CAPÍTULO XXXV

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El humano es crédulo, su cuerpo es débil y toda alma es fácil de ganar si no van de la mano del todopoderoso; del omnipresente.

Buscan la salida "fácil" cuando solamente deben de buscar fé en él. Tiene el amor, la protección y la esperanza de ir en un buen camino pero... hay alguien más que trata la manera de descarrilarlos al mal y tomar la mano equivocada.

Todos lo conocen, muchos le temen... pero también hay algunos incautos que decidieron venerarlo como un "Dios"; cayeron entre sus falacias, cayeron en sus juegos, cayeron en las trampas que los llevarían a la perdición en cuerpo y alma; cayeron en el pecado, confiaron... en SATÁN.

2 semanas después.

— ¿Recogiste las ofrendas?

— Lo hice.

— ¿Limpiaste las sillas?

— Sí.

— Bien hecho —sonrió aquella mujer—. Ven a casa conmigo, mi hijo estaría feliz de tener algo de compañía. Además, prepararé algo de comer, no tienes por qué hacerlo solo todo el tiempo.

— No quiero molestar en su morada, señora Jung —respondió Jungkook.

Aquella mujer suspiró llevando su mano hasta la mejilla del susodicho mientras le sonreía con algo de tristeza. No se imaginaba lo solo que ese pequeño podía sentirse sin sus padres, sin su madre; rodeado de peligro luego de los últimos ataques a aquellas personas. Completamente solo.

— Por favor, no seas modesto —rió— ven conmigo, estoy segura de que estarás bien, y si no es así, eres libre de irte.

Mantuvo su mirada en él, observaba como los rayos de sol que entraban por los cristales reflejaban el hermoso color dorado en su cabello, al igual que aquella piel de porcelana. Ese niño era realmente hermoso, tanto que... era difícil creer que era real.

Su atención se desvió. Su entrecejo se frunció un poco ante la mirada de este la cual daba a una de las sillas detrás de ella, como si... estuviera viendo a alguien.

Con curiosidad volteó, pero... no había nada.

— Está bien —sonrió— iré con usted.

El castaño notó como aquella mujer asintió para luego girarse y caminar hasta la puerta de salida siendo ahí el momento en que él también comenzó a andar pero... cabizbajo pues, él estaba ahí, observándolo entre las sillas, mostrándole que siempre... siempre estaría ahí, donde quiera que él estuviera, sin importar... si estaba en "la casa de Dios".

Al salir de aquel lugar tomó una de las bolsas de la mayor para poder ayudarla hasta llegar a su hogar.

— Hay algo que debes saber antes de que estemos allá —rompió el silencio— mi hijo... es... un poco diferente. Él es bueno, es un chico... precioso —sonrió— pero, tiene unas cualidades que... no son muy bien vistas en el pueblo, o quizás hasta en la sociedad general.

Jungkook confundido la miró. ¿Qué sucedía con él?

— Por eso mismo lo alejé de todos, lo trataban mal por ser así e incluso llegaron a golpearlo. Lo hicieron sufrir tanto cuando solo tenía 10 años.

— ¿Él... cuantos años tiene? —preguntó.

— Ahora tiene 25, pero lo oculté de todos cuando cumplió los 11. Dije que se había ido con mi hermana al pueblo más cercano pero... realmente no lo hice, no podía deshacerme así de él —tragó saliva.

El castaño guardó silencio sintiendo cada vez más curiosidad por lo que estaba diciendo aquella mujer. ¿Qué era?, ¿un monstruo?, ¿cómo pudo esconderlo de todos por tantos años?

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora