No tardamos mucho en despedirnos de Carla y de su padre.Al menos, yo sí me detuve a darles las gracias mil veces antes de subirme en el coche, y de decirles por millonésima vez que estaba bien y que iba a descansar este fin de semana.
No había mirado ni preguntado la hora, pero seguro que era muy tarde. Esos minutos de despedirnos los sentí como si yo estuviera en una nube y mi cuerpo simplemente fuera por libre.
Hasta que me senté en el coche de Egan.
Me sentía incómoda, sabía que hacía esto por compromiso con la familia de Carla, no porque le apeteciera llevarme de madrugada a mi piso.
Antes de abrocharme me tendió su móvil, con el Google Maps abierto. Quería que pusiera la dirección de mi casa para así saber por donde es.
Cogí su teléfono y puse mi dirección, luego se lo devolví y él en vez de darle a “iniciar” y ponerse a conducir mientras el móvil le indicaba la ruta, se dedicó a mirar la calle que era.
A lo mejor pasaron cincos minutos en los que yo ya me había abrochado el cinturón y estaba lista, así que me quedé mirando por la ventana la casa de Carla.
No era grande, ni tampoco muy pequeña. De un tamaño normal, como todas las de la zona. Comparada con las de mi familia, era pequeña, pero si vivían pocas personas seguro que era perfecta.
No tenia jardín, sino que una reja separaba el pequeño “porche” y la cochera de la calle. Estaba pintada de blanco, a los laterales, junto a la canal, había ciertas decoraciones con ladrillos. Las tejas eran rojas, pero se había desgastado el color con los años.
Traté de no mirar a Egan, de vez en cuando le llegaba algún mensaje y él resoplaba. Dejé de mirar la casa de Carla para mirar a su móvil disimuladamente. Juro que sólo quería ver la hora, pero llegó un mensaje en ese momento y lo tapó.
Era de una chica con el pelo marrón, la foto se veía pequeña así que no pude distinguir mucho más.
Inmediatamente, dejé de mirar, y eché un vistazo a la hora que marcaba la placa digital del coche.
¡¿Las 4:58am?!
Sabía que era tarde, pero no sabía que era tan tarde.
Dejé de darle importancia a la hora y escuché como Egan apartaba el móvil, dejándolo en una bandeja al lado de la palanca de marchas.
Supuse que estos minutos había estado viendo donde vivía y el mejor camino para ir con el coche. Si a mi me estuvieran llegando constantemente mensajes también preferirá eso a poner una ruta del google maps.
El coche arrancó, y dejamos a Carla, a su padre y a su casa atrás.
No sabía si decir algo o no.
Nos habíamos sumido en un silencio incómodo y que sólo radiaba malos sentimientos.
- Gracias.
Rompí el silencio, hablando casi como en un susurro.
No lo miré al hablar.
Me limité a mirar al frente, y eso fue mejor, porque cuando me contestó supe que había hecho bien en no mirarlo.
- No te confundas. Lo hago porque me lo ha pedido Luis, no por ti.
Toma, por lista.
Su voz sonaba seria, distante y fría.
Yo no estaba acostumbrada a que me hablaran así, y en otras circunstancias hasta puede que hubiera llorado, si me lo hubiera dicho alguien importante en mi vida, pero él no lo era.
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23:22 [COMPLETA]
Romance¿Qué le puede faltar a una persona que tiene todo lo que desea casi al momento? Avery Moore lo tiene claro: Libertad. Carece de la cosa que más necesita y ansía. Ha hecho un pacto con sus padres: Estudiará este año derecho, y el siguiente podrá deja...