Capítulo 25: Enemigos.

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ALEKSANDER.

La oficina se me hace un lugar tan vacío y las miles de carpetas con información de los Diatchenko no son suficientes para mi. Mi División se mueve de lado a lado: Katie intenta hackear ubicar el localizador de mi hermana pero le es imposible.

Cassian ha convocado a los mejores soldados del lugar para ayudarnos en una búsqueda de más de 48 horas fallida.

En una situación donde la persona mas importante para mi esta en riesgo mantener la calma y pensar con cabeza fría no es una opción para mi. Danika es mi más grande punto débil, tocarla a ella es apuñalar mi corazón sin piedad.

—No lo consigo. —habla Katie. —Lo lamento jefe, es como si Diatchenko bloqueara mi equipo y me hiciera imposible encontrarla.

—¡Y así te haces llamar la mejor! —grita Cassian. —Se supone que mi novia estaba protegida por tu puto localizador de mierda que en este momento es menos que un estorbo.

Mi capitana niega y me observa disculpándose antes de volver a meter la cabeza en las miles de pantallas de la mesa frente a ella.

El teléfono de mi oficina resuena llevándose la atención de todos y Causando que un silencio repleto de tensión invada la sala.

Mi secretaria se avienta sobre este pero la detengo con la mirada y soy yo quien presiona el botón del altavoz.

—¿Qué?

—Me gustan las princesas de melena rojiza y ojos verdes esmeralda.

—Sobra advertir que cada lagrima de mi hermana será un puñal en tu pecho. —gruñó haciendo de mi mano un puño.

La capitana intenta localizar la llamada trabajando en equipo con los demás hacer de la central pero es imposible.

—Vale la pena, es preciosa. Ahora escucha Aleksander, sal de tu nido de perros y habla conmigo como los hombres. —exige. —Ambos sabemos que ellos no lograrán rastrear la llamada.

Tomo el teléfono y llendo en contra de todos me apartó. Busco un lugar solitario antes de retomar la llamada con este cretino.

—Habla.

—Es realmente jodido no verle la cara al que se convirtió en mi más grande dolor de cabeza.

—La FES si sabe cuidar sus pasos.

—La FES no, tú sí. Eres un maldito hijo de puta que no te basta con arruinar mis negocios y encerrar a mis hombres. Sino también te metes con mi mujer.

—Quiero a mi hermana de vuelta ¡Ahora!

—Lo de tu hermana es un castigo por meterte con mi mujer. No te imaginas lo que deseo hacer con ella.

—¡Jodete!

Doy un golpe en la puerta frente a mi y sujeto con mayor fuerza el teléfono.

—Dato curioso, mientras tu buscas a tu hermana por cielo y tierra, Ciara se prepara para huir y traicionarte.

—¡No digas mierdas y dime que buscas!

—Quiero mi tarjeta madre.

Abro los ojos de más caminando hacia el enorme ventanal del pasillo donde me encuentro en medio de la oscuridad.

—Eres estúpido ¿verdad? Nosotros no tenemos tu juguete.

—Tu no. Ciara sí. —sus palabras me causan un mal sabor de boca, pero aún así me niego a aceptar. —Nos engaño a ambos, ella sólo se guarda lealtad a sí misma. Ha participado en cada una de tus misiones a través del mundo para buscar mi tarjeta y siempre la ha tenido bajo su poder.

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