CAPÍTULO X

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Los días transcurrieron bastante tensos, las miradas sobre los jóvenes que recibían aquella doctrina junto al difunto sacerdote eran de desagrado. Muchos creían que ellos habían hecho tal cosa pero al no obtener pruebas sólo se quedó cómo un rumor. La iglesia fue limpiada y puesta en uso por el siguiente al puesto del padre, quien, no era nada más ni nada menos que... el padre de Jungkook.

Todo fue más tenso para el susodicho, si antes debía mantener una imagen presentable ante la sociedad, ahora no debía ni siquiera respirar de la mala forma o era juzgado. Irónico.

Las personas en aquel pueblo creían estar desamparadas pero al ver que había un nuevo "profeta" decidieron ahogar sus penas y pecados en aquel hombre. Un hombre que sí cumplía muy bien su rol en aquel lugar, no era cómo el anterior, no obstante, no era perfecto. Su ego había crecido, su sentimiento de poder sobre cualquier humano frente a él era... indescriptible, ahora veía a todos cómo dinero andante, personas manipulables, entre otras cosas más.

Quería ser el hombre perfecto que tomaba de la mano a Dios para bendecir aquel lugar, pero esa misma mano... era la misma con la que robaba a los pobres.


3:20 p.m.


El calor lo estaba matando, estar bajo aquel pequeño pórtico sólo hacía que su pereza creciera. Estaba aburrido, ya había ayudado a su madre al igual que a su padre, había cepillado ya a los caballos, ya había dado alimento a los demás animales, ya había hecho todo, ya no había nada con qué distraerse.

Fue ahí cuando se despidió de su padre saliendo de la iglesia por la puerta trasera para así dirigirse a su pequeño hogar. En cuanto entró tomó ropa limpia al igual que una toalla.

— ¿Ya terminaste? ¿Tan pronto?

— Sí, madre —sonrió— ¿Puedo ir a tomar un baño al río? Me estoy muriendo de calor. —Puchereó.

— Está bien, cariño. No olvides llevar el hacha de tu padre, no quiero que algún animal te muerda o algo. —Habló acomodando el cabello de su hijo.

Este sonrió asintiendo. Tomó todo lo necesario y así fue cómo comenzó a caminar directo hasta el pequeño río detrás del pueblo. Era algo complicado llegar debido a que estaba antes de llegar al "corazón del bosque". Muchos decían que ahí habitaban animales peligrosos pero ya había ido muchas veces así que sabía cómo cuidarse.

En cuanto llegó sonrió al ver lo clara y fresca que se veía el agua. La pequeña catarata a unos metros de él se veía bastante curiosa así que esperaba ir hasta ahí y quizás pescar algún crustáceo. 

Los rayos del sol se hicieron más presentes chocando con el cuerpo de aquel bello chico. Su cabello brillaba dejando ver ese color castaño hermoso, su piel blanca también resaltaba y ni hablar de sus bellos ojos.

Al deshacerse de toda su ropa, lentamente fue sobre las piedras hasta por fin adentrarse al agua. Se sentía tan bien estar ahí, le encantaba tomar baños en el aquel lugar y disfrutar de la naturaleza en dónde sólo se encontraba él.

No obstante, minutos después pudo sentir otra presencia. Su mirada se dirigió hasta uno de los árboles detrás de él y sonrió al verlo ahí de nuevo. Ya se le hacía normal encontrárselo, el miedo que alguna vez tuvo, se desapareció y en su lugar la felicidad creció. 

— Pensé que no vendrías. —habló un poco fuerte acercándose a la orilla.

— Nunca te he fallado, ¿o si? —sonrió observando atentamente al castaño—. Te vi cuando venias hacia acá, así que... quise venir a distraerme un poco.

— Ayer... no llegaste. —Desvió la mirada hasta la cascada—. Estuve esperándote mucho tiempo...

En ese momento sintió la mano adversa tomarlo del mentón para así hacer que ambos estuvieran frente a frente. Sus mejillas se tornaron de un torno carmesí hermoso al igual que sus orejas. Aún le era difícil acostumbrarse al tenerlo tan cerca de su rostro viéndolo así, tan... dominante.

— Tuve unos problemas con... amigos. Ayer intentaron golpear de nuevo a aquel campesino... —suspiró—. Luego Min se enfureció y quiso matarlos a todos de nuevo. Es difícil que se controle tanto.

— Pues se nota que si le gusta ese muchacho, debería decirle que se mude al templo con él. Sería más fácil para ambos, ¿no crees?

Taehyung mantenía su mirada en aquellos labios que lo estaban tentando demasiado pero sólo asintió suspirando para luego sentarse de mejor forma frente al menor.

Habían llegado a tenerse tanta confianza que todo lo que sucedía en su vida se lo contaba a Jungkook. Le parecía extraño pero era agradable ser escuchado. Muchas veces también recibía regaños de este pero sólo le causaba ternura y gracia ver cómo se molestaba por algo que hizo o por lo que adversos hacían.

En ese momento sintió su rostro calentarse un poco. Su mirada estaba sobre aquel castaño que ahora se sumergía y nadaba en aquel río. Pero el momento que más amaba era cuando éste salía del agua y mostraba su piel junto a su cabello completamente mojados. Ese chico lo tenía muy mal.

— Hace mucho calor. ¿Por qué no te metes aquí conmigo? —sonrió alzando la voz un poco.

— No lo sé, ¿Crees que sea buena idea?

Al ver al menor asentir no pudo contenerse. Se puso de pie y sin pudor alguno comenzó a deshacerse de sus prendas, algo que hizo al adverso girarse de inmediato.

Odiaba que fuera así, tan sinvergüenza. ¿Cómo iba a dejar que se vieran "ahí" así cómo si nada?

Luego de unos segundos pudo escuchar cómo éste se tiraba al agua por lo que rió girándose de nuevo. Al momento en que este sacó la mitad de su cuerpo... sintió algo dentro de él.

Los oscuros rizos del mayor gotear aquella agua. Su piel también era blanca y hacía resaltar todo su hermoso rostro. Era ahí dónde se preguntaba así mismo si aquel hombre frente a él era real o algo que su imaginación había creado.

Era tan precioso que no podía describirlo. Su cuerpo, su cabello, sus labios, sus ojos, sus... manos, todo. Todo en él era increíblemente atractivo.

Taehyung sonrió volviendo su mirada al menor. Con él nunca usaba su poder de leer la mente, con él nunca usaba nada que pudiera asustarlo o incluso lastimarlo, con él se sentía seguro de que... no iba a ser traicionado. No obstante, por aquella mirada que éste tenía, sabía que había quedado encantado con su físico; y eso que sólo mostraba del torso hacia arriba.

Jungkook algo apenado desvió la mirada de nuevo y fue así cómo disimuló yendo hasta la cascada mientras nadaba pidiéndole una carrera. Algo que Taehyung gustosamente aceptó con una sonrisa en sus labios.

Le encantaba esta nueva realidad, una realidad dónde aquel chico ya no le tenía miedo y su relación... cada vez se hacía más cercana.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora