09 | Mi último baile

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09| Mi último baile

HALLEY:

Habían pasado dos semanas desde que Xander pronunció aquellas palabras en Heaven.

White, Halle y yo no pudimos evitar emocionarnos ante el improvisado discurso tan hermoso que el bailarín de pelo castaño y rizado había dicho y dedicamos las dos últimas horas que estuvimos en aquel lugar recordando anécdotas que nos llevaban al guitarrista especial.

Lloré. Lloramos. Reímos. Y le echamos de menos.

Pero una cosa quedó clara aquel día: jamás nos íbamos a dar por vencidos.

Siempre íbamos a esperarle.

Incluso White que últimamente se estaba relacionando mucho con nosotros. Ahora era uno más de nuestro grupo.

Aquella mañana me había levantado con una sensación extraña en el cuerpo. Tenía cierta presión en el estómago y el corazón me latía demasiado rápido para mi gusto. Al final, suspiré entendiendo que la sensación de que algo raro iba a suceder hoy no era cierta y que simplemente estaba siendo presa de la ansiedad que muchas veces me había despertado de mi sueño liviano.

Desde que Hache no estaba y el accidente había ocurrido me costaba dormir. Rara era la vez que lo hacía durante más de tres horas seguidas y cuando me desvelaba en la madrugada nada podía volver a hacer que me doblegara ante Morfeo.

Los exámenes habían quedado atrás. Gracias a la ayuda de Kevin y a mi propio esfuerzo fui capaz de aprobarlos todos y ya había comenzado a ponerme al día con los de este semestre. Había regresado a clases y todos mis profesores y compañeros se mostraron muy amables conmigo y gratificados por mi vuelta.

Esta mañana, tras cambiarme de ropa y revisar mis vendajes me dirigí a una de mis sesiones de rehabilitación en el hospital. La doctora me había dicho que mi pierna estaba totalmente recuperada y que podía volver a realizar las actividades que hacía antes de todo lo ocurrido, pero con conocimiento y sin sobrecargarme demasiado.

Se lo conté a Halle porque era la única que sabía mis verdaderos planes acerca de no volver a poner un pie en el escenario. Para Xander y para los demás, mi pierna seguiría sin recuperarse.

Después de aquello decidí saltarme la cita con la psicóloga porque tenía clase de ecología en ciudades y moría de ganas por asistir. Claro está que pasé por la consulta y solicité cambiar la hora de terapia para no alarmar a mis padres y a Halle, que últimamente estaba muy pendiente de mí.

Así que después de solicitar el cambio de cita me marché en bus rumbo a la universidad.

Después de recibir mis clases le dije a mi madre que quería pasar por Sky para recoger y pasar un rato a solas organizando las distintas sesiones de películas de las próximas semanas. Aproveché también para parar en mi bocatería favorita para comer antes de dirigirme hacia el teatro.

Una vez dentro de él repetí el procedimiento de siempre: bloqueé la puerta para que solo las personas que me conocieran verdaderamente pudiesen entrar, caminé hacia el escenario y tomé asiento en la platea para revisar los papeles correspondientes mansamente. Sabía que Hache no regresaría, mucho menos a buscarme sabiendo las amenazas que la policía le había echado encima, sin embargo, algo en mí seguía conservando las esperanzas de volver a verle cruzar ese camino que prácticamente solo él conocía.

Estas dos semanas habían sido un caos. Hans continuaba en coma y el teatro había ganado demasiada suciedad. Los horarios de las películas habían quedado anticuados y no disponíamos de más planes para los espectadores, por lo que tuve que encargarme personalmente de trazar los nuevos horarios, de conseguir las nuevas películas y de alistar el proyector que nos dejó Edward hace unos meses para reanudar este evento en Sky.

Al compás de las estrellas ✔ [#HR2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora