Prólogo

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Mi pierna se agitaba inquieta, estaba a la espera, concretamente de un mensaje. Suspiré, sin poder ya contenerme, y vi como Gabriel me miraba por el retrovisor mientras conducía. No le caía bien, nunca lo había hecho. Pero él a mi tampoco, por lo que le mantuve la mirada hasta que tuvo que volverse a centrar en la carretera mientras conducía.

Una vibración en mi mano me indicaba que ya había llegado el mensaje que esperaba.

“Por favor” Pensaba mientras lo desbloqueaba.

         – ¡Mierda!

No pude evitar exclamar al ver el mensaje de mi única y mejor amiga, Riley Payne, al decirme que, para mi desgracia, no iba a poder venir a la fiesta que daba la familia Brissen por su reciente unión con otra millonaria empresa.

Desde pequeña había odiado estas fiestas. Arreglarse durante horas para solamente hablar de moda, dinero, vestidos, clima y todo ese tipo de cosas en las que no se permite una opinión meramente controversial. Riley siempre había estado ahí, haciéndome más amenas estas fiestas con sus ocurrencias.

Esperaba que ella hubiera podido venir, a pesar de que últimamente me entretenían un poco más, porque me las tomaba como una broma. Era como ser sarcástica durante horas sin que nadie se diera cuenta.

        – ¿Podrías intentar tener buenos modales por más de cinco minutos seguidos? – Escuché esa voz a mi lado, era Olivia, mi hermana.

No pude evitar inclinarme levente, para que pudiera verla sin que mi hermano, que estaba sentado entre las dos, me tapara.

No iba a responder a eso, simplemente le enseñé mi dedo corazón mientras le sonreía amablemente.

         – ¡Avery! – Exclamó mi madre, me había pillado. – Intenta no liarla en la fiesta, es importante, y lo has prometido.

         – Perdón, no hace falta que me digáis lo de siempre: “No hables con mucha gente, sonríe, búscate a un amigo y piérdete”.

Nunca me habían dicho eso literalmente, pero sí cosas parecidas. Era normal, no querían que les chafara las hipócritas amistades que tenían en el mundo de la alta sociedad. De los cinco presentes, sólo mi hermano y mi madre eran los únicos que conseguían hacerme callar durante un rato; los otros dos sólo me encendían y molestaban más.

Habíamos estado una semana de viaje: Gabriel, mi madre y Olivia de reuniones, y mi hermano
Adrian y yo haciendo turismo.

Normalmente no me dejan hacer eso, pero les prometí que, si me dejaban esta semana de “vacaciones” para ver la ciudad, sin meterme en reuniones ni en cosas que no me interesaban, hoy iría a la fiesta y me portaría de lujo.

No contaba con la ausencia de Riley.

Buscaría ayuda en unas copas de ron.

                                                                          ●●●

Estuve perdida en mis pensamientos, hasta que al sentir el coche pararse sabía que habíamos llegado. La mansión de los Brissen. Tan grande como la recordaba, pero también algo lúgubre, de no ser por la fiesta.

Mientras caminaba pensaba en mi vestido. Me gustaba. Era marrón oscuro, lo cual destacaba con mi pálida piel, y tapaba sutilmente los tacones que llevaba. Nunca he entendido de vestidos, siempre elijo el que creo que me queda bien, sin saber de qué tipo es o el material.

También destacaba mis labios, rojizos por el maquillaje. Normalmente, uso poco maquillaje y voy en vaqueros, pero otras veces también me gusta arreglarme.

23:22 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora