CAPÍTULO 8.

87 17 0
                                    


Fernanda le da un fuerte sorbido a su malteada de fresa—¿Por qué nadie me había dicho que los mexicanos son tan buenos?

Pasaron alrededor de 2 semanas en las cuales no he visto a Michael desde la última vez. No puedo negar que me preguntó ¿Dónde se quedará? O ¿Tan siquiera regresa a casa a dormir?

Pero claramente no es mi problema, así que ahora me encuentro con Fernanda y Harry en una plaza cerca de la casa. Jace decidió quedarse en casa haciendo el intento de cocinar. Lo cual Carmen encantada aceptó ayudarle.

—Por que por lo general tachan a los mexicanos como morenos, ojos negros y así. Lo cual se debería considerar discriminación.—contesta Harry para darle un mordisco a su hamburguesa—¿Pensé que Ryan y tú?

Fernanda lo mira mal—Con ese güero oxigenado no tengo nada, simplemente es un Fuckboy buscando a otra víctima más—se señala—Y claramente no seré yo.

Me como una papa frita—¿Es bueno estar juzgando a la gente, mientras comemos hamburguesas y papas fritas?

Harry le da un trago a su Coca cola—Para ser sinceros yo solo vine por la comida.

Pongo una mano en mi pecho, como una muestra de indignación—Pensé que venías porque me ayudarías a conseguir trabajo.

Harry se encoge de hombros—¿Sabes que si consigues trabajo Michael me mataría?

Fernanda se sube los lentes de sol—Un momento ¿Ese no es el que estaba con la chica castaña?

Miro a la dirección que mira atentamente mi amiga y un chico de cabello negro, alto, y con un buen estilo saluda a una pelirroja con un beso en la boca.

—Pero qué más hijo de perra—gruñe Fernanda—Está engañado a la chica.

—Tal vez solo son amigos—doy una posibilidad pero me arrepiento al ver cómo regresa la castaña del baño y saluda a la pelirroja de un abrazo muy amistoso.—O la está engañado con la mejor amiga.

Fernanda se levanta de la mesa haciendo que su malteada caiga en las papas fritas de Harry.

—¡Mis papas!—chilla Harry.

—Ahora va a ver ese hijo de perra—escupe—Ni que estuviera tan bueno.

—Bueno de hecho te lo estabas comiendo con la mirada hace unos segundos—le recuerda Harry.

—Pues lo vómito y listo—añade mi amiga antes de empezar a caminar con dirección a ellos.

—¡Fer!—la llamó levantándome de la mesa—¡Lo que sea que vayas a hacer para!

Fernanda llega a su destino y empieza a charlar con el chico, veo como este la empuja y las alertas se prenden en mi—Espera aquí Harry.

—¡Ay no!—lo escucho quejarse.

Camino en dirección a ellos y por cada paso que doy siento como la rabia crece en mi al escuchar los insultos que le da a mi amiga. Al llegar veo como el chico es dos cabezas más grande que mi y Fernanda.

—Juro que no es cierto mi amor, ¿Verdad Paula?

—Si Misael, está mal está chica—le sigue el juego la pelirroja.

—Yo los vi besándose—aclaró—Ten cuidado chica.

El chico rueda los ojos—Otra chismosa, luego van a decir ¿Que ya me folle a ustedes dos?

Alzó las cejas ante el vocabulario de este chico.

Pero si lo bueno lo tiene de idiota.

Doy una respiración profunda he sufrido ataques de ira y no quiero que me ocurra uno por culpa de este estupido.—Es mejor que aclaren las cosas entre ellos tres—le propongo a Fernanda y miró a la castaña de ojos bonitos—Solo queríamos avisarte de lo que vimos, espero y todo sea un mal entendido y tú y tu novio estén bien.

La chica castaña asiente con la cabeza y se acerca al pelinegro. —Misael...eres un ¡Idiota!—le deposita una cachetada—¡Y tú zorra eres de lo peor!—le da otra a la pelirroja.

—¡Uhh!—chillamos Fernanda y yo.

La castaña se da media vuelta y camina hacia la salida haciendo soñar sus tacones rojos.

—Bueno...—mi amiga y yo nos miramos—Nosotras nos retiramos—damos media vuelta y veo como Harry se come mis papás, con el teléfono pegado en la oreja. Nos mira con atención y no deja de hablar.

—Ustedes dos a ¿Dónde van?—dice una voz masculina.

Me giró de nuevo y veo al pelinegro mirándome con rabia—¿Saben cuánto dinero perdimos ahí?

—No—respondo—Y no nos importa así que adiós.

Le doy una mirada rápida a Fernanda y asentimos con la cabeza, empezamos a correr hacia Harry y este solo abre la boca mostrando mis papás masticadas. —¡Harry corre!

Harry mete todo a la bolsa y empieza a correr sin soltar la comida—¡Suelta eso Harry!—gritó.

—¡Ustedes tres!—grita la pelirroja—¡Malditos!

Miro sobre mi hombro y veo como corren hacia nosotros. Miro hacia el frente y llegar a la salida se me hace eterno.

—¡Correr no es lo mío!—gritó—¡Sí se puede!

Mis piernas se queman, mi nariz arde por el aire que entra pesadamente. Las personas chocan contra mi pero eso no me para, aún no entiendo por qué corremos.

Salimos de la plaza y veo sobre la puerta de cristal como los dos engañadores corren hacia nosotros con policías detrás. ¿En qué nos metimos?

—¡No se detengan!—ordenó.

Sigo corriendo y me detengo al ver que tomamos la salida equivocada—Tomamos la salida hacia el estacionamiento—grito entrecortada—¡Mierda!

Fernanda se detiene frente a mí y se recarga sobre sus rodillas, respirando pesadamente—¿Por qué corremos?

Harry se detiene al lado mio—Jugaron a exponiendo infieles o ¿algo así?

Niego con la cabeza.

—¿Entonces por qué nos están persiguiendo con todo y policías?

—Bueno fue algo parecido—Fernanda se detiene y mira asustada sobre mi hombro—¡Corran!

Volteo y en menos de 3 segundos ya estoy corriendo nuevamente, al parecer la pelirroja y ese chico no se han dado por vencidos, porque ahora nos persiguen por todo el estacionamiento.

—¡Ni en educación física, hacía tanto ejercicio!—brama Harry.

Me río y me arrepiento al sentir dolor en mi garganta—¿Soy yo o estamos corriendo en círculos?

—Ya llevamos como 20 vueltas—responde Fer.

Seguimos corriendo y siento que ya no puedo más, en cualquier momento voy a colapsar.

—¡Alto ahí!—grita entrecortado el policía.

Una camioneta blanca entra al estacionamiento y se detiene a unos metros de nosotros—¡Están en serios problemas, será mejor que se detengan!—gritó el pelinegro.

—Yo creo que si nos vamos a tener que detener.

Asiento con la cabeza ante la idea de Harry, continuamos corriendo hasta pasar la camioneta blanca de reojo veo como 2 personas se bajan de ellas. Intentó correr más rápido pero lo único que logró fue reducir la velocidad.

Ya no puedo.

Escucho el grito de mi amiga a mis espaldas, intentó voltear pero mi cabeza choca contra el pecho de alguien antes de que pueda hacerlo. Sus brazos me rodean impidiendo seguir corriendo. Me remuevo e intentó correr pero lo único que logró es que me dé la vuelta y ahogó un grito al sentir como me toma de las piernas y me sube como un costal de papas a su hombro.—¡Ayuda!—me remuevo—¡Ayu—

El chico me azota—¡Auch!

—Pues ya deja de quejarte—escucho una voz conocida.

Abrazo su espalda e intentó observar, su cabello es lo único que puedo observar y el perfume me da la sensación de que es nada más y nada menos que—¿Michael?

______________________________________

De la noche a la mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora