La lluvia repiqueteaba en la ventana.
No había oscuridad, pero las nubes no dejaban que el sol se asomara.
Extendí mi mano hacia la otra mitad del colchón. No había nadie.
Sin darme cuenta, fruncí mi ceño. Abrí los ojos, y, efectivamente, no había nadie.
¿Dónde estaba?
Me levanté y me quedé sentada en el filo de la cama, no recordaba que Egan me hubiera dicho que se iba.
Anoche, después de celebrar mi estrepitoso cumpleaños con mi familia, nos fuimos a mi piso a dormir. Al despertarnos aprovechamos para estudiar, y después de comer nos habíamos quedado durmiendo la siesta.
No tenía ni idea de a donde había ido.
Acabé poniéndome en pie, por el camino cogí la bata que tenía colgada en la percha de detrás de la pared. Con ella me tapé y salí al pasillo.
- ¿Egan? ¿Olivia?
Dije al escuchar voces algo lejanas, en el salón.
Froté mis ojos con las palmas de mis manos, todavía estaba algo dormida y mi cerebro no era capaz de procesar nada con sueño.
Entré en el salón y vi a mi hermana hablando con Egan, parecía casi como que se estaban peleando sobre un plato lleno de galletas.
- ¿Qué hacéis?
Mi voz llamó la atención de los dos, que se giraron para mirarme de una forma muy brusca y rápida.
Era como si hubieran visto a un fantasma.
- Deberías de haber vuelto antes, te lo dije.
Le soltó mi hermana, a lo que Egan no se calló.
- Se suponía que tú ibas a dejar lo otro listo y a entretenerla.
No entendía nada. Hubiera apostado a que intentaban hacerme algo sorpresa, pero no entendía su actitud. Egan me miró de nuevo, casi percatándose de nuevo de mi presencia.
Se acercó a mi, poniendo sus manos sobre mis hombros para llamar mi atención.
- Iba a ser una sorpresa, lo siento.
Seguía sin entender en qué se suponía que consistía la sorpresa, pero asentí a sus disculpas. Con sueño mi cerebro no funcionaba muy bien, necesitaba que me explicaran todo con claridad.
Mi hermana lo sabía.
- Egan quería despertarte con galletas, pero ha tardado en ir a por ellas y yo no he preparado el regalo que te ha comprado.
Mi novio asentía a las palabras de Olivia, dándome a entender que ella tenía razón.
Me comencé a reir de una forma casi inexplicable. No podía evitar recordar aquella primera cita en la que no pudimos cenar en el restaurante que él quería, y ahora esto.
Los dos me miraban como si estuviera loca, pero yo sabía que no era así.
- No se te da muy bien organizar eventos.
Su leve risa me hizo entender que había recordado también aquella primera cita. Sin embargo, aunque él lo hiciera y le saliera mal, la intención era lo que contaba. Además, siempre acabábamos pasando un buen rato.
Quitó sus manos de mis hombros y cogió el plato de galletas después de decir un "anda, vamos a tu cuarto".
Yo le hice caso y comenzamos a caminar hacia donde había dicho, él iba detrás mía.
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23:22 [COMPLETA]
Romance¿Qué le puede faltar a una persona que tiene todo lo que desea casi al momento? Avery Moore lo tiene claro: Libertad. Carece de la cosa que más necesita y ansía. Ha hecho un pacto con sus padres: Estudiará este año derecho, y el siguiente podrá deja...