Capítulo 55: Cautivo

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—Te dejaré salir cuando te calmes y dejes de agredir a nuestros Halcones. —habla el ruso del otro lado de la puerta.

No tengo una idea clara de cuánto dormí, pero lo que sí tengo claro es que quiero golpear a todo aquel que le ayudo a Aleksander Tiziano Boss a engañarme.

En cuanto desperté no dude en intentar escapar, algo que es imposible debido a la seguridad de esta casa.

—Te odio. —gruñó sin fuerza.

—Lo sé pero no podíamos permitir que te pusieras en peligro. Por favor enciende el iPad qué el jefe dejo para ti.

No contestó, me muevo por la habitación hasta conectar el iPad a la pantalla plana del dormitorio. Siento que ya no tengo más lagrimas de tanto llorar en las últimas horas. Reproduzco el video en donde aparece mi marido.

—No pediré perdón porque no me arrepiento de nada. Sé que me estas odiando tanto como yo te amo en este momento. —suspira —Danae, enserio lo intente, intente hacerlo a ti manera y que tu lo resolvieras porque créeme que sé que eres capaz de hacerlo pero también sé que si por lograrlo pierdes la vida no dudarás. —continua. —Me imagine una vida en la que no existía ningún Arcain, qué nos libraremos de ese malnacido para siempre y en donde mi hijos serían felices creciendo a mi lado y todo eso se veía tan bien para todos menos para mi. Eres testigo de que como padre fracase, cuando saliste de mi vida y la de Dante amargue a nuestro hijo y no supe cómo avanzar. En cambio tú con nuestra hija, la llenaste de amor y le diste una vida feliz a pesar de estar en medio del infierno.

Suspira y se queda en silencio por minutos. Suspiro tratando de controlar el nudo creciente en mi garganta. Mi corazón se oprime porque aunque no quiera una parte de mi esta tomando este video como despedida. Siento que esta será la última vez que lo veré porque morirá por mi, por nuestros hijos.

—Mi decisión no es porque no confíe en ti, es porque mi amor es egoísta, no es un amor sano donde ambos decidimos conversar. Mi amor me lleva a pensar solo en lo que yo deseo y necesito. Y te necesito viva, feliz y criando a nuestros hijos para que estén listos para el mundo y así nadie los pueda dañar. —sonríe de lado. —Cuando en la escuela te preguntan ¿cual es tu propósito de vida? Muchos no sabemos que responder y eso es porque quizá en ese momento no lo sabemos. Bueno, yo ahora lo sé, mi propósito de vida fue conocerte disfrutar de un amor oscuro y profundo. Un amor del cual nacieron dos razones para que seas feliz. —continua. —De los dos tú eres la más fuerte porque podrás vivir sin mi, algo que yo jamas podría llegar a conseguir.

Apago la pantalla y grito arrojando lo que encuentro contra la ventana. Los cristales de los cuadernos y floreros caen al suelo mientras mi prisión se mantiene intacta.

La puerta se abre cuando estoy de rodillas en el suelo con las manos sangrando a causa de los vidrios qué saltaron cortando mi piel.

Andrew entra y se acerca a mí envolviendo mis palmas en una toalla blanca mientras me abraza con fuerza. Intentó separarme pero no me lo permite, me consuela en silencio por varios minutos hasta que me aparto limpiando bruscamente mis mejillas.

—Dejame salir ahora. —exigo.

—No puedo. —murmura.

—Si Aleksander muere, no te lo perdonaré jamás.

—Lo sé pero aún así vivirás para mis nietos.

—¡No quiero ser la damisela en apuros! ¡Quiero ir con mi marido! —grito.

—Jamás serás una damisela, eres la rebelde secuestrada para poder salvar tu vida.

—¿Sabías que él haría esto? —Mi pregunta suena más a afirmación. —¿Por qué no me dijiste?

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