Pérdidas: II

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ALEKSANDER.

Regresó al barco de crucero cargando a Jonathan Ramírez. Como me lo supuse llegué a tiempo para el rescate. Su tanque de oxígeno ya estaba vacío y la presión hizo que perdiera el conocimiento. Su cuerpo iba de caída siendo atraído por la presión de las turbinas del yate y de no ser porque logré jalarlo lejos de estas hubiese muerto trágicamente.

Tuve retraso para volver al crucero. Cargar a un hombre que pesa lo mismo que yo no fue fácil y menos cuando tuve que darle mi oxígeno para mantenerlo vivo.

Martina, Domenica y Danae corren a auxiliarnos. El piloto estuvo demasiado tiempo sin aire bajo el agua. Su maldito y estúpido traje no sólo se le acabó el oxígeno sino también ayudó a que quedara inconsciente con mayor facilidad.

Eric me ofrece la mano ayudándome a subir por completo y cierra la escotilla por donde salí. Me quito la máscara y dejó el tanque a un lado soltando mi traje. Danae se apresura a auxiliar al piloto quien aún está inconsciente tendido en el suelo. Con unas tijeras corta el látex del traje dejando su pecho libre. Comienza con maniobras de reanimación cardiopulmonar y respiración boca a boca.

Martina Martínez le entrega una jeringa con adrenalina y Danae se la clava en el pecho a Ramírez quien de un sobresalto abre los ojos y respira con dificultad luego de más minutos de reanimación.

—¡Eso es maldición! —grita la rubia abrazándolo con fuerza. —¿Creíste que te dejaría morir hijo de puta?

—¿Te preocupas por mí, jefa? —dice bajo y débil el piloto.

—Sería un pecado dejar morir a un hombre tan caliente como tú. —contesta ella.

Suspiro aliviado.

Perder miembros de mi División no es algo que me vaya a permitir. Me alivia que el rescate del hombre estuviera bien, pero por otra parte no puedo hacer que desaparezca esta sensación amarga que me produce ver a Danae tan cariñosa y cercana con él

Para nadie en la División Roja es un secreto que ellos han tenido un par de encuentros pero hasta donde sé sólo fueron eso. No dudo que Danae se sintiera atraída por el tipo.

Es un hombre demasiado atractivo: mide más de 1.85 su cuerpo es tonificado y su cabello marrón y su barba y bigote tienen una perfecta presentación.

—Gracias, jefe. —dice el moreno una vez lo ayudan a levantarse. Danae deja que él la rodee por los hombros acercándose de más a él. —Usted me salvó la vida

—Descanse soldado. —digo sonando más enojado de lo que debería.

—Sí señor.

—Vamos. —habla ella de nuevo.

Dan un paso pero en cuanto escuchan mi voz de nuevo se detienen. Las palabras que salen de mi boca hacen que toda mi División centre sus ojos sobre mi. Y si soy sincero ni siquiera se por que digo:

—Deja que el Sargento Martínez se encargue del piloto. Tu, Danae quédate conmigo. —aclaro mi garganta. —Necesito un chequeo médico a profundidad.

—Martina, encárgate. —dice ella sin discutir. —Iré a verte esta noche.

El colombiano asiente confuso igual que la argentina quienes se marchan después de unos minutos.

—Smith y Ferré quiero un reporte exhaustivo donde este los nombres e información detallada de cada una de las personas que tuvo acceso a manipular los equipos de buceo. En cuanto regrese Dmitry quiero que revisen su equipo.

Camino por la zona de camarote seguido de Danae. No se que estoy haciendo y porque la estoy guiando hasta mi dormitorio pero me niego a dejarla ir sola con su amante en turno. Solo imaginarme que él la bese o toque hace que mi cólera se suba a la cabeza.

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