28 | Not only a birthday boy

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28| Not only a birthday boy

HALLEY:

—No quiero saber por qué me has traído a este sitio, pero ¿te he dicho ya que me encanta y que estaría dispuesto a venir todas las veces que quieras? —cuestionó el guitarrista caminando a mi lado, incapaz de apartar la mirada de cada uno de los rincones del lugar.

Lo cierto era que no solía venir aquí muy a menudo, solo en ocasiones esporádicas, y jamás dejaban de impresionarme las pareces rojas y negras que decoraban el sitio, que siempre estaba atestado de gente que parecía tener rayos láser en la mirada, como Hache en estos momentos.

Me habría gustado ir a la playa a pasear un rato con él, pero hacía mucho frío aquella tarde y no me había parecido una opción viable. Además, este sitio era lo único que se me había ocurrido como mejor opción para distraer al guitarrista durante el tiempo suficiente.

—No, Hach, tan solo lo has dicho unas quince veces —le dije poniendo los ojos en blanco, aunque incapaz de dejar de sonreír.

—¿Y cuándo vas a probarte algo?

Reí.

—Hemos venido a mirar.

Puso una mueca que le hizo parecer un auténtico niño pequeño que no se había salido con la suya después de una pataleta.

—Eso no es lo que me has dicho al entrar, mentirosilla.

Efectivamente, eso era lo que le había dicho para terminar de convencerle de que saliera de casa conmigo y pudiéramos dejar así vía libre a los chicos para preparar el apartamento para la fiesta que íbamos a organizar esta noche.

Su fiesta de cumpleaños.

Estaba muy emocionada y ni siquiera era una fiesta organizada para mí. Quería gritar lo excitada que estaba, pero, considerando que no podía dar detalles frente al guitarrista, tuve que morderme la lengua continuamente a lo largo del día.

Intenté evitar sonrojarme ante la idea de entrar a un probador con Hache con cualquiera de los productos que había en esta tienda.

—Si lo hago sé lo que va a pasar y no podemos aquí —me limité a decir.

—Quitarse la ropa no implica tener que...

—Suficiente —le interrumpí—. Sabes perfectamente por qué lo digo.

—Pero yo quiero entrar a un probador contigo y verte esto puesto —se quejó, agarrando una de las prendas de ropa interior de uno de los cajones. Lo balanceó delante de mis narices insistiendo de forma silenciosa.

—Deja eso.

—Me has traído a una tienda de lencería contigo, yo esperaba otra cosa, chica de las estrellas.

Una chica que buscaba una prenda parecida levantó la vista de la estantería para mirarnos conteniendo la risa.

Quería que me tragara la tierra.

—¿Sabes qué? Dame eso —dije, sin darle oportunidad a contrariarme, y se las arrebaté de las manos en cuestión de segundos. Cuando vi que su rostro se iluminaba, añadí—. Busca otra cosa que haga juego con esto, te espero en el probador.

Mentira.

Mentira, mentira, mentira.

Eso fue lo que mi mente repetía una y otra vez mientras me alejaba de él en dirección a los probadores. Una vez llegué, rodeé una de las estanterías en modo espía para abandonar la tienda y apoyarme en la pared que había al lado del escaparate.

Al compás de las estrellas ✔ [#HR2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora