Cuando me levanté aquel viernes por la mañana, en París, todo parecía surrealista.
Llevaba meses de falsa relación y estas últimas semanas había consistido en mantener una falsa relación con el chico al que besaba y más que eso.
Era lógico que quitáramos el adjetivo "falsa" de nuestra relación.
Sin embargo, nada parecía diferente, y a la vez todo lo era.
Verlo despertarse con esa familiaridad, escuchando su gruñido porque le encantaba dormir. Era la primera mañana que podía decir "novio" pero lo miraba al igual que lo había hecho las decenas de veces que lo había visto así.
Por suerte, mi familia venía hoy, pero nos veríamos directamente en la fiesta y no vendrían al piso.
Nosotros nos habíamos tomado el viernes como descanso.
Después de desayunar tranquilamente, nos dimos un paseo buscando algunos "souvenirs" para su familia, y el día acabó volando.
Era extraño que el 14 de febrero alguien hiciera una fiesta sin revelar bien el motivo.
Por cierto, sí, curioso que Egan y yo empezáramos a ir en serio el día 13 de febrero.
De todas formas, los dos nos duchamos y arreglamos para la ocasión.
No era algo muy formal en el sentido de necesitar ropa patrocinada por grandes marcas, ni de necesitar maquilladores. Era una cena y fiesta en la casa de los Brissen con una gran noticia que iban a anunciar.
Yo había optado por una falda y un top a juego, que parecían un vestido. Era de color verde oscuro y brillante, ajustado. Mi pelo rubio suelto. Un abrigo, tacones y bolso negros.
Tampoco quise pensar mucho ni darle muchas vueltas a como iría vestida.
Egan llevaba un traje negro, con una camisa blanca, pero la corbata era verde oscuro. Cuando en Madrid me dijo que eligiera una, lo hice sabiendo que yo iría también de ese color.
Me miraba esbozando una sonrisa de medio lado mientras que yo me ponía el abrigo, lista para salir.
Me sorprendió su silencio.
- ¿Qué? ¿No vas a decirme lo fea que estoy? Déjame adivinarlo, parezco una vagabunda.
Le pregunté al ver que no me quitaba ojo de encima y seguía cada movimiento con sus ojos.
- Voy a decirte lo guapa que estás, lo mismo que pienso siempre pero nunca digo.
Se acercó a mi para dejar un beso en mi frente y siguió caminando para salir de mi cuarto.
La que se quedó atónita fui yo.
Había comenzado a acostumbrarme a sus insultos que escondían cumplidos, pero escuchar eso directamente era otro rollo diferente.
- ¿Te vas a quedar ahí toda la noche?
Dijo desde la puerta al ver que yo no me había movido.
Caminé en su dirección, dándole a entender que ya nos íbamos.
Dejé un par de palmadas en su espalda al llegar a su altura y Egan pasó su brazo por mi cintura, acercándome un poco más a él.
- Por mucho que la vagabunda se ponga de seda... Vagabunda se queda.
Me dijo casi en un susurro y yo lo miré con el ceño fruncido, evitando sonreír.
- Por mucho que el imbécil estudie derecho... imbécil se queda.
Le contesté viendo como se reía ante mi comentario.
Habíamos salido del piso y cerré la puerta. Al bajar a la planta baja del edificio, dispuesta a llamar a algún chófer de mi familia, Antoine me sorprendió.
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23:22 [COMPLETA]
Romansa¿Qué le puede faltar a una persona que tiene todo lo que desea casi al momento? Avery Moore lo tiene claro: Libertad. Carece de la cosa que más necesita y ansía. Ha hecho un pacto con sus padres: Estudiará este año derecho, y el siguiente podrá deja...