CAPÍTULO VII

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Jungkook corrió y corrió hasta llegar bastante lejos en el bosque detrás de aquel pueblo. No podía dejar de llorar, se sentía la personas más sucia, tonta y pecadora en el mundo. No podía creer lo que estaba pasando con él, se estaba volviendo loco con una persona que ni siquiera "existía", creía que era sólo su mente haciéndole una mala jugada pero, ¿por qué todo era tan repetino?, nunca tuvo un deseo más allá con alguna persona, ni siquiera sabía sobre eso ya que se lo habían prohibido, no entendía nada.

En ese momento pudo sentir su pie enredarse en una de las raíces de los árboles en el suelo por lo que cayó. Cómo instinto colocó sus manos para no caer tan fuerte, no obstante, dolió. Se dejó caer por completo y luego giró viendo hacia el cielo sin dejar de llorar. Pedía perdón tantas veces a ese ser omnipresente por sus sucios pensamientos, por haber sentido cosas extrañas con un hombre, por haber pecado bajo su propia "casa".

Luego de unos momentos finalmente pudo calmarse un poco, suponía que todo aquello sólo era el cansancio de la presión que sus padres le ponían, ser educado, un buen hijo, ser el mejor en la iglesia y demás cosas.

En ese instante pudo sentir la presencia de alguien más por lo que con algo de temor volteó hacia arriba viendo a aquel sujeto caminar hasta él. Su cuerpo no reaccionaba, quería salir corriendo pero no podía, era cómo si... también quería refugiarse en él.

— ¿Necesitas ayuda? —preguntó observando desde arriba al menor—. Ven, curaré tus manos.

Jungkook finalmente se puso de pie para así observar al adverso sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas de nuevo. Tantas preguntas venían a su cabeza pero su boca no podía decir ni una, estaba en shock aún, no sabía si ese hombre frente a él era real porque... no lo parecía.

— Váyase de aquí. Sólo... está perturbando mi mente, no es real, no eres real... —repitió—. ¡Largo de aquí! —alzó la voz sin dejar de llorar.

Por otro lado Taehyung solamente lo veía admirando cada una de sus bellas facciones. Era imposible no hacerlo, aún llorando se veía cómo un ser inefable, quería... protegerlo. Quería sacarlo de aquel lugar y llevarlo al verdadero paraíso, dónde no necesitaría creer en una entidad para poder ser feliz.

Poco a poco fue caminando hasta él notando cómo este comenzaba a retroceder hasta chocar con un árbol. Extendió una de sus manos y con una pequeña sonrisa veía cómo éste muy asustado le pedía que se largara, no lo iba a hacer, había encontrado la persona que "buscaba", no la dejaría ir tan fácil.

Tomó la mano del menor y pudo sentir lo frías y temblorosas que estaban, al igual que sucias y lastimadas. Las observó por unos segundos para luego con su mano limpiarlas y así comenzar a sanar aquellos pequeños raspones.

— ¿Por qué quieres que me vaya? No he hecho nada malo... —musitó aún con las manos adversas entre las suyas—. Sólo... quiero estar para ti, ¿es eso malo?

— ¿Quién eres...? ¿Por qué apareciste así de la nada? ¿De dónde vienes? —preguntó sintiendo la intimidante mirada sobre él.

— Siempre estuve aquí, rondando por todos lados, pero a la vez ausente. —respondió con un tono de voz más tranquilo—. Luego te vi a ti y... me llamaste la atención, muchísimo. Al punto en que... creo que eres un chico muy lindo.

— Eso es pecado. Un hombre no puede interesarse en otro, eso es... es... —trató de buscar alguna palabra pero era difícil manteniendo el contacto visual— eso no es normal. La biblia dice que--

— La biblia no siempre dice la verdad. Fue creada por el hombre, no por... "Dios" —desvió la mirada un poco molesto— de hecho, es irónico que lo diga la biblia. —rió—. "Un hombre no se puede enamorar de otro hombre porque es pecado", ¿Así lo hace ver ahora? —preguntó para sí mismo soltando una pequeña risa.

Jungkook por otro lado solamente se mantenía apoyado en aquel árbol sintiendo la calidez en sus manos. Ya no tenía miedo, ni enojo, tenía... curiosidad de quién era la persona frente a él.

Mientras más lo observaba, más veía en él la belleza que tenía. Tampoco creía que fuera alguien real pero... ¿Cómo? Podía sentir sus toques, verlo, escucharlo, mantener una conversación, ¿Qué era lo que estaba sucediendo?

En ese momento de nuevo recordó el sueño que había tenido por lo que sus mejillas se tornaron rojas al instante. El hermoso color carmesí adornaba su pálida piel lo cual llamó la atención del adverso quien con una sonrisa llevó su mano hasta el mentón del menor atrayéndolo un poco.

— ¿Me contarás ese sueño? ¿Negarás... lo bien que te sentías ahí? —preguntó coqueto acercándose más— ¿Por qué me rechazas si... en lo más profundo necesitas ese tipo de afecto? —acarició suavemente la piel del cuello adverso hasta llegar a la nuca y así enredar sus dedos en el suave cabello del menor—. No niegues algo tan natural cómo eso, no es "pecado" querer sentirse de esa forma. —musitó rozando levemente su cuerpo con el contrario para así posar su mano en la cintura adversa.

— Esto... no está bien —musitó el castaño sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas de nuevo.

Ahora ya no quería moverse de ahí, quería sentirlo más, quería sentir lo mismo que en su sueño, quería... que el adverso... lo besara, pero sabía que estaba muy mal. 

En ese momento ambos se observaron a los ojos por unos segundos pues el menor fue el primero en cerrarlos. Taehyung sabía perfectamente lo que pensaba por lo que con una sonrisa fue acercándose a su rostro sintiendo la respiración adversa. Con suavidad se dirigió hasta el cuello de éste y ahí poco a poco fue acercándose hasta aquella suave piel esperando dejar besos sobre esta, pero... no fue posible.

¡Jungkook! ¿Dónde estás?

Este al escuchar aquello abrió de golpe sus ojos. Nuevamente estaba sólo. 

Los llamados de los que estaban en aquella iglesia con él, se hacían más fuertes hasta que por fin todos se encontraron.

Jungkook no dijo ni una sola palabra, su mirada era totalmente diferente y sin prestarles atención comenzó a caminar al medio de aquel grupo para así volver al pueblo.

¿Ahora finalmente se había dado cuenta de lo que quería?

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora