las estrellas

Aunque no podía enumerar ni tres de ellas.

Pues en ese tiempo yo era como tú:

Me arropaban, me dormía y soñaba en el azul.

Un sueño, un destino, la esperanza de llegar.

Aquellos dos adultos dejando todo atrás,

Buscaban un futuro, buscaban un hogar.

Y tras ellos los siete productos de su amor,

De diferentes alturas y diferente color:

Los mayores en silencio, con madurez precoz pensaban

En qué habían abandonado y en qué se avecinaba.

¿Qué esperar de aquellos a quienes hicimos la guerra?

¿Será que nos aceptan con todo y nuestra etnia?

¿Será que nos perdonan por vernos como ellos?

¿Será que cargaremos con su pecado para siempre?

Por otra parte los menores en su mente recreaban

Las andanzas de Rumpelstilzchen, de Hänsel y de Gretel,

Esperando que otros niños no tan rubios como ellos

Conocieran las historias en una lengua diferente.

En aquella tierra nueva una casa se erigió,

Un establo, un caballo, siete camas y dos más.

Menta. Una historia de Armin y Annie [Trilogía completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora