Capítulo 14: Estambul

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ALEKSANDER 


—El cargamento de armas llegó esta madrugada. —informa Will mientras nos da un recorrido por la bodega llena de contrabando. —Aún sigo sin creer cómo conseguiste esta mercancía. La rusa jamás haría negocios con nosotros. 

—Ya te lo dije, mi socio y yo robamos la mercancía. —respondo sin ánimo. 

—Y tu "socio" ¿es de confianza? 

—Tanto como yo. 

Me detengo frente a una enorme caja de armas rusas, las cuales me proporcionó Maksym Boss para poder hacer el negocio y finalmente ganarme la confianza de esta gente. 

—Te propondré esta noche como nuevo miembro de la Unión. Luego de este regalo tan impresionado mi líder Alessio no dudará en aceptar. 

—Esto no es un regalo. —tomó una metralleta y acarició despacio el metal. —Es un negocio, quiero mi dinero ahora. 

Will asiente y sonríe dándole una señal a su segundo al mando quien se encamina hacia la oficina que queda al final del lugar. 

Eric me observa en silencio estudiando cada pequeña fracción de la situación. Sabe perfectamente que estamos en la boca del lobo y que el más mínimo desliz nos podría dejar en evidencia. 

He trabajado años como un infiltrado para llegar a donde estoy. Ganarse la confianza de Will no es nada fácil, este tipo es el sabueso más hábil de Diatchenko por algo es quien está a cargo de todo en cuanto a mercancía y drogas se trata. 

Will tiene casi sesenta años pero su físico hace creer que está por los cuarenta. Trabajo con el abuelo de Diatchenko, burlando a la FES por años. Es quien tiene y conoce a todos las buenas y potenciales alianzas letales que está familia de suizos puede tener. Pero como bien dicen por ahí, para todo hay una primera vez y el primer error que cometió Will es confiar en mí. 

—Dan,¿Quieres ir a pasarla bien un rato? —pregunta Will una vez su segundón le entrega mi dinero a Eric.

—No soy fanático de meter mi polla en cualquier lado. 

—Como quieras. La nueva mercancía que tiene Alessio está para morirse. 

—Ya dije que no. Estaré en la ciudad un par de meses más, llámame cuando Alessio Diatchenko quiera hacer negocios. 

Le doy una señal a Eric y el español me sigue buscando la salida de la bodega. Subimos al auto y acelero rumbo a nuestro hotel. Mi acompañante arroja el dinero en la parte de atrás del auto y se quita los lentes de sol antes de soltar un suspiro. 

—Siento que ese tipo aún desconfía. 

—Lo hace. —afirmó. —Por eso hay que movernos con sutileza. 

—De acuerdo, jefe. —revisa su teléfono y sonríe para después enseñarme una foto en su teléfono. —¿Acaso no tengo la mejor esposa del mundo?

Algo en mi pecho se remueve cuando veo la fotografía en el IPhone. Es Katie Smith junto a Danae, ambas sujetando un cartel hecho a mano que dice "Tu mujer y tu nuevo hogar ya te extrañan" 

—Qué bello. 

—Bello es poco. —sonríe el español. —Creí que el matrimonio sería una atadura apero por el contrario, cuando comparto tiempo con mi esposa me siento más libre que nunca. 

—Maravilloso. —digo sin despegar la mirada del camino. 

—¿Nunca te has sentido así? ¿Libre? 

Si. 

—Ya sé a dónde vas y no tendré esta conversación contigo. 

—Solos amigos, te cuento hasta cuantas veces voy al baño en cambio tu nada. 

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