Estaba decidida: la iba a matar.
- Riley, te prometo que tengo que colgar, no te enfades, te quiero.
Le di un par de besos a mi móvil antes de pulsar el botón rojo que indicaba que la llamada había finalizado y abrocharme el cinturón. Ya me había regañado una azafata varias veces porque íbamos a despegar y yo no colgaba.
La miré sonriéndole, pidiendo perdón por milésima vez, y puse mi móvil en modo avión mientras ella se alejaba por el pasillo.
Encima de todo, era mi culpa. Había decidido darle la noticia sobre que tenía novio diez minutos antes de subir al avión.
Aún así, me reconfortó que me dijera que ya se lo imaginaba, porque el otro día en casa de Mario subí una historia. Era una foto de nuestras dos caras muy juntas, en blanco y negro, con un corazón rojo. Muy bien, faltaba poco para que medio mundo supiera la noticia; mi familia incluida.
Me lo había pasado muy bien hacía unos días en casa de Mario, y eso que fui bastante nerviosa. Me gustaba causar buena impresión y creía haberlo conseguido.
El viaje en avión se me pasó bastante rápido, de todas formas, de Madrid a París no se tardaba mucho. Iba solo para el fin de semana, vería a mi familia e iría a un evento al que me invitaron.
Más que por ver a mi familia, tenía mucha ilusión por ver a mi hermano, Adrián. Ya que estaba, tenía pensado visitar el sábado por la mañana a la señora Leone.
El viernes pasó rápido, no me dio tiempo ni de llegarme a mi casa; yo no llevaba maleta porque ya tenía suficiente ropa en nuestro piso de Paris. En menos de lo esperado estaba frente a un espejo, con varios maquilladores encargándose. Como el evento lo organizaba “Dior”, ellos se encargaron de todo.
Miraba el vestido que me tenía que poner en unos minutos a través de su reflejo en el cristal. Era maravilloso. Me alegraba mucho que me hubieran reservado uno que captara mi esencia.
Era un vestido largo de tirantes anchos, que se componía básicamente de capas de tela medio transparente. Sin embargo, no se llegaba a ver nada porque en la última capa de tela había flores y adornos de colores claros como el naranja o azul. Acompañando al vestido llevaba un bolso negro con unos tacones del mismo color.
Normalmente, no me gustaba asistir a esta clase de eventos, ni arreglarme tantísimo. Por otra parte, llevaba sin ver a Riley desde hacía casi un mes y este era nuestro único sitio para coincidir. Ella estaba estudiando y trabajando bastante como actriz, no tenía tiempo.
Mientras iba en el coche pensé en mi hermana. Nunca me había gustado asistir a eventos con mi familia, pero no podía evitar preguntarme si ahora que no peleábamos tanto me lo pasaría mejor. Ella tenía este fin de semana reuniones con Gabriel en Nueva York sobre cosas que no me importan, la verdad.
A lo mejor si estuviera aquí sería todo mejor. Nunca me había preocupado de socializar en esta clase de eventos, solamente conocía a la gente de vista, oídas y un par de conversaciones sin importancia. No me arrepentía de estar siempre con Riley, pero a veces me sentía sola.
Miraba mi móvil, como si por el hecho de mirarlo ya fuera a llegarme algún mensaje. Lo último que había escrito había sido a mi madre y hacía unas horas, para ver si mañana podía ir a darme un paseo con Adrián.
Nada más salir del vehículo las luces me cegaron, por unos segundos. Menos mal que estaba acostumbrada.
Decenas de flashes. Decenas de periodistas.
Estaban en la puerta del hotel donde se celebraba el evento para sacarnos fotos y al día siguiente salir en todas las revistas hablando de Dior y nuestros trajes y maquillajes.
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23:22 [COMPLETA]
Romance¿Qué le puede faltar a una persona que tiene todo lo que desea casi al momento? Avery Moore lo tiene claro: Libertad. Carece de la cosa que más necesita y ansía. Ha hecho un pacto con sus padres: Estudiará este año derecho, y el siguiente podrá deja...