16 | No estás relajada

174 12 80
                                    

16| No estás relajada

HALLEY:

Abrí los ojos y me obligué a volver a cerrarlos al sentir un pinchazo en mi frente debido a la claridad. Pasé una mano por mi cabeza y apreté los ojos mientras soltaba un quejido por la molestia de la luz y por el dolor y las náuseas que se habían apoderado de mi sistema.

Estiré un brazo y sentí las sábanas arrugadas a mi lado, entonces fui consciente de que me había movido demasiado esta noche, aunque no fui capaz de recordar qué era lo que había soñado.

Era algo relacionado con princesas.

Estiré la mano para coger mi móvil de la mesilla de noche, pero no encontré nada a mi lado, por lo que fruncí el ceño y traté de acostumbrarme a la claridad lo antes posible para averiguar qué narices estaba pasando.

Cuando fui capaz de hacerlo me di cuenta de que aquella no era mi habitación, y me habría asustado de no haber sido por el olor a menta proveniente de la ropa que estaba usando y del cachorrito que acababa de entrar por la puerta.

Me incorporé en el sitio y volví a maldecir por lo bajo cuando noté un calambrazo en mis antebrazos. Tocadiscos avanzó hasta mi posición, dobló la cabeza para observarme y ladró haciéndome sonreír.

Tuve que aguantar un quejido porque me parecía tan mono que no quería desilusionarle con una bienvenida hosca.

—Hola, Tocadiscos —le saludé.

Él volvió a ladrar subiendo las patas a la cama y esta vez yo no pude evitar quejarme.

—Pero mira quién está viva, ¡la princesa gruñona! —exclamó Hache entrando por la puerta.

Se apoyó en el marco de la entrada y me observó con una sonrisa ladeada.

—Hache —me quejé—. Baja la voz, ¿quieres?

Él soltó una risita por lo bajo.

—Perdón, perdón, se me ha olvidado que estás de resacón.

—¿Y por qué no iba a estar viva? Hay que ver qué cosas dices —susurré frotándome los ojos.

—Ya hablaremos de eso más tarde —dijo caminando hacia mi posición y tomando asiento en la cama—. ¿Cómo te sientes?

—Mal, fatal, horrible, pésima. ¿Quieres que siga dando adjetivos?

—No, creo que con esos me basta. —Me sonrió.

Me dejé caer hacia atrás en la cama hasta que mi cabeza hizo contacto con la almohada, soltando un sonido de exasperación. Al abrir los ojos la habitación me dio vueltas.

—¿Qué hago aquí?

—¿Eso es lo que vas a preguntar? ¿En serio? —preguntó entre risas.

—Se supone que iba a dormir con Halle, pasar mi primera resaca en tu casa no estaba en mis planes, y apuesto a que en los tuyos tampoco.

—Halle le ha dicho a tus padres que estás con ella, tranquila por eso. En cuanto a lo que has preguntado... Bueno, tuve que traerte a casa, Halle trajo a Xander después, está durmiendo la mona, pero cuando se despierte vamos a tener una conversación. Va a pasar la peor resaca de su vida, créeme.

—Qué lástima. —Hice una mueca triste con los labios—. ¿Por qué no lo trajiste de vuelta tú?

—Porque huyó de mí y contigo en ese estado de ebriedad no iba a poder encontrarlo.

¿Cómo que conmigo así? ¿Tan mal me puse?

—Sí, estabas fatal.

Mierda, acababa de decirlo en voz alta.

Al compás de las estrellas ✔ [#HR2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora