CAPÍTULO XI

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Los minutos pasaron tan rápido que ya llevaban 3 horas en aquel lugar. Ambos estaban felices con la compañía adversa y es que eso necesitaban, tener un amigo con el cual podían ser ellos mismos sin tener el miedo a decir algo incorrecto que los condenaría a la horca, literalmente.

Taehyung no podía parar de ver el rostro del menor, su sonrisa era tan hermosa que no quería que aquel momento terminara. Llevaba tanto tiempo en la tierra que... podría jurar no haber visto a alguien tan hermoso cómo él.

— El sol ya se está ocultando... —musitó desviando la mirada hacia el cielo— Debo volver a casa.

— ¿No puedes quedarte un poco conmigo? —preguntó triste acercándose más al adverso para así acomodar su cabello detrás de su oreja.

— Yo... no lo sé —sonrió tímido— no quiero irme, quedarme contigo un poco más.

Taehyung sonrió y sin esperar más se acercó lo suficiente poniendo sus manos sobre la cintura adversa para así acercarlo y "cargarlo". Jungkook al instante sintió cómo su rostro se ponía más caliente de lo habitual, seguramente estaba más rojo que un tomate, y sí, tenía razón.

— ¿Q-qué estas haciendo? —preguntó colocando sus manos sobre los hombros adversos— Hyung... no tenemos ropa puesta.

— ¿Eso es un problema? —preguntó coqueto desviando su mirada hasta los labios adversos.

— P-pues mi... "eso" está muy cerca de ti y-y tú... "eso" también de mi —se quejó bastante avergonzado.

— Jungkook... —llamó captando la atención del susodicho.

En ese momento ambos volvieron a hacer contacto visual por lo que hubo algo que hizo al menor tranquilizarse. Suspiró y así fue cómo rodeó el cuello adverso para no caerse pues habían muchas rocas resbalosas y no quería tener algún accidente, no obstante, sabía que él no era capaz de soltarlo.

— Eres la persona más hermosa que he conocido en toda mi vida... —musitó sin despegar la mirada del rostro adverso.

Jungkook no pudo evitar sonreír mucho más tímido pero aquella sonrisa se fue lentamente al saber lo que él quería hacer. Su corazón comenzó a latir mucho más rápido y su estómago parecía estar lleno de mariposas. No sabía qué era lo que estaba sintiendo pero, le gustaba.

El azabache ya decidido se acercó lo suficiente para acortar la poca distancia que tenían. Sus labios se unieron con los adversos notando obviamente que era el primero que daba, no obstante, al sentir la mano del castaño acercarlo más a él le hizo ver que también quería aquello al momento de corresponder un poco torpe.

Por otro lado Jungkook sentía que su corazón iba a traspasar su pecho. Lo que estaba sintiendo era nuevo y... le gustaba. Fue tanto que aún sin siquiera saber si lo estaba haciendo bien, correspondió y lo acercó más.

Los labios del mayor se sentían tan... bien, siempre se la pasaba con un cigarrillo y pensaba que quizás tendría el sabor al tabaco pero no fue así, de hecho, le gustaba aquel sabor aún sin saber cómo identificarlo.

Sentía que en ese momento estaban llegando a las nubes. El mundo se había detenido y los pocos rayos de luz caían exactamente sobre ellos dando aquella escena tan única para ambos en dónde por primera vez compartieron el beso que estaban esperando desde la primera vez en que se vieron.

Luego de unos segundos por fin se separaron. El castaño aún muy avergonzado solamente recostó levemente su cabeza en su hombro mientras sentía las caricias adversas sobre su espalda y cintura.

— Lo siento, me dejé llevar —habló finalmente Taehyung.

Jungkook sonrió levemente tratando de entender qué era lo que había pasado aún. Se sentía tan "lleno de vida" sólo con un beso, no obstante, los pensamientos de que aquello era un "pecado" venían a su mente. Tenía tantas emociones que no sabía ni siquiera si lo que había hecho estaba bien o estaba mal.

Suspiró y se reincorporó haciendo contacto visual con el mayor de nuevo. Posó su mano sobre la mejilla izquierda del susodicho y lentamente dio suaves caricias dedicándole una linda sonrisa.

— Si por haberte besado ya estoy condenado al infierno... lo haría con gusto una y mil veces más. Y así le presumiría a los demonios que conocí el paraíso sin siquiera haber entrado —musitó.

En ese momento Taehyung sintió sus mejillas calentarse un poco mientras que su corazón comenzaba a latir más de lo habitual. Lo que sentía por él ya era grande y aquella muestra viniendo de él... lo hizo enamorarse por completo de un amor que... era uno prohibido.

Sus ojos se abrieron un poco más al sentir cómo ahora era el castaño quien lo había besado a él. Correspondió y cerró sus ojos disfrutando de aquel beso que entre más duraba, mejor se hacía. Él también se sentía en el paraíso, no, de hecho era mejor que el paraíso.

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Jungkook corrió un poco más hasta llegar a su casa en dónde sus padres ya estaban listos para la cena. Se disculpó muchas veces por haber llegado tarde mientras se sentaba en una de las sillas.

— Lo siento, es que... en el camino me entretuve —musitó tratando de ocultar su sonrisa.

— Estuviste cuatro horas fuera de casa. Tu madre dijo que sólo ibas a tomar un baño —habló serio su padre.

— Si, padre, lo lamento. Se me fue el tiempo, estaba practicando para... —apretó levemente la tela de su ropa— la misa de mañana. Estoy nervioso y... quiero hacerlo bien, para que ustedes puedan estar orgullosos de mi —sonrió viendo a ambos.

El hombre adverso en aquella mesa sonrió y estiró su mano hasta la cabellera de su pequeño para así revolver sus pequeños rizos.

— Bien, si es así, entonces estoy seguro de que mañana lo harás estupendo.

— Y no olvides que yo siempre estaré orgullosa de ti, cariño. —respondió su madre tomando su mano por encima de la mesa.

El castaño sonrió algo apenado para luego sólo unir sus manos y cerrar sus ojos para orar por los alimentos en su mesa, que desde que su padre se convirtió en el sacerdote del pueblo, ya no había día en el que pasara hambre.

Al finalizar solamente tomó sus cubiertos y se dedicó a comer aún sin poder borrar su sonrisa. Lo que había pasado en realidad... lo iba a recordar por muchísimo tiempo.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora