El agua caliente es lo mejor que puede existir. El cómo despega tu mente y masajea tu cabeza. Es hermoso.
Salgo de la ducha y me coloco mi pijama. Me recuesto sobre mi cama. Aún está el olor de Michael sobre ella. Me tapo con la misma cobija con la que estábamos hace un rato.
Fuertes golpes en la puerta me hacen sobresaltar.
—¡Abre!—grita—¡Se que estas ahi!
Es mejor afrontarlo ahora. Aún así tarde o temprano lo tendré que hacer. Salgo de la cama y caminó hacia la puerta, la abro.
—¿Qué pasa?—preguntó con tono tan frío que hasta yo me sorprendo.
Michael me mira sorprendido y luego su expresión cambia por una enojada—Es lo que yo digo ¿Que pasa? ¿Por qué te sales así?
Alzó una ceja—¿Ya no puedo salir? ¿Tengo que pedir permiso o algo así?
Michael niega con la cabeza—No me refiero a eso pudiste haber cogido un resfriado, maldita sea—intenta poner una mano sobre mi frente pero me alejo. Ver la tristeza en sus ojos me hacen lamentar haberme alejado pero la verdad prefiero lamentar esto a después lamentar terminar con un corazón roto.
Carraspera y baja su mano—¿Así termina esto? ¿Nuestra amistad? Por un malentendido.
—Nunca tuvimos una amistad Michael, estoy agradecida contigo por todo lo que has hecho por mí, por Jace y por Fernanda. Hasta ahí.
Su rostro se pone rojo—¿Lo de hace rato fue por lástima? ¿Me tenías lástima?
Suspiro las ganas de llorar llegan a mi de nuevo golpeándome con más fuerza—No, eso lo hice por qué me importas. No fue lástima. Me ilusione y estoy tratando de matar esas ilusiones. Pero tú llamándome sin parar y llenándome de tus mensajes—suspiro— me hacen pensar que te importo, y eso no me ayuda en nada.
—Me importas.
Siento como el nudo en mi garganta trata de impedirme decir estas palabras, pero aun así lo hago—Pero no de la forma que yo quiero que te importe.
—Yo solo trate de poner un límite—susurra, su rostro no me transmite nada pero suficiente tengo con ver sus ojos, la tristeza que expresa, tal vez lo esté imaginado, pero eso es lo que reflejan.
—Y yo estoy poniendo uno ahora Michael. Descansa—cierro la puerta. Siento como el nudo en mi garganta me impide respirar.
Me recargo sobre la puerta ahogando un sollozo. Esto duele, duele poner un límite. Pero si no lo hago ahora será peor después.
(...)
Sonrió otra vez frente al espejo, esto no está nada bien. Tengo los ojos hinchados. Mi sonrisa se desfigura convirtiéndose en una mueca. No puedo mostrar tristeza, debo enfrentarme a Michael y fingir que nada pasó.
Salgo del baño con destino a la cocina. Entró a ella y me encuentro con todo el mundo ahí sentados.
—Buenos días—sonrió y evitó a Michael.
Me siento junto a Harry. Este le sonríe a su teléfono—Parece que lo de Rouse va muy bien.
Me mira y su sonrisa se engancha—Si, totalmente—sus ojos se entrecierran—¿No dormiste cierto?
Abro los ojos—¿Por qué lo dices?
—Por las ojeras que tienes—su mirada se posa hacia atrás mio—Ayer...¿Qué fue lo que pasó?
—¿Sobre qué?
—Ayer todo mundo te estaba buscando, y no sabíamos de ti hasta en la noche ¿Dónde estabas?
—Estaba en la habitación, no se por que me estaban buscando—le señalo los sobres de azúcar—Me puedes pasar uno por favor.
Harry me lo pasa y el silencio que reina en la cocina es más que incómodo. Mi amiga me sonríe y luego mira a Michael.
—¿Qué pasó con lo de la universidad?—me pregunta Fernanda.
—Estoy buscando opciones, aunque las posibilidades son muy bajas. Deje todos mis documentos en California.—le respondo sintiendo la mirada de Michael.
—¿Por qué no dijiste? Podría ayudarte a conseguir los documentos que necesites—intervine el haciendo que me ponga nerviosa.
Tienes que enfrentarte Chiara, no puedes evitar su mirada todo el tiempo.
Mis ojos se dirigen hasta él, tiene las mismas ojeras que yo. Solo que este luce un aspecto más cansado—Lo tomaré en cuenta, gracias.
Despegó la mirada de él antes de que sea demasiado tarde. El silencio vuelve a invadirnos.
Pasan unos segundo hasta que el timbre de la casa suena rompiendo este.
—¿Esperabas a alguien abue?—pregunta Harry.
—No, ¿y ustedes?
Negamos con la cabeza, el timbre vuelve a sonar. Carmen se levanta de su silla y va a abrir. Todos compartimos miradas confundidas e intento enfocarme en mi desayuno.
—¡Oh dios mío!—chilló Carmen sobresaltandonos.
Harry se levanta con rapidez y sale de la cocina. Le siguen Ryan y Jace. Mi amiga se retira poco a poco.
Demonios por qué me dejan sola con Michael. ¡Gracias universo! noten mi sarcasmo.
Me levanto de la mesa e intentó salir de ahí.
—¿Podemos hablar o seguirás evitándome?—su voz me detiene.
Me vuelvo hacia él—No estoy evitando y no tenemos de qué hablar, todo lo aclaramos ayer.
Michael se acerca a mí, levanto la cabeza para mirarlo.
Una sonrisa torcida se forma en sus labios—Tenemos mucho de qué hablar—su mano acaricia mi mejilla cortándole la respiración—No seas tan terca Chiara
Doy un paso hacia atrás, mi orgullo me lo pide—Yo no soy terca.
—Bueno entonces sigamos con nuestra amistad—alzó el mentón—Si no eres terca, aceptaras.
—Amigos, siempre hemos sido amigos—esas palabras raspan mi garganta, no es lo que dijiste ayer Chiara—Tengo que ir afuera.
Camino con paso rápido hacia afuera. Al salir de la cocina empiezo a escuchar risas.
Entra a la sala y veo como Carmen abraza a un hombre que está de espaldas. Fernanda le dice algo a Jace que lo hace reír.
—¿De que me he perdido?—preguntó en voz alta y me arrepiento al ver qué todas las miradas caen en mi.
El hombre de sudadera blanca se voltea.
—Pero si el destino si quiso reencontrarnos—dice esa voz conocida.
—¿Jonathan?—preguntó con asombro.
—Él mismo.
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<3
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De la noche a la mañana.
Teen FictionTu vida puede cambiar de la noche a la mañana, una noche puedes estar en un bar bailando con un desconocido, cuando de pronto un tiroteo los interrumpe y el desconocido te da la opción de irte con el para salvar tu vida, decides aceptar ya que tiene...