CAPÍTULO XXXI Maratón 6/6

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Taehyung iba de uno en uno, lo que más amaba era torturar antes de matar. Lo habían hecho enojar, ellos mismos se habían metido a la boca del lobo y ahora debían pagar las consecuencias. Cada una de ellas.

— Por favor, p-piedad... sólo tenemos 20 años, n-nosotros... —titubeó poniéndose de rodillas ante Kim quien no le quitaba la mirada de encima.

— ¿Por qué me pides piedad a mi? ¿Dónde está tu Dios en estos momentos? Dile a él que venga a salvarte. —habló jocoso—. Sabes que aún así no vendrá por ti... ¿Por qué?

— Señor, por favor... discúlpame, sólo... soy un imbécil, yo lo hice sin pensar, lo juro —pidió acercándose más para así tratar de poner su frente en los zapatos del mayor pero en su lugar sólo recibió un fuerte golpe que hizo sangrar su nariz.

— No te atrevas a ensuciarme con tu asquerosa sangre. —soltó el humo—. Yo no soy a quien debes pedir disculpas... sino a él. —Señaló a Jungkook quien los observaba sin ninguna expresión pero que en sus ojos se veía el miedo.

— Jungkook... perdóname. -Pidió de inmediato.

El susodicho mantuvo la mirada en él sintiendo tanto odio por lo que éste estaba a punto de hacerle. Si Taehyung no hubiera llegado... él hubiera sido violado una y otra vez, sin piedad.

— Jungkook... —musitó Taehyung extendiendo su mano—. Tú eliges su destino.

Este tragó saliva desviando de nuevo la mirada a aquellos tres quienes seguían rogándole su perdón.

Fue ahí cuando entendió una vez más que Kim tenía razón. Por más que le pidió a Dios salvarlo de aquellos chicos... nunca apareció, estaba sólo, una vez más y de no haber llegado él... en entonces momentos estaría muy lastimado por ellos.

Se puso de pie y sin decir nada tomó la mano de Taehyung dándole una sonrisa temerosa mientras que el susodicho no pudo evitar sonreír con orgullo.

— Parece que voy a divertirme con ustedes. —Musitó antes de volver a apagar las velas.

Jungkook cerró sus ojos para así abrazar a Taehyung mientras escuchaba los gritos de aquellos tres que eran arrastrados fuera de casa para así llevarlos hasta el fondo de aquel bosque por entes que nadie podía ver además del azabache. Todo lo que estaba pasando era tan increíble que asustaba pero... ya no era un niño y ahora quería que aquellos que pecaron, sufrieran las consecuencias.

— Creí que... no vendrías. —susurró levantando la mirada hasta el adverso.

— Te dije que te protegería de todo, ¿no es así? —sonrió acercándose al rostro del menor— ahora... ¿me acompañas a matar a esos hijos de puta? —susurró dejando un pequeño beso sobre los labios adversos para luego seguir sonriendo.

— Con mucho gusto —respondió sorprendiendo al mayor quien sin esperar más lo tomó de la mano para así comenzar a caminar hasta aquel lugar.

Todos estaban durmiendo, nadie escuchaba nada, nadie veía nada, nadie sabría absolutamente nada.

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6:30 a.m.

Los gritos de aquellos hombres llamaron la atención de los pueblerinos quienes salieron de casa al instante. Estos parecían estar tan aterrados, estaban pálidos y no podían formular ni una sola palabra.

Los demás hombres acudieron a ellos preguntándoles qué sucedía pero sólo apuntaban hacia el bosque, algo que hizo a todos entrar en alerta para así comenzar a tomar sus armas e ir en busca de lo que estos señalaban. Pensaban que era algún animal salvaje, algún lobo o incluso un oso, lo que sea, pero era mucho peor lo que iban a encontrar.

Por otro lado, Jungkook observaba sin expresión alguna desde su ventana. Parecía que algo en él había muerto esa misma noche, quizás... su fe.

— ¡Jungkook! —llamaba alguien desde afuera mientras tocaba la puerta.

— ¿Qué sucede? —Preguntó este fingiendo ser el mismo de siempre— ¿Qué sucedió?

— Los leñadores dicen que se trata de los chicos. Ven, vamos. —Habló YungWoo tomando de la muñeca a su compañero para así salir detrás de aquellas personas.

Minutos después finalmente llegaron a aquel lugar siendo horrorizados por lo que veían. Aquellos tres muchachos estaban crucificados en aquellos árboles con muchas heridas en el cuerpo, sus bocas estaban estilando algo negro y sus ojos... no estaban. Sus cuerpos habían habían mutilados y en especial sus genitales. Su sangre estaba esparcida por todo el lugar al igual que los restos de los primeros dos que murieron. Era una escena tan... escalofriante, asquerosa y... horrible. ¿Quién fue capaz de hacer algo así?

Jungkook en ese momento bajó la mirada recordando los gritos y súplicas que estos le podían a Taehyung hasta morir. Eran unos violadores, se lo merecían y no sólo porque trataron de hacérselo a él, sino que... fueron responsables de muchos abusos e incluso a niños menores de 10 años.

Todas aquellas personas no podían creer lo que observaban. Era la misma escena que siempre leyeron en la biblia pero... mucho más dura de ver.

Sobre sus cabezas habían carteles con palabras que eran difíciles de entender pero la que más llamaba la atención: "La iglesia está llena de pecadores"

Jungkook comenzó a salir de aquel lugar para así ir directamente hasta la iglesia y así ponerse de rodillas frente aquel altar viendo a Cristo en la cruz.

— No me vas a perdonar por esto, ¿cierto? —susurró— pero, ¿dónde estabas tú? ¿Te olvidaste de mi en ese momento? —sintió sus lágrimas salir— la fe... ya no mueve montañas —Acotó.

Encendió una veladora dejándola frente a aquel altar. Hizo una reverencia y sin nada más qué decir se dio la vuelta logrando ver al mayor estar sentado en la primera fila mientras seguía fumando. Este con una sonrisa juguetona palmeó su regazo sin quitarle la mirada de encima a su chico.

Este mostró una hermosa sonrisa para así obedecer, posó sus manos sobre sus hombros y fue ahí cuando poco a poco fueron acercándose hasta unir sus labios en un suave y lento beso.

Era evidente que algo había cambiado en Jungkook. Estar tan cerca del peligro por personas que él creía tan fieles a Dios... lo habían hecho entrar "en razón".

Después de todo, Satán tenía razón.

𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora