CAPÍTULO 12.

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Miro las luces que reflejan las casas, son como estrellas brillantes en la oscuridad de la noche, es espectacular y más cuando vas en una carretera con el aire golpeando tu rostro, esa sensación de libertad es fascinante.

-Cualquier cosa grita mi nombre o usa el arma-Michael despega la vista del frente para darme una mirada rápida-No tengas miedo, la casa está rodeada de policías-habla sin despegar la vista del frente-Por cierto estás hermosa.

Disimulo una sonrisa y bajó la cabeza para ocultar mis mejillas rojas-Gracias, hablando del tema ¿es necesario que vaya sola a tomar las fotografías de la droga?

Carraspea-Hablando de eso, sí es posible que guardes una pequeña porción en tu vestido o en tu bolso, hazlo.

Me muevo para mirarlo-Dijiste que no era necesario ¿Cómo piensas qué haré eso?

Me da una rápida mirada-No pienso que lo harás, sé que lo harás.

-Eso no estaba en el plan.

-Porque se que si te lo decía no ibas a aceptar.

Abro la boca y la vuelvo a cerrar-Imbécil-susurro y miro por la ventana-Haré lo que pueda no te aseguro nada.

Su risa adorna el carro, tenso la mandíbula ante la molestia-Esa es mi esposa-No me digas así que se me pasa el maldito enojo-Llegamos.

Miro la casa o más bien la mansión, los nervios me trepan la boca del estómago. Trago saliva intentando pasarlos, recuerda lo que dijo Jace y Carmen, seguridad ante todo.

Seguridad.

-Hagámoslo-abro la puerta del carro y me bajo de él, el aire me golpea haciendo que se me erize la piel, lo bueno es que no hace tanto frío, es soportable.

Seguridad-repito nuevamente en mi cabeza.

Seguridad.

Seguridad.

Seguridad...es la que hay en la entrada de la puerta.

-Chiara lo mejor es que saques el arma de tu bolso, lo revisaran.-dice Michael una vez que llega a mi lado.

Sacó la navaja de mi bolso y busco algún lugar donde esconderlo. No, no y no. No tengo ningún lugar más que...-Date la vuelta-le ordenó.

Michael frunce el ceño-¿Por qué?

-No querrás ver cómo meto la navaja en mis pechos o ¿Si?

Una sonrisa pícara aparece en su rostro-Te aseguro que sería la mejor vista que me podrían dar.

Lo fulminó con la mirada-¡Date la vuelta!

Se da la vuelta y cuando estoy a punto de meter el arma en mi pecho Michael voltea rápidamente-¡Mich-

-Ese guardia está comiéndote con la mirada no creerás que voy a dejar que vea uno de tus lindos pechos. Yo te cubro. No veré nada-se pone enfrente mío y coloca sus manos sobre mis hombros cubriendome.

Seguridad-repito nuevamente en mi mente.

Suspiro y alzó un poco el vestido, meto el arma debajo de mi pecho y la acomodó de manera que no me moleste y no se vea.

-Un poco más abajo, se nota un poco-me ordena.

Abro los ojos y lo miró rápidamente-¡Dijiste que no verías!

Frunce el ceño-No me iba a perder está oportunidad-su mano toca mi pecho izquierdo por encima del vestido-No te muevas-acomoda la navaja-Listo estaba chueca.

-¡Michael!-chillo apenada.

-Eres mi esposa desde que bajaste de ese carro, puedo tocar lo que es mío.

De la noche a la mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora