CAPÍTULO VIII

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El castaño mantenía su mirada en el cielo sintiendo el ardor en su espalda. Cada una de esas heridas las merecía, incluso creía que necesitaba más. Había hecho algo incorrecto e irrespetuoso. Había sido tan tonto por haberse salido así cómo si nada.

— Madre... —musitó—. ¿Si... una persona gusta de otra está mal? Es decir, si son... del mismo género.

— ¿¡Qué cosas dices!? —preguntó con asombro y con enojo exprimiendo aquel trapo—. Eso es una aberración, es una entrada directa al infierno. Tú lo sabes muy bien, Jungkook. El hombre fue creado para estar con la mujer y viceversa.

El menor se quejó de nuevo por aquel dolor y sólo se mantuvo en silencio sintiendo sus ojos cristalizarse. Su espalda dolía demasiado, había sido humillado frente a todos en aquella iglesia.

Luego de que saliera del bosque, fue directo a la iglesia en dónde él sacerdote y demás personal del lugar lo esperaban con un látigo en mano. Supo lo que se le venía por lo que ni siquiera dijo una mínima palabra para justificar su huida. En ese momento lo pusieron de rodillas con el torso desnudo dando una y otra vez más golpes con aquel látigo diciéndole muchas veces que había sido una falta de respeto, además de acusar al sacerdote cómo un pecador frente a los demás.

Sus padres ni siquiera les importó que su hijo haya sido humillado de tal forma, bueno, esto viniendo más de parte del padre de familia que de la madre. De hecho, había pedido que lo castigaran mucho más.

— En la biblia dice que... hay que amar al prójimo cómo a ti mismo —musitó.

— No de una forma anormal, hijo. Es más, no hables porque tu padre puede escucharte y todo irá peor. —condicionó.

El menor sintió una lágrima deslizarse por su mejilla pero al instante la limpió para luego alejarse diciéndole a su madre que ya estaba bien. Se colocó de mejor forma su ropa, dio las buenas y cómo acto seguido fue hasta que sería su "habitación" para luego sentarse frente a la ventana dejando que el aire le diera en el rostro.

Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente y fue ahí cuando ya no pudo contenerse más. Dolía... demasiado.

12:30 p.m.

Su mirada penosa se encontraba en todos los demás chicos que salían en orden de aquella iglesia. Tenía mucha hambre pero cómo castigo tampoco tenía la oportunidad de comer al menos una vez al día.

Suspiró y se dirigió al cuarto en dónde se encontraban las cosas del aseo y ahí comenzó a tomar algunos trapos para así limpiar el lugar.

Con el simple hecho de ponerse de rodillas dolía, no podía hacer el más mínimo esfuerzo pues la tela rozaba en su espalda y sentía el ardor mucho más fuerte. Suspiró de nuevo y sin otra alternativa comenzó a limpiar el suelo, suponía que estar ahí era mejor a recibir las miradas de desprecio de su padre.  Aunque, en la madrugada nuevamente estaba alucinando cosas y lo único que decía era "ojos rojos", nadie le prestó atención a aquello.

Luego de unos minutos pudo escuchar la puerta trasera abrirse. Sabía que era el padre así que ni se inmutó y sólo siguió limpiando las sillas.

— ¿Te encuentras bien?

Jungkook asintió sin levantar la mirada aún, estaba avergonzado.

— Bueno... ¿ya comiste? Tengo un poco de comida que seguramente te gustará. —sonrió—. Dejemos el aseo de lado y vamos a comer, ven.

El mayor aún sonriente alzó un poco la mano indicándole que fuera hasta él. Jungkook estaba muy hambriento así que no podía negar algo cómo eso pues también al llegar a casa tenía prohibido comer.

Al llegar a la otra habitación se sentó en una mesa viendo cómo el mayor colocaba comida frente a él. Agradeció y sin más, comenzó a comer. Estaba tan deliciosa, llevaba meses sin probar un poco de carne y cada vez que lo hacía, la sentía el triple de bien.

— ¿Cómo están tus heridas?

— Supongo que... bien —tragó— hoy en la mañana de nuevo estaban sangrando así que... cómo pude las limpié.

— Entiendo, no las curaste, ¿no? ¿Puedo hacerlo yo? —preguntó sonriente.

— ¿Usted? —se giró algo nervioso— pues... no, no se preocupe, será asqueroso mientras haya comida aquí y--

— Por favor, dejamelo. Si se lo dejas todo a Dios, él te sanará. —Musitó.

Jungkook se quedó unos momentos en silencio para luego ver cómo el mayor iba a traer lo necesario para curar aquellas heridas. Se pudo de pie nuevamente y sólo observó al adverso ayudarle a quitar su ropa, se sentía incómodo mostrar su cuerpo a alguien más pero entendía que ahora era para curarlo.

Se sentó de nuevo para proseguir comiendo pero sentía demasiado dolor al momento en que aquellos dedos recorrían toda su espalda, incluso eso hizo que el hambre se fuera.

— Padre, no creo que sea nece--

— Claro que si, Jungkook, sólo mira... cómo estás. —Sonrió observando cada zona del menor—. Tu piel es muy... suave y... delicada. —comentó pasando aquel algodón húmedo limpiando pero se distraía más con tenerlo... a él.

El castaño cerró sus ojos mordiendo uno de sus dedos para no quedarse. Estaba doliendo mucho y se sentía completamente diferente de lo que su madre le había hecho ayer por la noche.

Luego de unos minutos finalmente terminó. El menor al instante quiso colocar su ropa pero aquella mano sobre la suya se lo impidió.

— ¿Señor?

— ¿No te gustaría quedarte hoy aquí? Mejor dicho, en mi casa. Entiendo que tu familia esté tan avergonzada de lo que su hijo hizo que no querrán verte ni de reojo. —habló acercándose más—. ¿Acaso no estabas interesado en tener un puesto cómo el mio? Yo puedo enseñarte cosas para que puedas serlo pronto, pero para eso... debes ir conmigo o los demás sospecharán.

Jungkook se quedó observándolo por unos momentos. Entre cerró sus ojos al comenzar a ver todo con mucha luz e incluso borroso. No sabía qué era lo que estaba pasando, se sentía cómo... cuando las lágrimas se acumulan en tus ojos impidiéndote ver de mejor manera.

— Yo...

— ¿Te sientes mal? Oh, no puede ser... —fingió tristeza— Ven, sé que te hará sentir mejor.

Jungkook quiso irse de ahí pero las manos adversas eran mucho más fuertes y él estaba sintiéndose muy mareado, era extraño. Quería volver con sus padres pero ahora, sólo se estaba dejando llevar por el sacerdote a un lugar... que no sabía que existía en aquella iglesia.

¿Dónde estaba Taehyung?

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora