Paso #58: No camines solo

2.7K 330 309
                                    

El sol en el cielo contrastaba con el ánimo en general. Las clases no se habían reanudado cuando llegaron los padres, y si algo era jodidamente espantoso, era tener que quedarse sentados, en una esquina, esperando, mientras otras personas decidían sus futuros, sin poder siquiera opinar al respecto. Así que, en la cafetería, había una enorme cantidad de estudiantes, intentando meter bocados de comida a través de sus gargantas, luchando por engañar al tiempo, para que se moviera más rápido, y su desamparo acabara. Normalmente las reuniones de padres eran una mierda, esta vez, les estaba haciendo, incluso, sentirse enfermos.

Así estaba el grupo de amigos de Nico di Angelo. Desde Frank hasta Andrew, desde Calipso hasta Clarisse. Habían unido un par de mesas, para caber todos a comodidad, como siempre, y esperaban pacientemente por su veredicto. Annabeth estaba siendo especialmente cariñosa con Percy, acariciándole la espalda e instándole a comer despacito, prometiéndole que, si comía aunque fuera un poco, posiblemente no vomitaría otra vez. La mano que no lo acariciaba a él, le daba vueltas a la perla en su cuello, como si de algún místico modo pudiera sacar poderes mágicos de ella.

Calipso, estaba sentada en medio de Nico y Will. ¿Qué si parecía una chaperona, separándolos? Probablemente, pero ella parecía no darse cuenta. Solo estaba allí sentada, al lado de Will, frotándose los brazos como si viviera en el eterno invierno de Alaska, y no en el desierto, con su mirada perdida en algún lugar en medio de las pecas de un plátano maduro que, se suponía, tenía que comer.

A pesar de que Hazel estaba frente a ella, sentada junto a Frank, por primera vez en su vida parecía no estarle prestando demasiada atención a Zhang, sino que estaba concentrada en su mejor amiga. Quizá tratando de que ella la mirara, para preguntarle por medio de miradas si todo estaba bien, o tal vez solo controlando todos y cada uno de los diminutos movimientos que Cali hacía, aunque, no eran muchos.

Solo Piper, intentaba con todas sus fuerzas mantener una conversación, y para su sorpresa, era Drew quien le contestaba. No era que estuviera resultando demasiado bien, sino que simplemente parecía que a la asiática le daba demasiado lástima McLean, como para dejarla colgando, como lo estaban haciendo el resto de sus amigos. La conversación iba más o menos así:

—Seguramente van a reforzar la seguridad —por parte de McClean—, y no van a sacar a nadie... No creo que el señor D lo permita.

—Seguramente —por parte de Drew.

—Yo sé que parece que no le importamos, pero en el fondo sí —de nuevo Piper—. He podido darme cuenta, con todo esto. No es indiferente...

—No, parece que no —como respuesta de Drew.

—¿Dónde está Isaak? —de Piper.

—Escondiéndose de sus padres —de Drew.

—Mmmm...

—Sí...

Y luego una mínima intervención por parte de Jason con respecto a qué darían de comer al mediodía, o cuándo reanudarían las clases. Pero, lo que más predominaba, era el silencio, en el que la mayoría de los estudiantes estaban sumergidos, con rostros oscuros y ojeras, había un ambiente de pesadumbre como si hubieran despertado de una pesadilla para descubrirse en otra. Ni siquiera Nico y Will estaban dándose miraditas como en otras ocasiones.

Leo, por su parte, parecía no haber podido conciliar el sueño en varios días. Tenía ojeras tan grandes que conseguían hacer más puntiaguda su nariz, al mismo tiempo, su piel estaba algo pálida. y en su mano se balanceaba velozmente un destornillador, que por algún motivo aún no habían conseguido decomisarle. Todos sabían que él y Charlie de vez en cuando compartían herramientas, cuando la secadora de Silena se destrozaba, o algo por el estilo, pero nadie esperaba que la situación fuera a afectarle tanto.

Instituto de Delincuentes JuvenilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora