CAPÍTULO 1.

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Viernes 18 de agosto, 2017...

Chiara.

Miro el techo y me pierdo en el blanco de él mientras escucho Snow Patrol de Chasing Cars subo el volumen hasta que siento como la música invade por completo mi oídos, no escucho ningún ruido de mi casa, solo esa hermosa canción.

Cierro los ojos mientras recuerdo cada momento que he sufrido escuchando esta canción, de como esta me puede consolar en mis peores momentos. Mi abuela siempre decía que mientras más jodida esté tu vida, más le subas el volumen a la música, que esta era una hermosa opción para escapar de tu realidad y olvidar lo que te rodea. Mi abuela...

La persona que extraño noche y día junto a mi padre, los dos eran tan importantes en mi vida que el destino me los arrebató, dándome una lección.

''No encariñarte demasiado con una persona ya que está de pronto se puede marchar dejándote solo.'' Al final todos morimos solos, sin la compañía de nadie más.

Cada vez que me encierro en mi cuarto llega el pensamiento de cómo mi vida podría dar un giro de 180 grados, tal vez desapareciendo de aquí y comenzar de nuevo mi vida, o casarme y tener muchos hijos...esta última la descarto ya que ni novio tengo. Pero como decía mi abuela, no pierdas la esperanza ya que tu vida puede cambiar ''De la noche a la mañana'' Cuando menos te lo esperes.

—¡Chiara!—grita Claudia mi madre desde la planta baja—¡Te buscan en la puerta!

Frunzo el ceño—¿Quién será a esta hora?—susurro para mí misma.

—¡Ya voy!—gritó.

Me levanto de mi cama, mis pies tocan la madera fría, me debí haber puesto calcetines, hace un poco de frío. Abro la puerta de mi cuarto al mismo tiempo que mi hermano abre la puerta del baño.

Lo examinó de pies a cabeza, mi boca se abre ante la sorpresa de verlo arreglado, por lo general siempre lo veo con un short negro, una playera blanca de tirantes, sandalias y su pelo despeinado. Pero ahora está vestido como todo un...¿Fuckboy?

—¿A donde tan arreglado?—preguntó recargando me en el marco de mi puerta.

Se encoge de hombros—Yo si me arreglo no como ¡Otras personitas! Cuyo nombre no quiero decir—dice remarcando el "¡Otras personitas!"

Abro mi boca—¿Así? Solo no te...—cierro mi puño y lo alzó para mostrárselo—Porque alguien me está esperando allá abajo.

Se ríe entre dientes—Te estaré esperando aquí hermanita.

—Cachetón—ataco. Sus ojos se abren de par en par haciendo lucir más el verde de sus ojos, a veces lo envidio por haber sacado los ojos de mi padre, pero él es mi hermano.

Suelto una carcajada, él sabe que odio que me digan hermanita y él odia que le digan cachetón ya que de pequeño tenía unos cachetes grandes y rosados.

—No vuelvas a decirme—

—¡Adiós hermanito!—me despido agarrando uno de sus cachetes para estirarlo.

—¡Au!—se queja apartando mi mano de su cachete.

Salgo corriendo del pasillo hacia las escaleras, las bajó rápidamente, levantó la vista y mis ojos se posan en el principio de la escalera, mis pies dejan de bajar las escaleras de golpe. ¡Oh dios mío!

Una Fernanda cruzada de brazos aparece en mi campo de visión, viste un vestido negro pegado al cuerpo que hace contraste con su cabello negro, el cual está perfectamente lacio. Sus ojos azules me miran con desaprobación, y mueve su cabeza de un lado a otro sin poder creerlo.

De la noche a la mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora