Jungkook caminaba totalmente tranquilo sosteniendo aquellas flores que había cortado para su madre en el camino. Aún seguía procesando lo que Taehyung le había dicho, es que, literalmente no sabía qué decir, pero si era cierto... esperaba que sus sentimientos ahora fueran totalmente para él.
Al llegar a la casa quitó sus zapatos dejándolos afuera para luego adentrarse. Ahí pudo ver solamente a su madre por lo que le dio curiosidad dónde se encontraba su padre.
— Madre, mira lo que tengo para ti. —Sonrió—. Estaban bonitas así que creo que tú podrías--
— Ve a sentarte, ya vamos a comer. —Ordenó ignorando lo anterior. ¿Estaba enojada?
El menor hizo un leve puchero para luego ir a buscar algún jarrón dónde meter aquellas flores. Al hacerlo, solamente se sentó en la mesa junto a su madre quien repartía la comida para ambos.
— ¿Dónde está--
— No va a venir. Tiene la actividad con las personas del pueblo. Pensé que tú estarías ahí también. —Respondió al instante.
Jungkook se quedó observándola por unos momentos para luego sólo unir sus manos y dar gracias por aquella comida. Después de todo lo que Kim le había contado de... aquél Dios, seguía creyendo plenamente en él.
Al terminar de orar ambos se dedicaron a comer. Fue un momento bastante incómodo, la mujer ni siquiera levantaba la mirada a su hijo, no quería ni verlo, pero, ¿por qué?
Los minutos pasaron y el menor era el único en contar lo que había hecho en la iglesia en la mañana al igual que ayudar a su padre con otras cosas que... cruelmente fue castigado al final, pero le causaba tanta intriga el por qué su madre se comportaba de esa manera; tan... distante.
— Madre... mañana iré a traer el caballo que compró mi padre. Tú quieres que te ayude comprand--
— ¿Quién era él?
— ¿Qué? ¿Quién? —preguntó confundió.
— Quién... era el hombre con el que te estabas besando en el río. —Habló en un tono que sinceramente daba mucho miedo.
La expresión del castaño cambió tanto, sus ojos se inundaron de terror y su corazón comenzó a latir tan rápido que podía escucharlo.
— Yo no...
— ¡Maldita sea, Jungkook! —Dió un golpe en la mesa haciendo que los cubiertos cayeran de la mesa al igual que aquel florero—. ¿Q-Qué crees que haces?
— Madre
— Ahora veo por qué tardabas tanto al regresar... ¡Eres un... —Alzó la mano pero en ese momento se detuvo al ver a su hijo cubrirse el rostro.
Sus lágrimas comenzaron a salir tan rápido. Cayó de rodillas y sólo lloró ante los pies de su hijo quien comenzaba a llorar también debido al miedo.
— No regresabas para comer así que fui a buscarte... —habló entre el llanto— ¿¡Sabes qué pudo haber pasado si alguien más te ve!? —exclamó tomándolo de la ropa agitándolo un poco.
— Lo siento... —susurró manteniendo la mirada en aquella mujer.
— ¿Sabes qué pudo haber pasado? —repitió ya más tranquila— Te hubieran asesinado frente a todo el pueblo... y no sólo a ti... sino también a mi. —Observó ambos ojos de su pequeño—. Aunque eso me importa menos, ¡yo no quiero ver a mi hijo morir! —Exclamó de nuevo.
— Nadie nos vería. Nadie va a ese lugar... y--
— Tú padre iba a ir a buscarte, pero, fuí yo. Él mismo pudo haberte asesinado ahí mismo... y mucho más si era con otro hombre. ¿Qué no te dije que eso era pe--
— ¡No lo es, madre! —alzó la voz llorando mientras posaba sus manos sobre las adversas— No lo es. Dios nos ama tal y cómo somos, él... a él no le importa... —recordó aquella historia que escuchó horas antes— Estoy seguro de ahora ya no le importaría...
— No quiero que vuelvas a ver a ese tipo.
— ¿Qué?
— ¡Es una orden! No quiero volver a verte cerca de ese hombre... ¡jamás! No dejaré que mi niño no sea salvo ni tampoco limpio...
— ¿Por qué? Sólo quiero amar...
— ¡No a un hombre! ¡No siendo tú un hombre! —gritó agitándolo de nuevo.
— Por favor, madre... —Pidió poniéndose de rodillas al igual que ella— No me pidas eso, por favor, yo tendré cuidado y--
— No quiero perder a mi hijo... —musitó bajando la mirada— no quiero perder a la única persona que amo en el mundo. No dejaré que te expongas al peligro, no quiero, Jungkook... —Sollozó abrazando al menor.
El castaño correspondió sin quitar la mirada de un punto fijo. No sabía qué hacer, ella realmente tenía miedo, no quería hacerla sufrir más de lo que ya había sufrido.
— No me perderás, pero tampoco hagas que yo pierda el amor de alguien más... —musitó— sé que es difícil aceptarlo, más cuando se nos inculcó tan estrictamente... pero ya soy mayor y entendí que muchas cosas que se consideran un pecado, no lo son. Amar no es pecado y yo... en serio l-lo amo a él... —titubeó para luego aspirar su nariz debido a la mucosidad.
— ¿Cómo sabré que no te estás exponiendo? ¿Cómo sabré que mi hijo no será condenado a la horca? —preguntó sin dejar de abrazarlo.
— Porque confío en él, también confío en que... Dios nos ayudará. Más cuando ya sé... lo que pasó. —susurró in-entendible para su madre al final.
En ese momento ambos se separaron para verse frente a frente. La castaña llevó su temblorosa y tibia mano hasta la mejilla de su hijo limpiando con suavidad aquellas lágrimas. Podía notar en él algo diferente pero no malo. Tenía miedo, muchísimo miedo, pero... de alguna forma también confiaba en su palabra. Él podía seguir siendo su niño pero ya era un chico de casi 20 años que podía elegir su vida.
Él no debía cambiar su pensamiento, ella sí, y lo tenía muy claro. Sólo quería ver a su hijo vivir bien su vida, y si aquel hombre que estuvo junto a él... le daba felicidad, lo iba a aceptar aunque lo odiara. Sólo no quería perder a su pequeño jamás, primero quería estar muerta a cuando eso sucediera.
Jungkook era su todo, y ahora debía dejar que su corazón amara a la persona que para ella era la equivocada, pero para él, era la indicada.
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𝐒𝐀𝐓𝐀́𝐍 | Taekook
FanfictionEn el momento en que te pones de rodillas, sientes tus ojos llenarse de lágrimas y pides misericordia a aquel ser omnipresente sientes que todos tus pecados son bañados con agua bendita de las preciosas manos del "Señor". Ruegas por piedad y das las...