CAPÍTULO XIV

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Jungkook tragó saliva sintiendo su cuerpo comenzar a sudar debido a los nervios. De alguna forma todo lo que había estudiado se había borrado de su mente, no podía con la mirada de todas las personas pero aún así disimuló lo suficiente para poder decir algo coherente aquella mañana, no obstante, podía sentir la mirada de su padre detrás de él, sabía que había hecho mal.

En cuanto la misa terminó y todas aquellas personas se fueron; los golpes vinieron.

Cerró sus ojos y sólo se mantuvo de rodillas sintiendo aquel látigo golpear sus antebrazos tan fuerte que sentía que lo estaban quemando. Sus ojos se llenaron de lágrimas pero aún así trataba de no mostrar dolor aunque fuera difícil.

— No entiendo qué pasa contigo, antes eras... el hijo perfecto y ahora... cambiaste. —Habló su padre—. Ahora me levantas la voz, no haces bien las cosas, no sabes predicar cómo antes y... que vergüenza, ¿sabes el peso que cae en mi?

En cuanto no recibió la respuesta dio otro golpe haciendo temblar al menor.

— No, padre...

— ¿Qué sucede contigo? Ya ni siquiera te gusta estar aquí cómo antes... ¿A dónde te vas? —Preguntó de nuevo. Al no obtener respuesta sólo volvió a dar otro golpe.

— A ningún lado...

— Escúchame bien, Jungkook. Si llego a enterarme que estás haciendo cosas malas... te irá muy mal. —Amenazó—. Ponte de pie y ve con tu madre. No quiero ver que al llegar a casa no hayas  limpiado todo el granero y a los animales.

— Pero... padre, hace mucho sol y--

Otro golpe cayó en él. Sin decir nada más sólo asintió mordiendo su labio gracias al fuerte dolor en sus brazos. 

Se puso de pie y luego de una leve reverencia salió de aquella iglesia tratando de ocultar sus manos bajo la tela de su ropa. Le dolía el más leve roce, quería llorar pero si lo veían haciéndolo, probablemente volvería a recibir más golpes.

Al llegar a casa se limpió las heridas con agua pero era inútil, seguía ardiendo. Su madre no estaba por ninguna parte y fue ahí cuando ya no pudo aguantar más; comenzó a llorar.

Odiaba que siempre lo lastimara su padre. Antes ni siquiera le había levantado la mano pero al estar en esa iglesia, comenzó a cambiar. Estaba cansado de todo y de todos, quería sólo salir huyendo pero no tenía a dónde ir, y si llegaban a encontrarlo, le iría peor.

Se reincorporó limpiando sus ojos y solamente comenzó a limpiar lo que su padre le había pedido. Al menos eso lo distraía un poco de todo lo malo, no obstante, el sol era infernal. Había demasiado calor que ni siquiera tomando agua podía estar cómo si nada. Luego de unos minutos ya estaba cansado y... no podía parar.

— ¿Jungkook? Hijo... ¿Qué pasó? ¿Por qué--

— ¿Puedo ir al río a tomar un baño? —preguntó serio viendo a su madre.

— ¿Él te golpeó de nuevo? —Observó a su hijo ocultar sus manos.

— ¿Puedo ir? —Esquivó la pregunta anterior.

Al ver a su madre asentir solamente fue al interior de la casa para así tomar un pequeño costal con la ropa limpia y otras cosas que necesitaría luego. Sin más que decirle a aquella mujer sólo siguió su camino sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas que, luego de unos minutos dentro del bosque, sólo se llenaron más al ver a Taehyung ir hacia él.

Comenzó a correr la poca distancia que quedaba entre ambos para luego sólo abrazarlo y esconder su rostro en el pecho adverso.

— Lo siento, llegué muy tarde. —Musitó este colocando sus manos sobre el adverso—. Estuve... haciendo unas cosas... —Sonrió al recordar el desastre que había dejado en aquella iglesia.

Jungkook simplemente no podía hablar.

En ese momento Taehyung se separó y tomó los brazos del menor viendo aquellas marcas que incluso seguían sangrando. Suspiró tratando de contener su enojo y sólo posó sus frías manos sobre el adverso escuchando sus quejidos, no obstante, minutos después, aquellas heridas habían desaparecido.

— Ya estoy harto de que siempre me lastime... —musitó— hago lo que me pide, sigo las ordenes de todos, limpio, estudio, cocino, hago de todo y... por un mínimo error me lastima.

El mayor observaba detenidamente al menor para luego sólo volver a abrazarlo y cargarlo para así ir hasta el pequeño río de siempre. Ambos ya estaban acostumbrados a aquella cercanía por lo que Jungkook simplemente lo abrazaba aún más para no caerse.

— ¿Por qué no vienes conmigo? Nada... te haría falta, tampoco te haría daño nadie y...

— ¿Y mi familia? Los tacharán cómo a todos los que les sucede cosas malas.

— No tendrías por qué preocuparte por eso. Podríamos conseguir un hogar y...

— A ti no te gusta lo religioso pero a mi sí, ¿no tendrías problemas en que convierta una casa en una iglesia? —preguntó bromeando para luego reír—. ¿Puedo preguntar algo?

— Depende.

— ¿Por qué te molesta todo lo que tiene relación con Dios? Es más... si existes tú, existe él también, ¿cierto? —Sonrió viendo a los ojos directamente al adverso.

— Ya llegamos. —Respondió serio dejándolo en el suelo.

— Taehyung, por favor. Dime... —puchereó— nunca me cuentas de ti, tampoco... me dices de dónde viniste. Si tú eres real, entonces Dios, Jesús... ¡son reales!

— ¿Eso realmente importa? —Preguntó levantando un poco la voz dejando en silencio al castaño.

El azabache suspiró y sólo mantuvo su mirada en otro lugar mientras el menor comenzaba a quitarse la ropa para poder meterse al agua. No entendía su obsesión con "esos dos", fueron malos, ellos fueron los creadores de la maldad pero ahora lo culpaban siempre a él.

— ¿En realidad quieres saber... si existen o existieron?

— Quiero saber por qué existes tú, quiero saber cuantos años tienes, de dónde vienes, por qué sabes hacer cosas... sobrenaturales. Quiero saber todo de ti. —Se acercó a la orilla manteniendo el contacto visual con el mayor.

Este suspiró de nuevo y sólo se sentó frente a él comenzando a recordar todo lo que había pasado hace ya muchísimos años.

— Yo... era muy cercano a "Dios" y... —Tragó saliva— Ese fue mi primer error...

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora