CAPÍTULO XXXIII

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10:08 p.m.

Jungkook observaba detenidamente las chispas que salían de aquella fogata. Su cuerpo estaba un poco frío, su mente llena de preguntas y su mirada sin brillo alguno.

Pensaba en que, ante la llegada de Taehyung... todo se volvió oscuro. Las muertes eran cosa de cada día, los enemigos iban aumentando absurdamente, sus padres habían dejado de verlo cómo su orgullo y él... se veía así mismo como el pecador mas grande de la tierra.

Se estaba alejando de su religión, esta incluso le asqueaba y es que, el imaginar que ese "mundo" era sólo... imaginación, dolía. ¿Por qué todo parecía más feliz cuando vivía sin saber nada de lo que lo rodeaba? ¿Eso era bueno? Además, ya nunca podía rezar cómo antes, sus lágrimas ya no eran con la misma intención, ahora... eran provocadas por dolor, traición, maldad, tristeza... y ya no por devoción.

— ¿Podrás perdonarme? —musitó levantando la mirada al cielo— por qué... ¿Por qué no impediste todo lo que pasó? —observó detenidamente aquellas estrellas— ¿Me abandonaste? Ya no te siento aquí... —sintió un nudo en su garganta— en estos momentos yo... pienso en si... merezco seguir con vida, de igual forma, esto ya es un infierno. —sintió sus ojos cristalizarse.

Podía notar en su pecho una leve presión, quería llorar, quería gritar y quería correr a los brazos de su madre para poder refugiarse de todo el mal que estaba rodeándolo. Quería volver al pasado, quería seguir siendo un... ¿ignorante?

— Estoy pagando lo que hice, ¿no es así? —volvió su mirada al fuego— por meterme con... tu enemigo —sonrió con mofa—. Pero, ¿por qué se siente que él me ama más que tú?, él me cuida y lo demuestra mucho más que tú —Musitó en tono de reproche— Es tu enemigo, pero no será el mío, él me abrió los ojos ante el mal que provocamos nosotros, tu creación. ¿Dónde estás ahora? ¿Dónde estabas cuando mamá y papá no comían por darme a mi? ¿D-donde... —tragó saliva— estabas cuando intentaron abusar de mi? ¿Dónde estabas cuando ese sacerdote me llevó hasta ese lugar? ¿Dónde estabas cuando te supliqué a gritos que nos ayudaras? —sus lágrimas cayeron sintiendo algo invadir su cuerpo—. ¿Eres... real?

Su respiración se hizo más agitada, el viento era cada vez más frío y su corazón era aprisionado por todo el daño que estaba aguantando. Su coraje hacia ese ser supremo iba incrementando y la duda de si en realidad él era el bueno... se hacía más grande.

— No sabes cuanto extraño sentirme protegido por ti, pero, ahora me abandonaste, me dejaste tirado y él fue el único que sostuvo mi mano, "Satán". —sonrió—. Lo siento... —limpió si rostro— lo siento, señor, perdón por haber causado deshonra, por ser un sucio pecador, por ser una escoria para ti y para todos, perdóname por todo y... —suspiró— Lamento decirte que... —se puso de pie viendo hacia el cielo— mi respeto, mi amor, mi devoción, mi cuerpo y... mi alma... serán para él. Será así... hasta que me demuestres... que en realidad me amas y me quieres de tu lado, de lo contrario... habrá un lugar en el infierno que contenga mi nombre tallado, después de todo, tú hiciste que el infierno también estuviera presente en la tierra. —acotó tirando aquella biblia entre sus manos hacia el fuego.

Las llamas se hicieron más grandes y un poco terroríficas, los árboles se movían de una forma tan brusca que incluso había alertado a todos los habitantes de aquel lugar. ¿Dios había sentido molestia? ¿Ahora si le prestaba atención? Nadie lo sabía, pero, él coraje que tenía Jungkook en esos momentos era tan grande que ni siquiera él mismo podía creer lo que hizo, había quemado aquello que cuidó con toda su alma, quemó su anterior lugar seguro.

Sin decir nada más se giró viéndolo sobre aquella pared con su típico cigarrillo entre sus labios junto con una sonrisa orgullosa, lo estaba logrando, estaba... logrando lo que planeó durante mucho tiempo.

Este al ver a Jungkook totalmente desconsolado; extendió sus brazos invitándolo a estar al medio de ellos.

El castaño mostró una linda sonrisa y aún en silencio, caminó hasta poder refugiarse en su pecho logrando sentir su calidez. Suspiró profundo sintiendo su distinguido aroma mientras era acariciado con delicadeza.

— Después de esta noche... nada será igual. —musitó el mayor con la mirada en la fogata con la biblia aún ardiendo—. ¿Estás seguro de lo que dijiste? ¿Quieres... ser... mío?

Al finalizar aquellas palabras sintió las manos adversas sobre sus mejillas. Por inercia tiró aquel cigarrillo al notar cómo este lo acercaba cada vez más a su rostro hasta unir sus labios en un suave beso que estremeció a ambos.

Sus cuerpos fueron acercándose cada vez más hasta que las caricias aumentaron, llevando así a Taehyung a tomar de los muslos a aquel pequeño y llevarlo cargado hasta aquel colchón en el suelo.

Los besos aumentaron, las ganas de querer sentir más se habían hecho más grandes y fue ahí cuando ambos supieron que aquella noche sus cuerpos se "conectarían" bajo la tenue luz de las velas a su alrededor.

Jungkook se separó por unos segundos y con una brillante mirada junto con sus regordetas mejillas carmesí, despojó al mayor de sus prendas dejándolo debajo de su cuerpo al final.

Taehyung parecía estar muy feliz al ver cómo su delicada y suave piel era descubierta recibiendo aquella cálida luz que lo hacía ver mucho más... sensual. ¿Qué había pasado con él? ¿Por qué ahora parecía no tener vergüenza de absolutamente nada? En su lugar, su mirada estaba llena de lujuria y deseo de ser "llenado" por él, por... Satán.

— Quiero... —musitó quitando la última prenda para luego sentarse sobre el regazo adverso— que toques todo de mi —tomó su mano pasándola por su abdomen— y... quiero que sepas, que me estoy entregando por completo a ti. —sonrió—. Sé que tú serás el único en hacerme conocer el paraíso y yo también puedo hacer que tú lo conozcas.

— ¿Estás seguro de lo que dices? —preguntó sentándose para así poder encararlo— ya no habrá vuelta atrás... y lo sabes —bajó la mirada hasta sus labios para luego volver a sus ojos— serás de mi total propiedad...

Jungkook sonrió llevando su mano hasta la entrepierna adversa sin dejar de verlo al rostro logrando notar en él una mirada mucho más brillante y llena de deseo.

— Sí, quiero ser de tu propiedad.

Sin esperar más, ambos volvieron a unir sus labios en un apasionante beso hasta quedar recostados nuevamente.

Las llamas de las velas se encendieron mucho más creando en aquella pared la sombra de ambos, una sombra que... era digna de ser plasmada en una pintura erótica.

Ambos emanaban algo tan fuerte que era difícil de explicar pero, sólo se podría decir que había deseo, amor y felicidad.




El ave fénix había resurgido de sus cenizas nuevamente.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora