Anexo #4: Annabeth Chase

6.1K 577 632
                                    

Colocó los dedos en el borde de la bandeja, y la empujó hacia ella, casi tocando el borde de la mesa, no obstante, nada en la expresión de la muchacha delataba que ella fuera a agarrar alguna de las galletas con chispas de chocolate que le servía. Su rostro se mantuvo intacto, con su barbilla perfectamente alzada con el orgullo aristocrático, que solo la inteligencia podía conceder.

—Sírvase algunas, si gusta. — Le dijo, ella se cruzó de brazos y negó con la cabeza. No parecía que fuera acceder, así que se encogió de hombros quitándole importancia. — De acuerdo, como quiera— carraspeó, en tanto sacaba una nueva carpeta y un bolígrafo azul, alzó la mirada — Empecemos con...

Ella alzó una mano para detenerlo, un gesto un tanto impertinente que dejó pasar, y se concentró en escrutar su rostro, mientras la muchacha, con gesto aburrido, buscaba algo dentro del bolsillo delantero de sus jeans. La rubia sacó una hoja doblada en cuadrado, utilizó sus dedos para desdoblarla con tedio, luego se inclinó y dejó el papel escrito delante de él sobre su escritorio.

Lo miró, era una lista. Una lista con sus fechorías escritas (con una caligrafía parecida a las letras de computadora) y meticulosamente ordenadas, con números, lugares, fechas e incluso horario de los hechos cometidos, como si se tratase de cualquier otro proyecto para la escuela, en el cual conseguiría un diez, si él lo calificara. Tuvo que ocultar su impresión rápidamente. Ser un delincuente estaba mal, sin importar que tan maravillosamente coordinado o disciplinado sea uno al delinquir, pero, debía admitir que Annabeth Chase podría haber sido una profesional en el negocio, y jamás ser descubierta si realmente lo quisiera.

¿Por qué dejó que la atraparan entonces?

— Lo cierto es, que no soy como el resto de los delincuentes que terminaron aquí. No tuve una infancia o experiencia traumática que desencadenó en otros eventos aún más traumáticos, o vendió a su madre por un grave caso de adicción que lo justifica. — murmuró lo último, con las cejas ligeramente arrugadas. — Mis razones fueron en realidad, bastante superficiales, y creo que eso me convierte, en todos los sentidos, en el peor de los delincuentes de aquí.

>>Es decir, ¿delinquir por el mero placer de hacerlo? ¿Solo para descubrir si era lo suficientemente lista para encubrirme a mi misma? No hay nada noble en ello, lo admito, solamente hubo motivaciones arrogantes y frívolas, nacidas de una cabeza adolescente con la excusa más banal y soez que resulta ser: "Orgullo".

El hombre volvió a observar la hoja de papel. Su concentración de inmediato se fue hacia la letra remarcada con negrita, aquella que estaba separada en seis grandes títulos que luego se desarrollaban y se extendían detalladamente en otras líneas, cuál ramas partiéndose en otras ramitas más de un árbol; y él supo de inmediato que si se lo pidiera, la chica podría escribir una tesis entera con respecto a este pequeño índice de datos.

—Explíqueme, entonces, Señorita Chase— se las arregló para poner cara de pocker— ¿Qué ocurrió para que ese "orgullo" decidiera que era momento de rebelarse?

Por un par de segundos, la duda parece instalarse en su rostro para hablar, pero, al mismo tiempo, sabía que era en vano quedarse callada. Solamente alargaría el tiempo más de lo necesario. Hizo una pequeña mueca, y luego, estira un brazo y pone su dedo índice sobre la hoja de papel en el escritorio, punteándolo un par de veces, mientras su voz fría y calculadora, empieza a narrrar:

Los motivos por los cuales estoy aquí, pueden desglosarse del siguiente modo:

Número uno: Mi madre.

No me mal entienda, amo y admiro a mi madre, tampoco seré una mocosa inmadura como para culparla a ella por todo lo que yo haga o no haga. Estoy muy por encima de eso, créame. Pero si vamos a hacer esto, lo mejor será que sepa como funciona nuestra pequeña familia disfuncional. ¿Qué no es un aspecto importante a estudiar de todos los psicópatas? ¿Por qué sería pertinente ignorarlo en una simple estudiante delincuente? Quien puede lo más, puede lo menos, ¿no?

Instituto de Delincuentes JuvenilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora