CAPÍTULO XXXII

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Una semana después.

Jungkook se mantenía en silencio dentro de aquella iglesia. Su mirada estaba fija en el altar que todos habían hecho para aquellos chicos que fueron asesinados días atrás.

Le era difícil conciliar el sueño después de aquel día. Los recuerdos de los gritos y la forma en que veía cómo Taehyung cometía aquellos actos sin expresión alguna, lo hacían sentir... tan aterrado. ¿Todo fue en defensa propia? No, más bien era venganza pero, seguía repitiéndose que aquellos no tuvieron compasión de él, ¿por qué él sí debía tenerla? Aún así, se sentía la peor persona en el mundo.

— Jungkook.

— ¿Hm? —levantó la mirada encontrándose con YungWoo.

— ¿Te preguntaba que qué era lo que necesitabas? —tomó asiento junto al adverso— ¿Sucede algo?

El castaño tragó saliva volviendo su mirada hasta sus manos jugando con una pequeña flor que había recogido en el camino. Se sentía tan nervioso, ¿qué iba a decir? Todo se había esfumado de su cabeza.

— Uhm... —carraspeó— qué pasaría si... —suspiró— si alguien que fue casi abusado por muchas personas... tiene a alguien que lo defienda y... ese alguien les haga daño. ¿La primera víctima... tendría la culpa?

— ¿La primera víctima es hombre o mujer?

— ¿Eso importa?

— Sí. Si se tratara de un hombre, fue por defensa propia, no sería culpable de nada, mientras que... —soltó una pequeña risa— ya sabes cómo son las mujeres de hoy en día, no saben... cocinar, lavar y algunas buscan de la magia negra para buscar agredir a las personas. Esas mismas mujeres son las que mienten para que la gente les crea, por eso pienso en que, si se trata de una mujer, ella se lo busca porque--

— ¿Qué? —frunció su entrecejo viendo directamente al mayor.

— Sí, Jungkook. Las mujeres vienen con sus tonterías de querer leer cuando la biblia dice que ellas fueron creadas para que Adán no se sintiera solo, y--

— ¿Eso qué tiene que ver con querer leer? Una víctima es una víctima, sin importar si es hombre o mujer —respondió molesto.

YungWoo suspiró para luego desviar la mirada hasta las flores en aquel altar par luego soltar una pequeña risa.

— Mi madre siempre fue una bruja, literalmente. —chasqueo su lengua—. Ella... le hizo tantas cosas a mi padre, lo manipuló para que nuestra familia se destruyera, él cometió infidelidad y una vez en la noche yo la encontré con velas a su alrededor, decía cosas que yo no entendía y supe que ella le estaba haciendo mal.

— YungWoo, ¿eres estúpido? —preguntó con total molestia— no entiendo cómo mi padre pudo poner a alguien tan... nefasto cómo tú.

— ¿Qué? ¿Tienes celos? —rió.

Jungkook sin decir nada más solamente comenzó a salir de aquel lugar sintiéndose tan tonto por haber pensado que hablar con ese idiota iba a servir de algo. Siempre fue así, ¿por qué cambiaría de la noche a la mañana? Todo se le hacía más irritante ahora ya que... por fin había abierto los ojos al verdadero mundo en el que estaba viviendo. Estas personas... eran una completa escoria.

— Hey, Jungkook... —llamó desde atrás- Será mejor que pongas seguro a tu casa, mis amigos ya no están aquí para ayudarme pero... debo seguir el legado que tuvimos.

— ¿Qué...? —se giró lentamente.

— Cuidado con decir algo o... terminarás en la horca, al igual que mi madre. —acotó el azabache para luego darse la vuelta y así meterse a la puerta que lo llevaba a la parte trasera de aquella iglesia.

Jungkook se quedó unos segundos en aquel lugar pensando lo que aquel chico le había dicho. ¿Había escuchado bien?

Sin esperar más salió rápidamente de aquella iglesia para así comenzar a caminar hasta su casa. Por su mente seguía repitiéndose lo que YungWoo había dicho, ¿él también estaba metido en eso? Pero, ¿por qué? ¿Qué les había hecho para que trataran de hacerle daño siempre?

Quizás era envidia o... sólo querían dañar al más débil que se les pusiera enfrente.

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YungWoo mantenía una sonrisa mientras contaba el dinero que había recaudado la iglesia esa mañana. Con eso tenía suficiente para comer bien por 3 días pero, necesitaba más. Había sido una buena idea decir que era para el mantenimiento pero, él también debía obtener una parte ¿no?

Al llegar al pequeño cuarto dónde se hospedaba, sintió su corazón latir desenfrenadamente, su piel se estremeció, el frío lo invadió al igual que... el miedo.

— Así que tú tenías también relación con eso... —musitó soltando el humo de aquel cigarrillo— que graciosos.

YungWoo quería hablar pero ni siquiera podía moverse.

— ¿Quieres saber qué les pasó a tus amigos? —preguntó observando directamente al azabache— Yo les di una lección. Regla número uno de Satán: jamás te metas con la persona que ama. Bonita, ¿no? La creé cuando lo conocí a él, a Jungkook.

— E-eres...

— Tú eres Shin YungWoo, el idiota de 24 años que... abusó de tres niñas que no llegaban ni a los 16 años, el que condenó a su madre a la horca cuando ella sólo pedía a "Dios" que le ayudara a arreglar su relación con sus seres queridos, el que mató a más de 5 inocentes animales sólo por el hecho de que le gustaba ver cómo sufrían. ¿Cómo llegaste aquí?

— ¿Cómo sabe todo eso...?

— Acerté —rió—. Créeme que ya no usé este poder ya que a él le da miedo cuando lo hago pero, cuando hago excepciones en su ausencia... sólo me da repulsión saber la gente que se refugia en esta... pocilga.

YungWoo sintió sus ojos llenarse de lágrimas por lo que rápidamente se postró en el suelo comenzando a pedir al de allá arriba que lo salvara de lo que estaba viendo. Rezaba a todos los santos que conocía pero... ninguno lo salvó.

— Que gracioso. —rió—. ¿Crees que ellos salvarían a alguien cómo tú?

-— ¡Padre por favor, te pido que bajes y--

Se detuvo al instante en que sintió aquella mano sobre su cuello que apretaba tan fuerte al punto en que su respiración se cortó por completo.

— Salúdame a tu Dios —acotó para luego pasar una de sus uñas por el cuello de aquel chico creando una muy profunda herida.

En ese momento cayó al suelo sintiendo cómo su sangre salía sin parar creando así un gran charco a su alrededor.

Taehyung soltó una pequeña risa para luego sólo observar cómo aquel sujeto trataba de tapar su cuello pero era inútil, su muerte ya era segura.

Quien diría que esa habitación... se mancharía de sangre una vez más.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora