「III」Capítulo 24

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ALGUIEN

Todo estaba oscuro. Todo está oscuro. ¿Cómo es que puedo saber qué es eso? ¿Qué es la oscuridad? "Falta de luz" me atraviesa... ¿la mente? Un pensamiento. Al parecer, tengo la capacidad de pensar. Pienso, entonces. Si sé qué es la oscuridad, sé lo que es la luz. ¿De dónde viene? ¿Dónde puedo encontrarla? Incomodidad y angustia. ¿Qué es eso? ¿Cómo sé describir exactamente lo que siento? ¿Puedo sentir? ¿Puedo? ¿Existo? ¿Qué soy? ¿Soy?

Ha iniciado algo. Percibo un color, en el medio de... de todo eso. Negro. Sé que es negro, porque empieza a cambiar. Marrón. ¿Marrón? Rojo. Azul. Verde. Y de repente me hiere algo. ¿Hiere? ¿Duele? Es la luz. Sé que lo es, porque... duele al entrar. ¿Entrar a dónde? Blanco, potente y cegador. Ceguera. Vista. Ojos. La luz toma forma circular en el medio del denso azul. Todo está borroso. Todo ondea en una capa de destellos que se acercan. No entiendo nada; ya puedo pensarlo libremente, porque puedo pensar, y puedo entender, y puedo entender que esto no lo entiendo.

No entiendo nada.

Atravieso aquel manto de luces, y todo adquiere una nueva claridad. Las formas y los colores dejan de ser simples sensaciones visuales y forman cosas. Ahora todo es verde. Todo se mueve. Objetos, grandes, gigantescos. Yo sé cómo se llaman: árboles. No tengo idea de por qué sé su nombre. Sauces. Veo. Raíces profundas en un manto de césped alto. Raíces que se arremolinan y trenzan al llegar al tronco. El tronco es grueso y su ancho acapara gran parte de mi visión. Las rugosidades forman escamas parduzcas y platinadas que trepan hasta... ¿arriba? Las imágenes cambian, como si estuviera subiendo la vista. El tronco sube y sube sin que nada lo detenga. Y en lo más alto del mundo, las ramas forman una red de hojas y lianas. Algunas caen por su peso, y las puntas tocan el suelo.

De alguna forma, me doy cuenta de que esa visión va a hacer exactamente lo que yo quiera. ¿Yo? La giro a la ¿derecha? Más sauces de cientos de metros de altura. ¿Izquierda? Lo mismo. ¿Arriba? Cada uno de esos sauces extiende sus ramas de forma paralela al suelo. Y al ser tan frondosos en su follaje, todo ese sitio estaba cubierto por un techo vegetal. Haces de luz verde, amarillo y rosado conseguían atravesar en algunos sitios, y hacían centellear las delgadas junturas entre la corteza de los troncos.

Miro... ¿al frente? Aquel bosque infinito me envuelve en todas las direcciones. ¿Dónde estaba? ¿Qué era yo? Miro hacia abajo, y no hay nada en el punto exacto donde está la visión. Solo el espejo de un estanque, ¿salí de él? Lo rodea el césped, manchones de tierra descubierta, musgo, piedras de colores y hongos. Y flores: blancas y pequeñas, como las de los tréboles. Nada las pisa en los kilómetros a la redonda que alcanza la vista. De acuerdo, eso significa que yo solo pienso y floto. Solo puedo observar, y con eso es suficiente. ¡Amo observar, es lindo!

Espera, allí hay algo. Capto algo diferente en mi visión; se esconde entre dos de los árboles, y no alcanzo a adivinar lo que es. Quiero saber. ¿Quiero? ¿Puedo desear cosas? Al parecer sí, porque comienzo a acercarme. Miro en la dirección contraria, y los sauces de ese lado se alejan lentamente. Significa que avanzo. Hacia abajo no hay nada como siempre. Vuelo. Floto en medio de la ignorancia. No está mal. Pequeñas siluetas surgen del césped por el que voy pasando, pero son tan rápidas que no alcanzo a entender qué son, antes de que se oculten en madrigueras bajo las raíces.

Afino la visión, pues al parecer también puedo controlar eso. Por fin observo lo que no podía desde mi posición original: una ¿estantería? Tiene una gran altura, casi como los mismos árboles; y tan ancha que rellena todo el espacio entre aquellos dos especímenes. De hecho, parece estar conformada por el mismo material de los troncos, como si algunas de sus ramas hubieran crecido horizontalmente, y al toparse con las del sauce vecino, se abrazaran entre sí. Como si se quisieran. Como si se amaran.

Menta. Una historia de Armin y Annie [Trilogía completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora