Especial I

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Egan.
2 años atrás.

Me dejé caer al lado de la chica que tenía delante, al lado de Alba. Mientras trataba de controlar mi respiración, la observaba, puesto que ella estaba igual que yo.

Su cuerpo desnudo, que estaba comenzando a tapar con una fina sábana que había a su lado.

Sus ojos marrones oscuros, que me hacían recordar que cuando les daba el sol, eran de un color mucho más claro. Parecido a la miel.

Su pelo lacio, que se había cortado hace unos días por los hombros. Acompañaba a sus ojos.

Sus labios rosados, ahora un poco más rojizos, que principalmente estaban así por mi culpa.

Su cuello, algo bronceado, pero que ahora tenía varias zonas con colores morados. Eso también era mi culpa.

Todo su conjunto, una combinación que la hacía ser tan jodidamente preciosa.

Ahora sus ojos no me miraban, sino que miraban al techo de mi habitación. Su pecho se agitaba inquieto acompañando al mío.  

Ambos acabábamos de llegar a ese éxtasis.

Nuestro éxtasis.

Su pelo despeinado dejaba caer un mechón por su rostro, el cual aparté con mi mano, para dejarlo detrás de su oreja.

Estaba muy guapa.

Después de todo el rato que estuvo mirando al techo mientras nuestras respiraciones se tranquilizaban, giró su cabeza en mi dirección, para mirarme.

Sin embargo, mientras yo pensaba en ella, en nosotros, Alba cambió su expresión. Hizo un intento de sonreírme, por acariciar sutilmente su mejilla después de apartarle el mechón, pero no consiguió hacerlo.

Entonces, en ese momento, comenzó a llorar.

Vale, ¿Ta mal había estado?

-          Oye, ¿Estás bien? – Vaya pregunta más tonta, pues claro que no lo estaba. – ¿Qué te pasa?

Con mi mano seguí acariciando su mejilla, usando mi pulgar para ello, y también limpiando algunas lágrimas de su mejilla.

-          Yo no quería hacerte daño. – Se paró unos segundos para tratar de respirar y recomponerse para hablar, porque el llanto no la dejaba. – Lo siento mucho.

No la entendía, no sabía de qué hablaba.

Mientras que mi ceño se fruncía, en una expresión interrogante, acomodé mi cabeza, la cual estaba apoyada en la almohada que estaba compartiendo con Alba.

Estábamos a pocos centímetros, pero eso se rompió porque ella se incorporó. Puso sus manos sobre el colchón y levantó su cuerpo, quedándose sentada en la cama, tapando sus pechos y cuerpo con la sábana.

No había dejado de llorar.

Yo hice lo mismo que había hecho, usando la misma sábana para taparme de cintura para abajo, puesto que tampoco tenía ropa.

Ahora sí, puse ambas manos en su rostro, usando mis pulgares para limpiar sus lágrimas y la palma de mi mano para dirigir su cabeza en mi dirección, para que me mirara a los ojos.

No la entendía y quería hacerlo.

-          Yo… Te quiero mucho.

Estaba a punto de contestarle “ya sabes que yo también”, cuando una notificación en mi móvil saltó.

No iba a hacerle caso, hasta que saltaron unas cuantas más.

Yo solía tener a todo el mundo en silencio, y cuando me llegaba algo, sabía que era importante.

23:22 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora