20 | ¿Qué sentir?

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20| ¿Qué sentir?

HALLEY:

—Tengo miedo —dijo antes de toser con brusquedad.

Cerré los ojos y me sentí mal por aquello, pintaba bastante feo.

—Espero que estés en la cama, señor «mi sistema inmunitario es la hostia» —dije, medio en broma medio en serio.

—No ignores lo que te he dicho.

—No sé qué responderte.

—Da la vuelta, ven a casa y cuídame, me siento solito.

—¡Solito y una mierda, has sido tú el que me has echado del apartamento, melón! —exclamó Xander a mi lado—. Y que sepas, Halley que el muy mentiroso estaba esta mañana corriendo en el bosque. He tenido que rescatarlo de que le dé una parada cardíaca por ausencia de inhalación.

—¡Eso no es verdad! —protestó el cantante antes de sonarse la nariz.

—Hache, no puedes salir a correr cuando estás resfriado, deberías saberlo ya —le reprendí—. ¿Es que no haces nada de lo que te digo? Así no mejorarás nunca.

Le escuché bufar tras la línea y a Tocadiscos gruñir desde la distancia. A alguien tampoco le hacía mucha gracia que su dueño pasara por alto todo lo relacionado a su salud.

O eso, o estaba escuchando nuestra conversación y no le gustaba ni un pelo que alguien reprendiera a su dueño.

Quería pensar que era lo primero.

Hache había pillado un resfriado la noche que salimos del estudio de Xander después de mostrar nuestra coreografía. El otoño estaba llegando y a él no se le había ocurrido otra cosa más que olvidarse su chaqueta en el apartamento, así que, estuvo toda la tarde ensayando fuera, con el viento, y al llegar a casa le dio fiebre. Xander me escribió para decírmelo porque el muy orgulloso no quería hacerlo bajo la excusa de no querer preocuparme.

Xander casi duerme en la camioneta esa noche, de no haber sido por mí, que obligué al guitarrista a que le dejara cuidarle por la noche.

Era la primera vez que le veía enfermo y el resfriado había venido con tanta fuerza que incluso pensamos que era una gripe, pero los médicos lo desmintieron y le obligaron a reposar, por lo que me había pasado junto con Xander, Halle y White dos días en el apartamento preparando sobres de sopa y cafés calientes porque el té no le agradaba.

—Da la vuelta... —se quejó, suplicando y pareciendo un auténtico niño pequeño en el intento.

—No voy a dar la vuelta, te dije que esto iba a pasar tarde o temprano —le recordé—. Lo que tienes que hacer es dejar de preocuparte y acostarte, estate tranquilo y no te preocupes por mí.

Tosió con tanta brusquedad que incluso Xander se sobresaltó a mi lado.

—¿Cómo quieres que no me preocupe cuando vas a ir a ver a ese...? ¡Achú!

—Has mandado a Xander para que venga conmigo y que no me pase nada, está todo controlado.

—No, no está todo controlado, Xander es un caguica.

Sonreí ante el apodo y comencé a buscar aparcamiento enfrente de la prisión de la ciudad.

—¿¡A quién llamas tú caguica, pedazo de paraguaya!?

—No tengo fuerzas para discutir contigo —sollozó—. Halley, ayúdame.

Era todo un dramático cuando se enfermaba y no sabía cómo de bueno era eso.

Al compás de las estrellas ✔ [#HR2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora