Capítulo 33: Ataque.

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La pelea vuelve a retomar después de un mínimo descanso de 10 minutos. Aleksander se ve bastante destruido, su rostro es un completo desastre cubierto de sangre a tal punto que sólo se logra distinguir ese color verde grisáceo de sus ojos. 

Estoy haciendo mi más grande esfuerzo por resistir y no meterme en medio a defenderlo. Es como si se estuviera dejando vencer a propósito. 

—¡Y el ganador aún invicto es nuestro genial campeón! 

Grita el orador en medio del ring subiendo la mano del maldito que golpeó a Aleksander. 

Todos aplauden y alaban al vencedor. Nuestro puto blanco le da una señal a sus hombres los cuales se encargan de sacar casi cargado a mi Halcón. 

—Nos vamos a casa. —suelta ordenando a todos los que estamos a su alrededor. 

Como si se tratase de niños, todos comenzamos a seguirlo hasta las camionetas que nos esperan afuera. . 

—Vamos. —pide el doctor Mazharok. 

—¿Qué sucede? ¿Porque perdió si es el mejor? —comenta la italiana que cuelga del brazo del blanco. 

El tipo le clava una mirada de odio la cual la silencia en segundos. 

—Hablas cuando lo pida. —amenaza. 

Una vez en el lugar debo esperar más de dos horas para poder ver a Aleksander. Entro a su dormitorio para encontrarme con su cama cubierta de algodones llenos de sangre. 

—Te ayudó. 

Sus ojos van a los míos y me observa en silencio ofreciendo el algodón. Lo tomo y comienza a limpiar las heridas en su pecho, no muestra expresión alguna justo como cuando nos conocimos. 

—¿Ahora es parte de esto? —pregunta molesto refiriéndose a Mazharok

—Sí. —digo bajo. 

—¿Por qué? 

Subo los hombros. 

—Es conveniente. 

—Creí que yo decidía lo conveniente —dice apretando los dientes. —Soy tu jefe. 

Suspiro.

—No hablemos de eso. —pido amablemente. 

Varios minutos después termina asintiendo con la cabeza.

Una leve sonrisa aparece en mi rostro, es algo natural lo cual no puedo evitar cuando lo veo en esa pose de molestia y enojo que no sabe disimular. 

—No lo quiero cerca. 

—Es… 

La puerta se abre dejando ver al imbécil que muero por capturar. Me aparto un poco y lo observo en silencio. Esta con su hombre de confianza quien no me quita la mirada de encima. 

—Mi campeón no necesita distracciones —me reprende. —, Por otra parte….el doctor sí. 

—¿De que habla? —pregunto confusa. 

—Ya me informó de la aventura que tiene contigo. Al menos así mantendrás a mi cqmpion lejos de ti. 

Mis ojos van a Aleksander quien no dice ni una sola palabra. 

—Tu amiga —continua —, quizo hacerse la difícil —comenta —Tuvo que enseñarle quien es el rey aquí, mi médico la está curando fui bondadoso. 

Comprender no me cuesta tanto. Me levanto de la cama y salgo chocando mi hombro con el suyo en acto. 

Avanzó al cuarto del miembro de mi División para encontrarme a la Italiana hecha una mierda. Este maldito la tomo de saco de box, apenas y se puede mover. 

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