15 | Una princesa hiperrequetemegaguapa

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15| Una princesa hiperrequetemegaguapa

HALLEY:

Había pasado toda la tarde caminando por el parque sola, disfrutando de la brisa de finales de principios de octubre, contemplando cómo los colores de algunas de las hojas comenzaban a oscurecerse, a marchitarse y a caer al suelo en una trayectoria balanceante que hipnotizaba.

Me permití respirar aire fresco, sentarme en un banco, cerrar los ojos y respirar lentamente.

Escribí a mis padres para decirles que comería fuera y que iría a casa de Halle porque iba a ir a ver a Hache esta noche para celebrar. También les dije que no me esperaran despiertos y que no sabía si iba a dormir en casa o con mi mejor amiga.

No volví a mirar el móvil en todo el día. En su lugar, me permití concentrarme en mí misma, en liberar aquella tensión que se había adueñado de mi cuerpo durante estas semanas. Me felicité a mí misma por mi logro y simplemente disfruté del ambiente a mi manera.

No llamé a Halle, ni siquiera le escribí, no tenía fuerzas para hacerlo. En aquellos momentos solo me interesaba estar conmigo misma, haciendo actividades que antes conformaban mi rutina y que hacía mucho tiempo que perdí por culpa de la oscuridad.

Paseé por una serie de puestecitos ambulantes que acababan de montar y me dediqué a observar todos y cada uno de los objetos que estaban disponibles para su venta. Detuve mi vista en uno muy particular que me hizo sonreír: una pulsera de cuero marrón oscuro, fina y hermosa.

Decidí comprarla y continué paseando por los alrededores sin siquiera prestar atención al dolor de mi pierna o permitirme pensar en algo malo.

Tampoco almorcé. La tensión me había quitado todas las ganas de llevarme algo a la boca. Tampoco es que me hubiese importado demasiado, aunque supe que, si alguno de mis amigos se enteraba de esto, iba a estar muy furioso conmigo.

A las cinco de la tarde decidí sentarme en el césped y sacar mis apuntes acerca del teatro, de nuevo decidida y motivada a encontrar un nombre para el espectáculo, que se me estaba atravesando. Debía darme prisa porque la campaña tenía que estar lista con la suficiente antelación como para iniciar su propaganda.

Me puse a divagar entre mis sentimientos actuales, algunos referentes al teatro, otros simplemente míos; y me dediqué a releer alguno de los apuntes que había estado tomando días atrás con ciertas ideas.

Sky había sido siempre mi refugio, un lugar en el que transcurría la magia, un lugar en el que perderse. Había sido un sitio acogedor para mucha gente y había servido para llevar a cabo en él diversas cosas: un cine, un teatro, un lugar de eventos de música, de baile y, sobre todo, hubo un tiempo en el que las butacas no estaban y la pista se usaba para bailar los típicos bailes de salón de antaño, cuando la historia del teatro apenas comenzaba.

Tenía un vínculo muy fuerte con aquel lugar, uno inquebrantable que me recordó al que mantenía con ciertas personas como Halle, Xander y Hache, por ejemplo. Con este último... se lo había dicho en voz alta antes y no supe cómo fui capaz de hacerlo —aunque supuse que era porque tenía ese aura que me inspiraba confianza—, pero lo sentía verdaderamente: su corazón y el mío latían al mismo ritmo, al mismo compás.

Abrí los ojos siendo consciente de cómo comenzaba a atar cabos y mis manos se movían indecisas por la libreta trazando líneas sin sentido una tras otra.

Mi cerebro estaba trabajando tan lento que no era capaz de seguir el ritmo de mi corazón.

Pensé de nuevo en la magia, en los vínculos con las personas y en lugares especiales en nuestras vidas.

Al compás de las estrellas ✔ [#HR2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora