CAPÍTULO 5.

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Entramos al avión y tomamos asiento, desgraciadamente me tocó sentarme con Michael en el lado de la ventana y a su amigo Ryan en el lado del pasillo.

Siento como un peso se posiciona en mi pecho por cada segundo que transcurre, mi madre se me viene a la mente, la estoy dejando sola.

La estoy dejando solo como ella me dejo a mi, la estoy abandonando. Me convenzo de que esto solo va a ser una pausa, de que muy pronto regresaré y retomaré mi vida. Que nada malo sucederá.

El avión empieza a moverse sacándome de mis pensamientos, ahogó un grito y mi mano involuntariamente va directo a la mano de Michael.

Aprieto su muñeca con fuerza y cierro los ojos.

El recuerdo de la primera vez que viaje en un avión me pasa por la mente, la cálida mano de mi abuela sujetándome con fuerza y susurrando a mi oído que todo estará bien, me hace perder la postura.

Michael mueve su mano y al principio pienso que es por que le molesta la mía, pero este hace un movimiento entrelazando nuestros dedos causando que mi respiración se descontrole, es justo como lo hizo mi abuela.

Siento como se acerca más a mi—Tranquila, todo esta bien solo está despegando—susurra en mi oído—Todo está bien.

Me aguanto las ganas de llorar y trato de deshacerme de ellas con un suspiro, las lágrimas desaparecen pero el nudo continúa.

Después de unos segundos el avión toma postura y me obligo a soltar su mano sin antes darle las gracias.

El tiempo transcurre y me dedico a mirar a un punto fijo. Me pregunto si Claudia estará pensando en nosotros, preguntando el por qué no llegamos a casa ¿Estará preocupada?

—¿Gustan algo de comer?—pregunta la azafata interrumpiendo mis pensamientos.

—Me puedes dar una botella de agua, por favor—digo aun sintiendo el molesto nudo en mi garganta.

La azafata asiente y me da una botella de agua—¿Ustedes quieren algo?—pregunta sonriente.

—No gracias—dicen los chicos en unísono.

Tomó un trago de agua y siento como esta recorre mi garganta desapareciendo el nudo, vuelvo a tapar la botella y miró hacia el mismo punto fijo de antes. Ryan me mira y sonríe.—¿Estás bien? Te ves un poco pálida.

Michael me mira y frunce el ceño, sonrió—Estoy bien.

—México te encantará, es maravilloso, su comida, sus tradiciones, es encantador estar ahí—habla Ryan con la ilusión plasmada en sus ojos.

Me río—Nací en México

Ryan frunce el ceño y sonríe—¿Y por qué te mudaste a California?

—Pensé que me habías investigado—alzó una ceja.

—Bueno yo no lo hice, prácticamente page por ello, pero nunca lei tu acta de nacimiento, solo hice tu pasaporte.

—Tengo sangre Mexicana y a la vez estadounidense—explicó y bajo la mirada a mis dedos y empiezo a juguetear con ellos—Mi mamá es mexicana, mi papá era  estadounidense. Pero cuando tenía 7 años falleció y nos mudamos a  California. Él tenía una casa y pues nos quedamos ahí.

—Y ¿Jace es hijo de tu papá?

Asiento—Si él tenía 4 años cuando falleció.

—Oh...¿Murió México?

—Si, supongo que por esa razón mi madre nos llevó a California o no lo se.

Un silencio nos invadió, era un poco incómodo, así que solo me limité a mirar mis manos.

De la noche a la mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora