CAPÍTULO 3.

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Sábado 18 de Agosto, 2017.

Un rayo de luz golpeó mi cara haciéndome gruñir, estiró mis cobijas y me tapó el rostro. Sonrió y me acomodo más en la cama, mi cama nunca había estado tan cómoda. De pronto el olor a perfume de hombre llega a mis fosas nasales haciéndome abrir los ojos de golpe.

Un momento yo no uso perfume de hombre, me siento rápidamente en la cama y miro mi alrededor, definitivamente está no es mi habitación.

Paredes color azul rey.

Alfombra gris debajo de la cama.

Un librero.

Un ropero con trajes, corbatas y cosas de hombre.

Una mesa de noche con una lámpara.
Cortinas grises en la ventana.

Definitivamente este no es mi cuarto.

Me levanto de la cama rápidamente y siento como si me clavaran algo en mi pierna.

¡Carajo!

Miro mi vestido el cual está con sangre, y camino hacia la puerta de la habitación cojeando. Tomó la manija y la giró al mismo tiempo que se abre la puerta de enfrente. Un chico castaño sale de ella, con el cabello alborotado y sobándose la cabeza. Da un bostezo y abre los ojos viéndome.

Una sonrisa se estira por sus labios. —Hey que tal Chiara ¿Cómo te sientes?

—Hola Harry pues, un poco rara por qué no sé cómo llegué aquí—sonrió—mi último recuerdo fue donde, me vendaron la pierna, tu amigo.

Ríe—Y¿ ya no te acuerdas de todo lo que pasó anoche?—Abro los ojos como platos—Si de como empezaste a bailar y a gritar que el mundo era tuyo, luego abrazaste al castaño con el que bailaste y le propusiste que fueran amantes.

—Yo...¿Yo hice eso?

Harry muerde su labio tratando de contener la risa, pero le es imposible, suelta un gran carcajada provocando que se agarre la cabeza—Ay... mi cabecita—ríe—¡Hubieras visto tu cara!

—¿Entonces si lo hice?

—Solo lo de abrazar a mi hermano, parecías chicle en un zapato. Tú eras el chicle y el, el zapato—ríe—De esos de cuando vas caminando por la calle y pisas y no se despegan.

Lo fulminó con la mirada y dejó de sonreír, río ante su acción—¡Caíste!—río.

Sonríe aliviado, este chico me empieza a caer bien—¿Y.. hermano?—preguntó.

—¿Michel?—pregunta como si supiera su nombre—Ah si es mi hermano.

—Oh—sonrió ante el recuerdo de sus brazos alrededor mío. Pero qué piensas Chiara.

—Ni parece que seamos hermanos ¿Verdad?

Niego con la cabeza—No, bueno un poco por los rasgos.

Asiente—Si el se parece a mi papá y yo a mi madre, puede ser un poco enojon pero es buena persona.

—En verdad agradezco lo que hicieron por nosotros anoche y por dejarnos quedar aquí.

—¿Agradecernos?—alza una ceja—Yo te agradezco por haber tirado al piso a mi hermano, casi muere.

—No fue nada a comparación de lo que ustedes hicieron por nosotros.

—No yo te—

—Basta de hablar los dos y vayan a darse una ducha, se ven fatales.—dice una voz neutra en el final del pasillo.

De la noche a la mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora