CAPÍTULO XXXIV

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Despertó, por fin... había despertado, ¿dónde estaba? ¿Porqué el dolor en su cabeza se hacía más fuerte? también esa presión en su pecho hacía que su oxígeno fuera desvaneciéndose. No podía hacer nada más que observar las nubes pasar cerca de la luna en aquel oscuro cielo.

Los árboles se movían y el sonido de los animales eran tan tenebrosos que incluso los campesinos se asustaban al pensar en que alguna tormenta estaba por venir.

El viento era tan brusco pero aún así su cuerpo parecía estar dentro de un horno. Sus lágrimas se convertían en sangre y... sus manos temblaban; ardían. No podía hablar, no podía moverse, no podía hacer absolutamente nada más más observar y escuchar.

Tenía miedo, mucho miedo.

¿Quienes eran esos hombres? ¿quienes eran esas mujeres? ¿siquiera eran personas? Todos tenían casi la misma mirada que Taehyung y... sentía haberlos visto antes pero no lo sabía con certeza; eran tan terroríficos.

¿Había hecho bien? ¿Qué estaban haciendo? Era... ¿un pacto? No recordaba casi nada, no recordaba cómo llegó a tal profundidad en el bosque, no recordaba en qué momento estaban todas esas personas a su alrededor, aunque... ¿Por qué despertó de una forma tan brusca?

Su miedo incrementó al escuchar murmullos a todo su alrededor, las llamas del fuego se hicieron cada vez más grandes y su cuerpo parecía calentarse aún más, era extraño, estaba tan deseoso pero no sabía ni de qué. Tenía tantos sentimientos juntos que parecía que iba a explotar, incluso... había dejado de tocar el suelo y el cielo parecía "estar más cerca".

Fue ahí cuando todo fue mucho más fuerte, el cielo tronaba, los perros ladraban, los demás animales actuaban como locos y el bosque parecía haber cobrado vida ante los cantos de aquellas personas.

Sus entrañas se retorcían, sus lágrimas parecían salir más rojas que la propia sangre, su cuerpo temblaba de frío... o quizás de calor, ardía, todo en él ardía.

Sentía... cómo si sus manos estaban siendo atravesadas por clavos, su corazón latía cada vez más rápido y una voz en su interior le pedía que cancelara todo, que su hogar era con Dios, con su creador. Él era paz, él era amor, él era todo lo que él buscaba y no Taehyung.

— M-mi señor... —susurró sintiendo su garganta como si de un incendio se tratase— ¿e-es...tás a-aqui? —preguntó con total dificultad.

El ardor incrementó y junro con él: la molestia y furia de Taehyung.

— P-perd-- ¡Ah! —gritó como pudo, dolía aún más—. P-padre--

— ¿Qué no te das cuenta? —habló Taehyung— se entregó a mi, vete de aquí —frunció su entrecejo— ¡No le sigas haciendo daño! —gritó con coraje haciendo a todos callar.

— Hyung... —llamó el menor sintiendo mucho más miedo que antes.

— ¡Es mio, ¿entendiste?! —exclamó.

Jungkook en ese momento sólo pudo sentir su cuerpo "quemarse", sus sollozos se hicieron más fuertes siendo ahí cuando su cuerpo cayó sin aviso alguno pero, este no tocó el suelo pues los acogedores brazos de Satán envolvían su delicado cuerpo.

— Mírame —ordenó con aquella voz suave— Estoy aqui, no te estoy haciendo daño, es él... —tragó saliva— no lo escuches a él, escúchame a mi, estoy aquí para ti.

— T-tengo mucho miedo... —titubeó entre lágrimas— me duele, me duele mucho, por favor... haz que se detenga, ¡por favor haz que se detenga! —exclamó cómo nunca antes.

Taehyung pudo sentir su corazón latir mucho más rápido, estaba sintiendo... miedo, por primera vez en toda su vida... estaba sintiendo miedo.

— No voy a dejar que te haga más daño, sólo concéntrate en mi. —Habló nervioso arrodillándose junto con él sobre aquella tierra haciendo que su ropa se ensuciara pero, tal cosa ni se veía por el rojo intenso de su sangre.

Jungkook sólo podía sentir su cuerpo temblar de dolor. Poco a poco levantó sus manos tratando de ver qué era lo que tenía ahí pero, Kim no lo permitió y en su lugar... tomó su rostro con delicadeza obligándolo a concentrarse sólo en su rostro.

En ese momento, los truenos fueron tan fuertes que incluso despertaron hasta la última persona en todo el mundo. Un diluvio apareció tan de repente, el fuego se apagó, todos desaparecieron a excepción de Taehyung quien en ningún momento soltó a su ser amado.

El susodicho fue acercándose un poco más hasta que... por fin sus labios se unieron.

Jungkook al instante pudo sentir que aquel ardor se detuvo, el fuego en su interior se apagó, sus lágrimas se borraron con la lluvia y el miedo desapareció.

Su débil y delicado cuerpo fue sostenido en todo momento por aquel hombre que... comenzaba a agitarse mucho más al ser él quien ahora sentía todo lo que se relató con anterioridad pero, no le importaba, prefería ser él quien recibiera ese castigo en lugar de un alma inocente que se entregó por amor al enemigo.

Tal dolor sólo fue un motivo más para seguir besando a aquel chico sin importarle que tan fuerte fueran los truenos en el cielo ni que tan fría fueran las gotas sobre su cuerpo, no le importaba si el mismo Dios bajaba para alejarlo de él, no lo haría, era suyo; el único ser humano que le importó. No iba a permitir que él lo dejara sólo de nuevo, ya no.

Por otro lado Jungkook podía sentir sus manos y pies tan... bien. Todo se había detenido en su interior, el temor, el dolor, la angustia, todo... desapareció; o eso creía cuando la realidad era que Taehyung era el que estaba sintiendo todo aquello 3 veces mucho más fuerte pero, que sin importar lo mucho que doliera, nunca dejó de besarlo y abrazarlo emanando tranquilidad y paz.

¿Esa era la furia del todopoderoso? ¿Creando caos en todo el mundo sólo por no dejar que él fuera capaz de tener a quien quería? ¿Ese era... un Dios? Sí, lo era.

Después de unos minutos más, todo se detuvo. Hubo silencio y tranquilidad. Todo... por fin había terminado.

Jungkook abrió sus ojos un poco creando contacto visual con el mayor quien aún un poco asustado y adolorido, seguía sosteniendo su débil cuerpo entre sus brazos.

— ¿Ya... soy tuyo?

— Siempre fuiste mio. —Respondió al instante—. Desde que supe que llegarías a este mundo... fuiste mío. —Sonrió.

— Hyung... —estiró su mano hasta la mejilla adversa dándose cuenta al fin.

Sus ojos se abrieron un poco más al no poder creer lo que estaba viendo. Observó detenidamente su mano sintiendo tanta impresión al ver... la marca de crucifixión.

— M-mi mano... —titubeó sorprendido.

Taehyung en ese momento la tomó logrando esconderla entre su propia mano pero, fue demasiado tarde pues... Jungkook ya se había desmayado.

Todo por culpa... de Dios. El creador de su dolor y miedo, el que lo despertó al medio de todo el pacto, el que trató de darle "razonamiento" a causa de ardor y heridas, el que no pudo hacer nada más que... destrozarlo mucho más.

Nuevamente se repetía, ¿Dios era amor?

No.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora