CAPÍTULO XVII

647 117 25
                                    

Hyo-ri, la madre de Jungkook; se encontraba tan cansada mientras observaba a su esposo entre aquella multitud predicando. Llevaban desde las 3 de la tarde en eso y ya iban a ser las 8. Sus manos ya no aguantaban con todo el peso de aquellos regalos dados por las personas del pueblo. Agradecía demasiado que ahora ya no hubiera día en el que pasaran hambre pero sabía que su esposo también se estaba aprovechando de la bondad de aquel pueblo.

Mientras los minutos pasaban sus manos comenzaron a ponerse moradas debido al pesor de aquellas bolsas que... en cuestión de segundos sólo las soltó. Al darse cuenta de que había tirado todo, su miedo creció y fue aún más al tener la mirada de su esposo en ella, ¿por qué en lugar de juzgarla no se acercaba a ayudar?

Se puso de rodillas y sólo comenzó a guardar todo de nuevo hasta que de reojo pudo notar a alguien más a su lado también ayudándola. Al levantar su mirada sólo se sorprendió al darse cuenta de quién era, por un momento creyó que su esposo había ido pero no, no era él, era Taehyung.

— ¿Puedo ayudarla llevando esto a su casa? —Preguntó con una sonrisa amable mientras seguía recogiendo la fruta.

— No, no es... necesario. Mi esposo... —Llevó su mirada hasta el susodicho notando que se iba hacia otra parte con toda la multitud. Por la forma en que este la había mirado supo que seguramente había sentido vergüenza de su propia esposa.

— Por favor, sólo déjeme ayudarla. —Sonrió de nuevo logrando así cautivar a aquella mujer.

Esta ya sin poder decir que no sólo asintió viendo cómo éste tomaba todas las bolsas para así cargarlas cómo si nada mientras caminaban de vuelta a su hogar. Se sentía algo incómoda y molesta, no podía dejar de tener en la mente la escena que había espectado unos días antes.

— ¿Aún duelen? —preguntó viendo las manos de la adversa notando lo moradas que aún estaban. Había estado cargando por muchas horas.

— No, ya se me... pasará por completo. —Respondió aún seria.

Taehyung suspiró y sólo siguió caminando. Admitía que también había sido su culpa que los encontraran ese día pero con Jungkook se olvidaba de absolutamente todo, por suerte, había sido ella y no el imbécil de su padre.

— Hace cuanto... ¿se ven? —Preguntó de la nada haciendo que el adverso se pusiera un poco nervioso.

— Bueno... creo que alrededor de unos 5 o 6 meses, aunque yo ya los había visto mucho tiempo antes. —Respondió en un tono bajo—. Agradezco que... sea una buena mujer y... no haya usado violencia con él esa noche.

— Nunca le haría daño...

— Lo sé. Fue difícil vivir con una madre así, ¿no?, lamento que haya tenido que vivir su adolescencia de esa manera y casarse siendo tan joven.

— ¿Cómo...? —frunció el entrecejo— ¿Cómo sabe que mi vida fue así?

Taehyung mordió levemente su lengua, había olvidado que ella ni siquiera sabía quien era él y era mejor que no lo supiera.

— Su hijo... me lo contó —rió nervioso— me dijo que... usted es... una de las personas más fuertes que conoce y que daría la vida por usted. Y que a pesar de lo que vivió sigue siendo una buena mujer y una muy respetable.

— ¿E-él dijo eso? —alzó la mirada hasta el adverso mostrando una sonrisa y una mirada que poco a poco comenzaba a humedecerse.

— Eso no es ni siquiera el 5% de lo que me a hablado de usted. —Sonrió.

Ambos volvieron la vista al frente notando que faltaba poco para llegar a la casa.

En ese poco tiempo de camino, ella pudo sentir algo extraño. Podía notar en él un "aura" agradable además de que sus palabras sólo la hacían sentir mejor y gracias a él, sus manos podían estar menos moradas que antes.

— Bien, por favor, salúdame a--

— ¿Quieres pasar a cenar? —Habló al instante notando la sorpresa en el rostro adverso—. Mi esposo seguramente no vendrá aún y siempre comemos solos así que... ¿Qué te parece cenar con nosotros?

— ¿Habla usted...

— ¡Sí! —rió levemente tomando la bolsas de nuevo— Ve por Jungkook, está cortando leña cerca del granero.

Sin decir nada más se adentró a su viviendo dejando así a Taehyung bastante sorprendido viendo la puerta cerrarse. Podía sentir algo en su interior que lo hizo sonreír muchísimo más. Sin duda alguna, ella era la mejor persona que había conocido, claro, después de Jungkook.

Metió sus manos en los bolsillos de su ropa y caminó hasta dónde el susodicho se encontraba. En cuanto lo tuvo al frente sintió mucha ternura ver cómo acomodaba aquel leño que se caía antes de ser partido a la mitad.

— ¿Quieres que lo haga por ti?

Jungkook al escuchar aquella voz dio un pequeño salto en su lugar. Su corazón comenzó a latir mucho más fuerte hasta que notó que era él.

— ¿Q-qué estas haciendo aquí? Alguien puede... —suspiró.

— Nadie puede verme a menos de que yo lo permita, ¿recuerdas? —sonrió acercándose al menor para así colocarse por detrás y abrazarlo.

— P-pero...

— Tengo una sorpresa, y es que... encontré a tu madre mientras rondaba por el pueblo. —Contó mientras tomaba aquel machete sin quitar las manos del adverso enseñándole cómo debía tomarlo correctamente— Le hablé y... ahora vamos a cenar juntos los tres. —Acotó levantando las manos para luego así cortar por fin aquel leño frente a ellos.

— ¿¡Qué!? —Se separó algo sorprendido para luego sólo girarse y verlo directamente a los ojos—. ¿Estás hablando en serio? Pero ella--

— ¿Qué te dije? Puedo hacer que todos me quieran sin necesidad de usar algún poder. —Sonrió.

— Y si mi padre...

— No será un problema. Anda... contándole cuentitos para dormir al pueblo. —Habló con sarcasmo.

— Oye~... —se quejó entre risas mientras daba un leve golpe en el pecho de éste—. No son cuentitos.

— ¿No lo son? —sonrió coqueto mientras lo tomaba de la cintura acercándolo cada vez más hasta que sus cuerpos rozaron entre sí.

— Nos van a ver... —musitó tímido poniendo sus manos en el abdomen adverso.

— Pues les quitaré la lengua antes de que digan algo. —Susurró para luego sólo acercarse lo suficiente para así unir sus labios.

Se mantuvieron así por unos segundos hasta que el menor se separó diciendo que su madre podía verlos. Fue así cómo ambos llevaron la leña necesaria para mantener el fuego encendido.

Al entrar a la casa, Jungkook se sentía demasiado tímido, no podía creer lo que estaba viendo. ¿Estaba pasando realmente? ¿Estaba... viendo a su madre reír y bromear con... Taehyung?

Sí y al parecer se iban a llevar muy bien.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora