CAPÍTULO 18.

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—Entonces ¿Te gusta?—pregunta por quinta vez Fernanda—¡Que lindo!

La miró irritada—¿Qué parte de lindo es eso? Es más bien aterrador.

Mi amiga me extiende unas palomitas—No por qué ya sabes lo que sientes por él, sería más feo si no lo supieras como en—

—Tu caso—la interrumpo—¿Quieres a Ryan o no?

Mi amiga come un puño de palomitas—No lo se—habla con la boca llena—Es que a veces lo siento tan real y otras en pensamiento de que se lo dices a otras me invade.

Me trago un puñado de palomitas—Espera ¿Que tal ha dicho?

Mi amiga va a la máquina de refresco y sirve uno—Es que sus acciones, ya sabes al principio él "no quiero nada serio"

Abro los ojos—Espera ¿Te acostaste con Ryan?

—¡No!—chilla—Solo fue el beso de ese día, pero dijo que estaba bromeando. Además desde el principio había sentido una atracción hacia él. Atracción sexual sólo eso.

—¿Crees que es solo un capricho?

Fer me extiende el refresco—No, bueno si ya sabes, como un niño pequeño quiere el juguete y no deja de llorar hasta obtenerlo...

La miro molesta—Ryan no es un juguete Fernanda.

—¡Lo sé! Y eso es lo peor, por qué es tan lindo. Es otra persona diferente conmigo, no te niego que sus celos me encantan pero a la vez me aterrorizan por qué es como si estuviera en una jaula.

—Tienes que intentar superar eso...—susurro.

—¡No puedo! No es fácil haber estado en una relación tóxica durante 2 años...

—Donde cortaban, regresaban, cortaban, regresaban—hago una ademán con mi mano—Y así sucesivamente.

Mi amiga asiente con la cabeza—Además debo de saber que es lo que siente Ryan por mi, sus verdaderas intenciones. No puedo entregar todo tan rápido.

—Eso si—checo el reloj de mi muñeca—¿Ya viene tu reemplazo no?

—Si llega a las dos—lo busca con la mirada—Mira ahí viene—Un chico rubio se acerca a nosotras.

—Hola—dice viéndome a mi y a Fernanda—Perdon la tardanza es que tuve un contratiempo.

—Si no te preocupes—le responde Fer—Te veo mañana.—dice cruzando la barra que separa a los clientes y trabajadores.

—Si, cuídense—habla el chico yendo detrás de la caja registradora.

Intento seguirle el paso a Fer que sale a toda prisa del cine. Mi teléfono móvil empieza a vibrar en mi bolsillo trasero—¡Espera!—le digo sacando mi teléfono.

¿Si?—contesto la llamada.

Hola—habla Michael detrás de la línea—Estoy fuera de la plaza, las espero para ir a casa.

Eh si, ahora mismo vamos—siento como unos nervios me inundan. Miro a Fernanda—Está afuera.

Mi amiga me sonríe—Eso si es amor.—caminamos hacia el elevador—Sabes estoy pensando en todo esto y en lo que me favoreció.

La miro atenta.—Y lo bueno fue que por lo menos me he distraído un poco de mi pasado, ya sabes pienso que esto es una aventura—entramos al elevador y colocamos el botón para planta baja—Solo que Ryan...no sé, no me gusta entregar mis sentimientos a cualquier hombre.

—Entonces no los entregues, bueno intenta—las puertas del elevador se abren y salimos de ahí—Por lo menos sabes como hacerlo, yo con cualquier cosa me encariño.

—Bueno es que yo también me hubiera emocionado si hubiera tenido a un hombre entre mis piernas, mientras me acaricia sensualmente.

Suelto una risita—Fue algo muy extraño, no volvimos a hablar del tema.—Salimos de la plaza y un carro azul se estaciona frente a nosotras. Michael sale de el vestido completamente de negro, lo que favorece su color de piel y hace que mas llamativo su pelo. Mis ojos no despegan la mirada de él, de cómo esa playera negra hace relucir sus brazos y su espalda.

Se acerca a nosotras con rostro serio e inexpresivo. —Hola—habla en tono frío.

—Hola—musito—¿Sucede algo?

Suspira y deja recaer sus hombros—No solo...problemas de trabajo, suban—nos abre las puertas. Me siento en el asiento del copiloto. Michael se da la vuelta y sube—¿Carro nuevo?

—Algo así—prende el motor—Acabo de recibir una llamada—miro como su mano mueve la palanca, estoy pensando con seriedad, que tal vez tengo un fetiche con las manos grandes y que resalten sus venas. O tal vez el fetiche es con las manos de Michael—¿Por que no me dijiste que Arthur estaba a punto de dispararte?

Abro los ojos—¡¿Qué?—grita mi amiga, desde el asiento de atrás.

Me quedo callada, si hablo vamos a pelear. Si no hablo tal vez sea mejor...o peor.

—¿No vas a decir nada al respecto?—me pregunta, dándome una mirada rápida, me concentro en su perfil. Su piel pálida reluce mejor con el negro. Me encanta. La ropa claro—Te vez bien con el negro, te queda.

Nuestras miradas se conectan. El carro no avanza y lo único que se escucha es el motor, estamos esperando a que el color del semáforo se coloque en verde. Bajo la mirada, no puedo su mirada es muy intensa.

 Miro al frente—Arthur estuvo a punto de dispararme—carraspeo—Es por esa razón que intente ayudarlo.

El semáforo cambia a verde—¿A matarte?—pregunta irónico—Lo único que me importa en este momento es que hables en la audición.

—En su favor supongo.

—Si.

El carro se queda en un silencio incómodo, miro por la ventana. Ya casi llegamos. Tengo un poco de decepción ya que no me respondió el buen comentario que le dije sobre su apariencia. Aveces no entiendo a este hombre.

—Chiara—habla mi amiga detrás mio—Vamos a hablar muy seriamente.

—Ya paso no tienes por qué hacer lío sobre eso—el carro se estaciona frente a la casa—No morí es lo importante.

Me bajo del carro y cierro la puerta.

—¡Pero estuviste a punto!—grita Fer desde el carro.

Camino hasta llegar, siento como la impotencia y ganar de aventar todo me atraviesan. Entro a la casa y subo con rapidez las escaleras.

Agradezco que nadie se me haya cruzado en el camino. Cierro la puerta y me siento en la cama.

Pongo las manos sobre mi rostro y grito irritada. Todo esto está acabando conmigo, todo pasa demasiado rápido. No quiero enamorarme, no quiero tener esa debilidad.

No debí contestarle así a Fernanda, me estoy llenando de impotencia y no es nada bueno. Estoy tratando mal a los que están a mi alrededor solo por no aceptar mis problemas.

La puerta se abre de golpe dejándome ver a un Harry furioso—Necesito que me ayudes en algo.


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De la noche a la mañana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora