Mi hermana no tardó en irse a la mañana siguiente, tenía cosas que hacer y le tocaba limpiar el piso.
Yo, por el contrario, estuve tres días durmiendo. Cuando me cansaba de dormir, leía o veía alguna serie, así hasta que acabé cansada de descansar. Durante tres días sólo abandoné la cama para ir al baño y a la cocina.
Una vez que salí de ese encierro placentero tardé unos días más en ir a clase. Carla me fue pasando lo que habíamos hecho en todas las clases y, aunque le costó venir, Chris vino varias veces a dejarme también sus apuntes.
No había hablado nada con Egan, solo sabíamos que íbamos a hacerlo, pero todo parecía un caos. Para poner fin a eso, le mandé un par de mensajes.
José Luis Cañas era el hombre que iba a comprar El Tántalo, ya había hablado con él lo de contratar a Egan. El mismo día que yo iría con los abogados y gestores a firmar la venta, él iría un poco más tarde para la entrevista.
La entrevista de trabajo era innecesaria, lo iba a contratar de todas formas. Sin embargo, también era necesaria, para que sus compañeros de trabajo no lo vieran como un “enchufado”.
Llegó el miércoles.
Me vestí con unos pantalones de traje azul pastel, claro, y una blusa negra. Era muy bonita y elegante, con poco escote. Me puse una chaqueta a juego con los pantalones y por último me abroché los zapatos, llevaban poco tacón y eran negros también.
Me miré al espejo, arreglando mi pelo. Quería causar una buena impresión. Sabía que el comprador no se iba a echar para atrás, pero sólo quería quitarme esto de encima y tener tiempo libre.
Sonreí antes de salir cogiendo mi bolso y las llaves del coche. Las había puesto en el cesto de las llaves el primer día que llegamos y no las había vuelto a coger.
Bueno, estás sola, no pasa nada.
Quise ahuyentar los pensamientos y eso hice, puse la radio y me distraje mientras conducía, llevando mi mente a la carretera.
Al llegar aparqué un poco lejos, pero no mucho, porque no había sitios libres. En la puerta ya me estaban esperando el gestor que me iban a acompañar y mi abogada.
Los saludé cordialmente y todos entramos y fuimos muy bien recibidos. Después de un largo rato acabando de acordar todo, firmé los papeles y el señor Cañas también.
Una cosa menos.
Nos estrechamos las manos, yo no podía evitar estar demasiado contenta.
Había tenido el local por muy poco tiempo, y me había gustado. Sin embargo, tenía que admitir que era algo que se escapaba de mis manos actualmente. No tenía tiempo, y tampoco quería dedicarme a esto.
Seguro que el señor Cañas conseguía llevarlo mejor que yo, por algo era ya dueño de tres grandes y famosas discotecas de la ciudad.
Él mismo no iba a entrevistar a sus empleados, ya tenía a gente contratada para eso. Por eso, me propuso tomarnos una copa, sin embargo, tuve que rechazarla. Estaba esperando a Egan y era importante que habláramos y aclaráramos todo.
Me pedí una cerveza y me senté en uno de los reservados con sofás a esperar.
El local estaba cerrado, no lo abriría hasta dentro de unas semanas, pero ya había un camarero aprendiendo ciertas cosas, y me sirvió encantado.
Mientras estaba ahí, no para de sonreír mirando mi móvil. Ya sólo tenía las redes sociales, que no me las tomaba como un trabajo, pero que de vez en cuando tenía que subir contenido porque había marcas dándome dinero. Por lo demás, era libre.
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23:22 [COMPLETA]
Roman d'amour¿Qué le puede faltar a una persona que tiene todo lo que desea casi al momento? Avery Moore lo tiene claro: Libertad. Carece de la cosa que más necesita y ansía. Ha hecho un pacto con sus padres: Estudiará este año derecho, y el siguiente podrá deja...