CAPÍTULO XII

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Jungkook caminaba de regreso con su madre mientras llevaba las bolsas con comida. En ese momento de nuevo pudieron escuchar los gritos de varias mujeres las cuales decían no ser brujas.

La muchedumbre literalmente las arrastraba por aquellas calles llenas de rocas hasta llevarlas a la horca. Pensaba ya no volver a ver más personas acusadas pero eran demasiado horribles los gritos de estas pidiendo piedad.

— No puede ser... —la mujer soltó aquellas bolsas entre sus brazos y corrió hasta aquellas personas metiéndose entre ellos.

Jungkook al ver esto sintió que su alma había salido de su cuerpo. Dejó todo en el suelo y también fue tras ella por lo que comenzó a sentir miedo de lo que fuera a pasar ahí.

— Por favor, suéltala, ella nunca hizo nada malo... por favor, ¡ella te sanó! —exclamó a su esposo quien comenzaba a molestarse.

— ¡Suéltame mujer! ¿¡Es que acaso defiendes estas... pecadoras!? —preguntó molesto.

— Papá... hazle caso a mamá, ella es una buena persona, ella--

— ¡Cállense los dos!

En ese momento todos pudieron escuchar un fuerte estruendo detrás de aquella plaza para luego escuchar los sonidos de los animales corriendo desenfrenadamente hasta el bosque.

Las personas se sorprendieron y ahí fue cuando ya no prestaron atención a lo que pasaba ahí para ir por sus animales. Si no los encontraban, iban a perder mucho.

— ¡No! ¡Esperen! ¡Ellas necesitan ser juzgadas! —alzó la voz viendo que ya nadie le prestaba atención.

En ese momento pudo ver uno de sus caballos irse corriendo también por lo que ya muy molesto corrió hasta él pues pensaba que su esposa e hijo eran inútiles para aquella tarea.

Jungkook se quedó observándolo hasta que desvió la mirada hacia aquella horca dónde las mujeres ya estaban posicionadas. Sintió tristeza al ver algunas con manchas de sangre e incluso una de ellas ni siquiera había cumplido los 20 años.

— Ustedes... ¿Qué hicieron?

— Hijo —llamó su madre tomándolo de la mano.

— N-no hice nada, lo juro —habló la azabache comenzando a llorar—. Estaba aburrida así que... tomé la biblia de mi esposo y quise leer, eso fue lo único.

— Y-yo estaba limpiando y cepillando el pelaje de mis animales —habló rápidamente la menor— estaba hablándoles cómo siempre, en especial a mi cabra y... me dijeron bruja por eso.

— Yo... sólo salvé a tu padre de aquella fiebre —habló la Señora JuSang.

El menor sintió su enojo incrementar, su padre creía que tenía el control de cualquier mujer y llamarla bruja sólo para liquidarla. Ni siquiera había tenido piedad de la mujer que lo había salvado aquella noche dónde probablemente hubiera muerto por los dolores y aquella fiebre.

Sin pensarlo más se subió y rápidamente comenzó a desatar aquellas mujeres las cuales al ya estar libres se pusieron de rodillas frente a él dándoles las gracias y alabándolo por su noble acto, algo muy diferente a lo que su padre quería hacer.

— Por favor, corran de aquí y... busquen otra ciudad. Si encuentran algún caballo, llévenlo con ustedes y sálvense. —Sonrió buscando entre su ropa todo su dinero pero era demasiado poco para ellas tres.

— Disculpen... por meterme, pero yo puedo llevarlas.

Una tercera voz. Todos giraron hacia aquella persona y vieron a un hombre alto de cabello azabache, su ropa era lujosa y parecía ser muy amable. Jungkook sintió cómo sus labios formaban una sonrisa. Después de tanto que había pasado con Taehyung, ya sabía diferenciar a sus amigos, y por sus físico podía deducir que él era Namjoon.

— Suban a la carreta, rápido. —ordenó.

Las mujeres sin esperar más se subieron a aquella carreta donde transportaban paja. Jungkook estaba tan feliz de que ellas iban a encontrar una buena vida luego de tener una segunda oportunidad.

Luego de unos minutos volvió a bajar y tomó la mano de su madre para así correr hasta dónde estaban las bolsas con comida y correr a su casa para que no los encontraran en la escena del "crimen". Si ellos sabían que fue él quien las liberó, se metería en muchos problemas.

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— ¡Es increíble lo que sucedió! Todo el pueblo se volvió loco y esas... brujas escaparon. —alegó sentado en aquella mesa mientras que los otros dos mantenían silencio.

— No entiendo cómo... pudiste culpar a la señora JuSang... —musitó la mujer levantándose para así ir por más agua.

— ¿Qué? ¿Defiendes a esa mujer?

— Ella no hizo nada. Por ella estás aquí aún. —respondió molesta—. Esto se te está yendo de las manos, culpas mujeres inocentes... sólo por el hecho de que son mujeres y quieren hacer lo mismo que ustedes los hombres.

Jungkook levantó la mirada hasta su padre quien se puso de pie y en ese momento pudo sentir el miedo invadirlo. Se puso de pie al igual que ellos y antes de que el mayor golpeara a su madre, él se interpuso.

— ¡Vete de aquí! ¡Respeta a tus padres!

— ¡No golpees a mi madre! —alzó la voz sintiendo sus ojos ponerse cristalinos—. Si la llegas a tocar te juro que yo también responderé contra ti. —frunció su entrecejo cubriendo a su madre.

— Jungkook... obedece mis ordenes y ve a sentarte. Esto es entre tu madre y yo. ¡Soy el que tiene que corregir a su familia!

— ¡Entonces quítate la ropa de sacerdote y deja de predicar! —gritó de nuevo— Si golpeas a tu esposa o hijos sólo eres un sucio pecador más... ¡la misma biblia lo dice!

El castaño sentía su corazón latir tan rápido. Tenía miedo, siempre le tuvo miedo a su padre. Recordaba las veces en que años atrás veía cómo golpeaba a su madre e incluso a él sólo por "corrección". Ahora ya estaba grande y no iba a permitir aquello.

— ¿Lo que dice la biblia? La biblia dice que debes honrarme y respetarme o no--

— La biblia también dice que no debes lastimar a tu familia o estarás condenado a muerte. También dice que no debes hacerme enojar para que yo también te honre ¿Quieres que te lo cite? —tragó saliva— "Y vosotros padres, no provoquéis ira a vuestros hijos, sino criadlos con disciplina e instrucción del s-señor" —titubeó de los nervios.

— Jungkook...

— No dejaré que la lastimes. Primero... tendrás que matarme a mi para hacerlo. —habló serio.

Aquel hombre frente a él apretó su puño y sin decir nada más salió de aquella casa yendo hasta la iglesia que era dónde se refugiaba cuando algo no le caía del todo bien. Incluso pasaba más tiempo ahí que en su propio hogar.

Por otro lado aquella mujer por fin pudo llorar con libertad. Se acercó a su hijo y lo abrazó diciéndole que aquello fue muy peligroso y tonto, que no era necesario defenderla pero, era su madre después de todo, la mujer que le dio la vida. No iba a dejar que un hombre ciego de poder le hiciera daño.

— Ven... voy a curar tu labio. —musitó tomando de la mano a su hijo.

Aquel golpe que había recibido fue tan fuerte que había lastimado su labio al punto de reventarlo.

Quizás para ellos ya había pasado el infierno, estaban sólos y eso de alguna manera los hacía sentir más seguros.

Pero por otro lado... Taehyung no iba a dejar tranquilo al padre Jeon. No iba a permitir que se saliera con la suya. No iba a lastimarlo, bueno, quizás, pero ibas más a atormentarlo.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora