08 | Te echaba de menos, Heaven

93 11 19
                                    

08| Te echaba de menos, Heaven

HALLEY:

Era extraño despertar y saber que mi rutina iba a ser distinta a la de antes. Le había prometido a Xander que dejaría que White me llevase al ensayo de esta tarde a pesar de que no me entusiasmaba la idea de tener a un grupo de personas pendientes de mi recuperación o sintiendo lástima debido a lo sucedido, por lo que debía de ir sin rechistar.

Mi mañana no había sido mucho más productiva de lo que había esperado. Después de levantarme, curar mis heridas y reponer el vendaje, Kevin vino con el desayuno. Como había perdido los exámenes finales a causa del accidente tenía que recuperarlos la semana que viene y Kevin se había ofrecido a ayudarme a estudiar.

Aunque yo sabía perfectamente que también era una manera de mantenerme vigilada mientras mis padres no estaban en casa, me conocía esa historia incluso aunque mi amigo lo hubiera negado varias veces antes de entrar a la casa.

A pesar de haber avanzado mucho en temario durante las primeras dos horas, mi mente dejó de funcionar correctamente y cedió terreno a la desconexión. Tan solo era capaz de escuchar a Kevin balbucear sobre un par de puntos del libro Biología de las plantas que no entendía con propiedad.

Era extraño, él no tenía ni idea de lo que estaba estudiando yo y revisar el temario era algo que perfectamente podía hacer por mi cuenta. Sin embargo, me agradaba que hubiese decidido ayudarme o pasar tiempo conmigo, aunque para ello tuviera que hacer de recadero de mis padres y hacer el ridículo frente a mí constantemente.

—¿Que el bambú puede crecer noventa centímetros en un día? Eso es mentira, Halley, yo nunca he visto un trozo de bambú gigante.

—Eso es porque se lo comen los osos panda, bruto. —Reí—. Además, el tema de curiosidades es voluntario, no deberías estar mirando ahí, sino en el siguiente apartado.

—Lo sé, pero también me he dado cuenta de que no me estabas escuchando, así que he decidido captar tu atención de otra manera. —Sonrió guiñándome un ojo.

Sentí mis mejillas arder.

Pobrecillo, había estado pasando de él durante casi dos horas consecutivas.

—Lo siento, pero es que no... No soy capaz de concentrarme.

—Te lo sabes todo, yo creo que tienes un don natural para esto, así como que no es necesario que sigas estudiando por hoy. Pero dime, ¿en qué piensas?

Suspiré resignada, aunque no iba a decirle lo que me pasaba por la cabeza en absoluto.

—No es nada, es solo que... estoy cansada y esta tarde he quedado para dar una vuelta —dije echándome hacia atrás en mi colchón.

El rostro de Kevin se transformó antes de añadir un:

—Oh, eso... Eso está bien. ¿Con quién sales?

—Con un amigo de la uni, hace tiempo que no nos vemos, ya sabes, por lo del accidente y eso. Me dijo que quería invitarme a tomar algo para ponernos al día.

—Pues si no tienes ganas de ir o estás muy cansada —dijo adoptando mi posición en la cama—, no vayas.

Reí.

—Ojalá fuera así de simple. ¿Sabes? Creo que me vendrá... bien. Hace tiempo que no salgo.

—Yo también creo que te vendrá bien despejarte, has tenido que soportar mucho —susurró casi más para sí que para mí—. Si necesitas que te lleve a algún lado puedo hacerlo, digo, en caso de que hayáis quedado en algún sitio en concreto.

Al compás de las estrellas ✔ [#HR2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora