ALEKSANDER.
Danae es una mujer transparente hasta el punto que ella quiere. Se muestra tal cual es sin temer, dice lo que piensa y actúa como le da la gana siempre. Pero, cuando no quiere dejar que alguien entre más a fondo pone una pared de hierro que impide verla.
Si soy sincero conmigo mismo, no se que mierda estoy haciendo, no se porque ella me lleva a actuar de una manera que jamás imagine hacerlo. Como bien lo dijo, ella apuntó a mis instintos bajos los cuales no había despertado antes de conocerla.
Justo ahora no puedo dejar de mirarla, rubia o con la melena azabache es toda una belleza. La melena oscura trajo el recuerdo de mi cumpleaños número quince en Estambul, cuando la encontré nadando en el amanecer, cuando me besó y me dejó soñando con ella desde ese momento.
Me gusta, y eso es más que obvio. Decidí esta vez dejarme llevar por mis instintos, disfrutar del momento sin pensar en lo que vendrá después. Al final ella es una mujer que jamás estaría interesada en una relación cuando se canse de mí buscará otro y todo terminará.
—¿Y si me pintas desnuda? —comenta paseándose por mí departamento. —Así como en Titanic. Sería jodidamente caliente.
—La pintura para mi es algo muy íntimo. Solo mis padres y hermana han visto lo que pinto, Danae.
Sirvo un vaso de agua y me acomodo en el sillón viendo como baila sin música descalza rodeando todo el salón.
—Quiero ver tu arte. —insiste. —¿Qué mejor que me pintes desnuda?
Se sube a la mesa de madera frente a mí y chupa jodidamente la sensual paleta roja que tiene en la boca. La sujeta con los dientes y sonríe con picardía.
La mezcla de su mirada llena de lascivia y la sonrisa de niña buena que tiene es letal, además de ese dorado en sus ojos es lo que más me gusta.
—Arruinarás mi mesa. —susurro con mis ojos fijos en los movimientos de sus manos. Dejó mis brazos a lo largo del espaldar donde me encuentro y alzó más la barbilla. —Bajate de ahí Danae.
Sonríe aún más y se inclina para dejar en mi boca la paleta. La pruebo y trago fuerte cuando vuelve a dejar su espalda recta y comienza a sacarse la ropa a medida que sus caderas danzan en círculos tentadores
No importa cuantas veces la vea desnuda siempre termino hechizado por su cuerpo. Sus senos son grandes, muy grandes y deliciosos los cuales adornan su cuerpo y sus curvas notorias.
Algo que me he cuestionado desde que lo vi por primera vez es la enorme cicatriz en forma de cruz en la zona lumbar.
—¿No tienes algún fetiche exótico Aleksander? —pregunta soltando el botón de su pantalón camuflado y lo baja a medida del movimiento de sus caderas.
Sonrío de lado. —Me gusta como se escucha mi nombre en tus labios.
Ríe bajo y gira despacio dándome la espalda me enseña ese hermoso culo que tiene. Se quita la lencería de encaje y me la arroja, la atrapó en el aire e instintivamente las llevó a mi bolsillo.
Mi cuerpo quema la polla parece que me explotara, desde que la conozco estoy por pensar que todo yo le pertenece ya que cada vez que la veo me siento su esclavo.
Una vez desnuda, vuelve a inclinarse clavando las rodillas en la mesa y se acerca a mí. Me da un beso corto y baja su mano por mi pecho hasta tocar el bulto que sobresale en mi pantalón, lo presiona y me es imposible no gruñir. Quiero montarla ahora. Necesito explotar en ella y escuchar esos jadeos.
—Dicen que un artista necesita inspiración. Vamos mi candente TB —muerde su labio—, Quiero que me retrates desnuda.
Sacó la paleta de mi boca y la llevó a la suya. En un rápido movimiento me levanto cargándola en mi cintura. Tener una mujer como ella desnuda encima hace que me sienta en el paraíso.
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Dérive
RomanceHe pasado mi vida entera dedicada a una sola cosa: la FES (Fuerzas Especiales Secretas) congraciandome como la mejor Halcón de mi central y llevando en alto mi uniforme con más medallas que cualquier otra mujer en la historia. Siempre me he caracter...